Veintidós países rehúsan ratificar
el protocolo adicional del OIEA, lo cual podría evidenciar no solo sus
ambiciones, sino esfuerzos bien concretos para desarrollar el arma
nuclear.
Vladímir Voronkov, delegado de la Federación Rusa ante organizaciones internacionales en Viena, expone a La Voz de Rusia
la apreciación que los expertos rusos dan a los programas nucleares de
Irán y de Corea del Norte, así como habla de los países perinucleares:
—El
protocolo adicional no se aplica en cincuenta y siete países que
firmaron el llamado acuerdo sobre las garantías. Conforme con la Carta
del OIEA, esta entidad debe velar porque los programas nucleares civiles
no sean reorientados a los fines militares. Esto se implementa mediante
la aplicación de las garantías a tenor con correspondiente acuerdo que
los Estados no nucleares concierten con el OIEA.
Entre los documentos
del OIEA figura asimismo el protocolo adicional al acuerdo sobre las
garantías que habilita a esta entidad para impedir que los materiales
nucleares sean utilizados con finalidades no declaradas, permite
comprobar la ausencia de una actividad nuclear de perfil no declarado en
el territorio del país que haya firmado el protocolo adicional. Pero
este instrumento reviste un carácter exclusivamente voluntario, o sea,
los Estados deciden por su propia cuenta si firmar el protocolo
adicional o no. No se trata de una obligación, sino de un compromiso
voluntario a acatar voluntariamente determinados requerimientos.
El
protocolo adicional no se aplica Irán, Corea del Norte, Arabia Saudí,
Egipto, Argentina, Brasil, Qatar. En todos estos países se aplica la
garantía del OIEA que comprueba la no utilización, con finalidades no
declaradas, de los materiales nucleares allí donde los haya. Es una
cuestión de fondo.
Si
un país no es parte del protocolo adicional, esto no significa que
infrinja el Tratado de No Proliferación Nuclear. Simplemente, la
adopción de medidas adicionales requiere negociaciones ex profeso con
tales países.
Por
lo que se refiere a Irán, Rusia parte de que la declaración del primer
mandatario de la República Islámica sobre la ausencia de los planes de
desarrollo de armas nucleares corresponde a la realidad.
Pero
el OIEA quisiera obtener de Irán las respuestas a algunos
interrogantes, y Rusia apoya esta aspiración. Irán debería responder a
los interrogantes que provocan determinada extrañeza en la comunidad
internacional. Creo que tendremos que hacer mucho en este ámbito y ya se
emprenden importantes esfuerzos.
—Ya hace cuarenta y cinco años estaba claro que la proliferación nuclear podría poner al mundo al borde del exterminio.
—Primero,
crece el riesgo de empleo del arma nuclear. Segundo, ningún Estado
podrá sentirse seguro en semejantes condiciones. Enormes recursos se
invertirían en el desarrollo de las armas de disuasión, lo que no
tardará en incidir negativamente en el bienestar económico de la gente
de a pie. Sin hablar ya de las fatales consecuencias del empleo de las
armas nucleares. El principal factor que garantiza la no proliferación
nuclear es el respectivo Tratado y el sistema de control sobre el
cumplimiento de los compromisos asumidos por los Estados, vertebrado a
tenor con las cláusulas del Tratado en cuestión.
La experiencia de Corea
del Norte evidencia que un país puede gozar de todos los privilegios
que supone la adhesión al Tratado de No Proliferación Nuclear para
promover su programa nuclear civil y luego abandonarlo, cesar la
aplicación de las garantías del OIEA, reorientando los materiales
acumulados a las finalidades militares. Hemos de impedirlo. Creo que
precisamente esta laguna merece la más detenida atención por parte de
las cinco potencias nucleares oficialmente reconocidas, así como de
otros Estados firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear. Es
preciso emprender medidas que dificulten al máximo o incluso
imposibiliten la retirada de un Estado de este instrumento, dando a
entender bien a las claras que la comunidad internacional no tolerará la
repetición del precedente norcoreano.
Foto: flickr.com
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