En marzo, Pekín modificó su postura con
respecto a las islas disputadas de Senkaku (Diaoyu) al enviar, por
primera vez, a sus aguas litorales, en lugar de los buques de control
marítimo, buques de guerra y aviones de combate de la Armada del
Ejército Popular de Liberación.
Esta medida provocó una gran resonancia
política, especialmente después de que una fragata china apuntó su radar
de tiro contra un buque de guerra japonés y un helicóptero cerca de las
islas en disputa.
Al mismo tiempo China llevó a cabo
una reforma en su administración oceánica para, entre otras cosas,
salvaguardar mejor sus derechos e intereses marítimos creando una nueva y
más poderosa guardia costera.
Para ampliar aún más sus posibilidades de
respuesta en eventuales situaciones conflictivas, Pekín declaró en
noviembre pasado una "zona de identificación de defensa aérea" (ZIDA)
sobre las islas en disputa en el mar de China Oriental. Japón y EEUU no
tardaron en demostrar su desacuerdo con la decisión unilateral de la
parte china: aviones de combate, tanto estadounidenses como japoneses,
sobrevolaron la zona de defensa aérea decretada por Pekín sin informar a
las autoridades chinas, acciones interpretadas como un desafío a la
reivindicación del nuevo espacio aéreo.
Aunque China no
recurre al uso directo de la fuerza, tampoco está de brazos cruzados: en
el primer mes después de decretar la nueva zona de defensa aérea sus
aviones despegaron en cincuenta y una ocasiones como respuesta a la
incursión de aeronaves extranjeras.
Los aviones de alerta oportuna y de
combate en un total de ochenta y siete vuelos para vigilar y patrullar
en el espacio aéreo de la ZIDA. De esta manera, Pekín obtuvo una
herramienta para ejercer presión sobre Tokio en los conflictos
territoriales.
Esto, a su vez, puede motivar al Gobierno nipón a buscar
un compromiso con el país vecino pero también puede dar resultados
opuestos como fortalecimiento de la alianza militar entre EEUU y Japón y
de las fuerzas terrestres de autodefensa japonesas.
China
admitió, además, la intención de crear otras zonas de identificación
aérea, similares a la establecida en el mar de China Oriental, en el mar
de China Meridional. Aún no está declarada de manera oficial pero
Washington ya expresó su preocupación al respecto.
En
2013 China estableció el comité de seguridad estatal que permitirá
mejorar la coordinación entre los diferentes estamentos en caso de
crisis dentro y fuera del país. El nuevo organismo sustituyó los
mecanismos ineficientes de toma de decisiones y tiene competencia
suficiente para adoptar decisiones vinculantes. Además de funcionarios,
lo integrarán representantes de las Fuerzas Armadas aumentando el peso
político de los militares.
El año 2013 estuvo marcado
por el conflicto en Siria y la frustración de los planes de EEUU que
intenta desde más de dos años derrocar el régimen del presidente actual,
Bashar Asad, apoyando a la insurgencia y amenazando con una
intervención militar.
A pesar de que fue Rusia la que, ante los ojos de
la comunidad internacional, protagonizó la mediación entre las partes
del conflicto para encontrar una solución pacífica, el papel de China no
fue menos importante.
Pekín no solo apoyó la postura rusa sino que
también concedió a Siria préstamos con los que el Gobierno sirio pudo
abastecerse con gastos básicos y materiales paramilitares (combustible,
medicamentos, etc.) para continuar la guerra.
Rusia y
China sacaron una importante lección de lo sucedido en Libia, cuando no
consiguieron impedir la destrucción de su socio comercial importante. Si
el régimen de Bashar Asad
sobrevive este cataclismo será la primera vez después de la
desintegración de la URSS, en 1991, que triunfe un gobierno “condenado”
por Occidente.
Y este éxito tendrá importantes consecuencias
geopolíticas. Es importante señalar que se deberá a los esfuerzos
conjuntos de Pekín y Moscú: ninguno de los países hubiera podido actuar
de manera eficaz en solitario.
Durante 2013, China
avanzó en el fortalecimiento de su poder militar, especialmente en los
aspectos que convierten el país en una potencia mundial en este sentido.
Por lo visto, finalizaron las pruebas de los nuevos submarinos
nucleares equipados para lanzar misiles balísticos JL-2 y empezaron
ensayos de nuevos misiles balísticos intercontinentales.
La Fuerza Aérea
incorpora nuevos bombarderos H-6K, se puso en marcha una nueva línea de
producción de los cazas embarcado J-15 y se están construyendo dos
portaaviones a la vez.
El año 2013 fue un año de
importantes decisiones políticas y reformas cuyos resultados influirán
en la situación política y militar en todo el mundo.
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