El Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte propuso a varios países evacuar sus misiones diplomáticas, advirtiendo que no podría garantizar su seguridad a partir del 10 de abril.
En la antesala de la sangrienta Guerra de Corea que se
libró entre el norte y el sur de la Península de Corea, el 25 de junio
de 1950, y duró tres años, los expertos de varios países pronosticaron
posibles guiones del desarrollo de los acontecimientos, como lo hacen
ahora, y ofrecían recomendaciones a sus Gobiernos y Estados Mayores en
materia de la preparación para la guerra. Pero todos, sinceramente,
esperaban que se lograse prevenir el conflicto armado. Hasta el entonces
líder de la URSS, Iósif Stalin, actuaba con mucha prudencia, apoyando a
su homólogo norcoreano, Kim Il-sung, para no contribuir a la escalada
del conflicto.
A día de hoy, la mayoría de los expertos
internacionales opina que las amenazas provenientes de Corea del Norte
es un farol. Pero nadie, a excepción de Pyongyang, dispone de una
información fiable sobre los reales arsenales nucleares de Corea del
Norte.
Según el director del Centro de Estudios
Políticos, Vladimir Evséev, tras la realización de tres pruebas
nucleares, Corea del Norte puede disponer de unos veintiocho kilogramos
de plutonio para uso militar. En su entrevista concedida a La Voz de Rusia, Evséev señaló:
—Si
consideramos que una carga nuclear contiene cuatro kilogramos de
plutonio, se puede decir que, hipotéticamente, Corea del Norte es capaz
de fabricar siete cargas nucleares en base a plutonio, como máximo. Pero
no se sabe de qué modo Pyongyang puede realizarlo. Creo que, a día de
hoy, Corea del Norte no dispone de ojivas que puedan instalarse en
misiles. Se puede suponer que el plutonio con el que cuenta Corea del
Norte pudo emplearse para la fabricación de bombas nucleares, por
ejemplo. Pero no está claro cómo Corea del Norte podría lanzar estas
bombas en el territorio de Corea del Sur.
La
potencia máxima de una bomba de plutonio norcoreana no puede superar las
veinte kilotoneladas, mientras que su peso ascenderá a varias toneladas
y sus dimensiones serán demasiado grandes. Para que esta bomba llegue a
su objetivo es necesario un vehículo correspondiente, es decir, un
bombardero pesado. Es poco probable que las Fuerzas Armadas de Corea del
Norte tengan en sus arsenales aviones similares, opina Evséev.
A
juzgar por las estimaciones de expertos, los arsenales nucleares de
Corea del Norte están limitados a unas seis cargas nucleares de
plutonio, dijo a La Voz de Rusia Iván Konoválov, director del Centro de Coyuntura Estratégica:
—Pese
a las declaraciones de Corea del Norte de que sus fuerzas nucleares
estratégicas mantienen plena capacidad combativa, no está confirmado que
el programa nuclear de Corea del Norte fuera exitoso y que el país, de
hecho, disponga de armas nucleares. Parece que es un farol.
Mientras,
con el actual nivel de desarrollo de las tecnologías, Pyongyang puede
encontrar una aplicación hasta para una carga nuclear primitiva. Por
ejemplo, podría cavar un túnel subterráneo para explotar la bomba en las
proximidades de Seúl. También podría emplear buques civiles o aviones
de pasajeros en calidad de vehículos de las cargas nucleares.
Los
expertos destacan con frecuencia que las autoridades norcoreanas bien
pueden emprenderlo si el líder del país, Kim Jong-un, está bajo la
amenaza de ser derrotado, derrocado o arrestado en resultado de una
guerra convencional. Pero, hasta en este caso, no se puede excluir que
EEUU aseste un golpe de represalia contra Pyongyang, opinan los
analistas.
La situación es paradójica. No se debería
provocar a Pyongyang para que emplee armas nucleares, pero Corea del
Norte puede librar una guerra convencional. En tal caso, EEUU y Corea
del Sur se verán obligados a responder, lo que evidentemente conllevará
la derrota de Corea del Norte que, en este caso, podría hacer explotar
sus cargas nucleares por desesperación o miedo.
Sea lo
que sea, el desarrollo de los acontecimientos dependerá de si Corea del
Norte lanza sus misiles balísticos en los plazos anunciados y de la
trayectoria de su vuelo. Esperemos que se trate de un farol por parte de
Corea del Norte. Si es así, Pekín, Moscú y Washington deberían discutir
qué se podría ofrecer a Pyongyang, sin causar daño a la comunidad
internacional, para ganar tiempo hasta que los propios norcoreanos se
harten de divinizar a sus líderes, tanto a los muertos como a los vivos.
ek/rl/sm
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