La
información sobre la incorporación a la Marina de Guerra rusa de un
gran número de nuevos buques de superficie no ha salido a la luz pública
durante muchos años.
Mientras, se efectuaron varios cambios en la Armada rusa que deben modificar drásticamente su estructura.
Durante los próximos años, se pondrá en claro si la industria rusa es
capaz de fabricar en serie buques nuevos dotados de sistemas
universales de armamento.
La estrategia para modernizar la Armada rusa
El colapso de la URSS en 1991 no sólo generó cambios en la situación
económica y una turbulencia política, sino también planteó la necesidad
de elaborar una nueva estrategia de desarrollo de la Armada, tomando en
consideración la nueva coyuntura y tareas.
En particular, se decidió solucionar el problema de incompatibilidad
de sistemas de armamento heredado de la época soviética, cuando la Flota
era una aglomeración de buques de diferentes tipos y los submarinos se
estaban construyendo en pequeñas series y ofrecían unas diferencias
abismales en cuanto al armamento y equipos. El cumplimiento de esta
tarea empezó desde los buques pequeños.
Los buques más grandes destinados para la Armada rusa – fragatas del
proyecto 22350 - están construyéndose todavía. El buque insignia de esta
clase, el ‘Almirante Gorshkov’, puede entregarse a la Marina de Guerra
rusa hacia finales del año en curso para continuar las pruebas de varios
sistemas. Mientras, en los años 90 del siglo pasado, se creía que los
buques de este tipo constituirían el núcleo de la Armada rusa después de
su renovación.
Pero surgieron muchos problemas con la fabricación y financiación del
proyecto, el anterior dueño de los astilleros se declaró en bancarrota,
lo que postergó la puesta en servicio operacional de las fragatas de
este proyecto.
Debido a esto, se decidió incorporar a la Marina de Guerra rusa las
fragatas del proyecto 11356М, desarrollado para la Armada de la India
(las llamadas fragatas de la clase Talwar).
Continúa la construcción de las corbetas de proyectos 20380/20385 que
también afronta problemas. En particular, no está claro qué misiones
tácticas van a cumplir los buques tan grandes.
Rusia construye las corbetas del proyecto 11661 más pequeñas
desarrolladas incialmente para la exportación. Pero estos buques están
dotados del sistema universal de misiles Kalibr, como las últimas
fragatas del proyecto 20385. La Armada rusa necesita asimismo buques aún
más pequeños que se catalogan como ‘corbetas guardacostas’.
En los próximos años, la Armada rusa debe completar sus arsenales con
los buques nuevos y, además, se iniciará el desarrollo de buques más
grandes aplicando tecnologías avanzadas.
La Marina de Guerra rusa espera recibir portaaviones nuclear
Se baraja con frecuencia la posibilidad de desarrollar un
portaaviones nuclear. Durante el Salón Naval Internacional de San
Petersburgo celebrado a principios de julio pasado, fue presentado un
nuevo modelo conceptual del navío de este tipo de unas 80.000 toneladas
de desplazamiento que podría portar la versión naval del caza ruso de
quinta generación T-50.
Es prematuro evaluar este modelo desde el punto de vista de las
necesidades actuales de la Marina de Guerra. Se sabe que el Programa
Nacional de Fabricación de Armamento hasta 2020 no prevé desarrollar
portaaviones. Pero es posible que su construcción sea planteada en el
marco del siguiente Programa para el período de 2016 a 2025.
Además, sería oportuno definir las misiones a cumplir por los
portaaviones de la Armada rusa. Está claro que sería irrentable destinar
un gran monto de dinero para fabricar sólo un portaaviones de esta
clase, como es el ‘Almirante Kuznetsov’, el único que Rusia heredó de la
Unión Soviética. Así las cosas, sería necesario fabricar toda una serie
de portaaviones.
En cuanto a las misiones a cumplir, el arquitecto de la Armada
soviética, Serguéi Gorshkov, consideraba que la tarea prioritaria la
misión principal de los portaaviones consistía en reforzar la flota
submarina.
¿Qué tareas podría cumplir un portaaviones en la época actual? Rusia
no busca luchar por el control sobre los mares y océanos del mundo. Lo
tiene la Armada estadounidense y es económicamente irrentable tratar de
adelantarla por el número de portaaviones. Ni siquiera la URSS consiguió
hacerlo cuando estaba en el apogeo de su desarrollo económico. Por eso
el almirante Gorshkov centró la atención en contrarrestar la
disponibilidad operacional de la Marina de Guerra de EEUU y sus aliados.
Es decir, a la hora de elaborar la estrategia de desarrollo de la
Armada, no tiene sentido seguir el ejemplo de EEUU donde los
portaaviones con buques de apoyo son la principal fuerza operativa.
Los portaaviones podrían proporcionar apoyo en varias misiones a las
fuerzas navales. Pero ¿son necesarios para esto los buques de este tipo?
¿O sería posible cumplir estas tareas de otro modo: reforzando los
aviones navales antisubmarinos y portamisiles, modificando los proyectos
de construcción de buques de superficie y submarinos, desarrollando
aviones y submarinos no tripulados?
Hay que dar respuestas a todas estas preguntas en un futuro próximo
y, seguramente, antes de tomar la decisión sobre la construcción de un
portaaviones.
Sea como sea, pero portaaviones no puede cumplir misiones sin buques
de apoyo. Independientemente de si se apuesta por la construcción de los
portaaviones, los buques pesados de clase oceánica son necesarios en
todo caso.
Destructores
La Armada rusa necesita completar sus arsenales con buques grandes
dotados de sistemas universales de armamento. Así las cosas, se planteó
la tarea de desarrollar un destructor que reemplace en un futuro los
buques de proyectos 956 y 1155 construidos en la época soviética.
No sale a la luz pública mucha información sobre tales proyectos.
Pero en realidad, se trata más bien de cruceros portamisiles
polivalentes que no sólo podrían reemplazar los destructores del
proyecto 956 y buques antisubmarinos del proyecto 1155, sino también
ocupar el nicho de cruceros portamisiles de los proyectos 1144 y 1164.
Los buques de este tipo, seguramente, serán modernizados y no se
retirarán de los arsenales.
A juzgar por la información que se publica en la prensa, hasta hoy en
día, no se ha tomado la decisión sobre la planta propulsora: nuclear o
integrada por turbina de gas.
Los proyectos que estipulan construir una nueva serie de buques
portamisiles dotados de la planta propulsora nuclear, no gozan de mucho
apoyo. Tanto los militares, como los fabricantes prefieren la planta
integrada por turbina de gas.
Esto acelerará el proceso de construcción, reducirá el precio de los
buques, así como facilitará su despliegue y mantenimiento. Se prevé
construir un gran número de ellos para todas las Flotas de la Armada
rusa, mientras que la creación y ampliación de la infraestructura
necesaria lleva mucho tiempo y requiere importantes gastos.
En todo caso, es necesario determinar, ante todo, las misiones a
cumplir por los nuevos destructores. A día de hoy, se efectúan los
trabajos de investigación y desarrollo ‘Líder’ con vistas a determinar,
hacia finales de 2013, la imagen del futuro destructor-crucero y las
misiones que cumplirá.
Siguiendo la lógica de diseño de buques universales, es de suponer
que el nuevo buque sería grande y estaría dotado con muchas lanzaderas
verticales de misiles. A día de hoy, la Marina de Guerra rusa no dispone
de lanzaderas universales para misiles tierra-aire y tierra-tierra,
como la estadounidense cuyos buques están dotados con la misma lanzadera
Mk.41 tanto para misiles de crucero Tomahawk como misiles interceptores
Standard Missile-3 (SM-3).
Rusia desarrolla dos tipos de lanzaderas verticales. Al primero
pertenecen los llamados ‘sistemas universales de lanzamiento de misiles
desde buques’ en los que se puede emplear misiles de crucero que forman
parte de sistemas Kalibr y Oniks. El segundo incluye lanzaderas
verticales de misiles antiaéreos.
Se trata de misiles Redut que están en proceso de desarrollo, pero
posteriormente se introducirán cambios en el proyecto, porque, según las
declaraciones oficiales, los nuevos destructores formarían parte del
escudo antimisiles y deberían portar misiles antiaéreos S-500.
Los principios básicos
El estado actual de los buques de superficie puede evaluarse de
diversas maneras. Los principios básicicos de su construcción están
determinados y los proyectos concretos se pondrán en práctica con
arreglo a estos principios y en función del equilibrio entre las
capacidades financieras del país y las necesidades de la Armada.
Pero la industria naval rusa puede no estar preparada para un
crecimiento drástico de los pedidos. Muchos recuerdan que en el período
de 2008 a 2012 se dejó sentir una acuciante escasez de especialistas
cualificados, los soldadores entre ellos, para ejecutar varios pedidos,
pagándoles un salario casi equivalente al de los pilotos de aviones que
cubren rutas internacionales.
Pero si hay pedidos, tarde o temprano se logrará encontrar a
especialistas. A juzgar por todo, los pedidos sí que los hay. Ahora es
necesario asegurar una gestión competente en el sector. Lo mismo se
puede decir sobre la construcción de nuevos astilleros o la
modernización de los antiguos.
© ru.wikipedia.org/
0 comentarios:
Publicar un comentario