Este 8 de abril se cumple el tercer aniversario de la firma del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III), por los presidentes Dmitri Medvédev y Barack Obama, en Praga.
Se puede afirmar que aquel fue el primer fruto
ponderable, en la gestión de Obama, del relanzamiento de las relaciones
entre Moscú y Washington. De acuerdo con el Tratado de Praga de 2010, la
cantidad de ojivas nucleares, por cada país, deberá reducir hasta mil
quinientas cincuenta unidades. Y los portadores de misiles, hasta
setecientos. El documento entró en vigor en febrero de 2011 y tendrá una
vigencia de diez años.
Al igual que la mayoría de los
acuerdos soviéticos, y más tarde ruso-norteamericanos de control y
reducción de arsenales nucleares, este “nuevo tratado de desarme
nuclear” nació en medio de discusiones. El documento pasó todos los
procedimientos de la ratificación, tanto en el Congreso de EEUU como en
la Cámara de diputados de Rusia. El tratado tiene hasta el día de hoy
sus partidarios y adversarios. Los que critican este III Tratado de
Reducción de Armas Estratégicas olvidan, a menudo, una cuestión simple
pero de suma importancia. Sin este Tratado, Moscú y Washington podrían
haberse quedado sin un acuerdo básico de control de los armamentos
nucleares estratégicos. En 2009 expiró la vigencia del I Tratado de
Reducción de Armas Estratégicas. Moscú abandonó en 2002 el II Tratado de
Reducción de Armas Estratégicas, después de que EEUU se negara
oficialmente a respetar las cláusulas del Tratado
soviético-norteamericano de Defensa Antimisiles de 1972. Lo comenta
Vladímir Evseiev, director del Centro de Rusia de investigaciones
sociopolíticas:
—Después de que expiró el I Tratado
de Reducción de Armas Estratégicas, Rusia y EEUU quedaron sin un tratado
básico. Como tal documento no podía ser considerado el Tratado de
reducción de potenciales ofensivos estratégicos de 2002. Pues, este se
basaba plenamente en el I Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Y
entonces fue firmado otro documento fundamental, el III Tratado de
Reducción de Armas Estratégicas. Este documento tiene gran relevancia
para el desarrollo de las relaciones ruso-estadounidenses y para el
proceso de desarme nuclear.
Según fuentes del
Departamento norteamericano de Estado, hacia fines de marzo, el
Pentágono tiene desplegados setecientos noventa y dos cohetes balísticos
en silos y con base naval, además de los bombarderos pesados. Rusia
tiene cuatrocientos noventa y dos. EEUU cuenta con un total de mil
veintiocho rampas de lanzamiento dispuestas para su empleo, más las de
reserva, con base en tierra, mar y aire. Rusia cuenta con novecientas
lanzaderas. La diferencia en los potenciales se explica por el hecho que
Rusia ha modernizado su arsenal y ha dado de baja más rápidamente los
sistemas obsoletos.
El significado más importante de
este III Tratado de Reducción de Armas Estratégicas consiste en que el
documento consigna la adhesión de ambas partes al proceso de reducción
de los armamentos nucleares. Es imposible examinar cada acuerdo
ruso-norteamericano como algo aislado. Todos ellos son hitos en un largo
camino. Así lo manifestaba a nuestra emisora Pavel Zolotariov,
vicedirector del Instituto de EEUU y de Canadá:
—Los
tratados siguientes deben apuntar a llegar hasta un límite, en el que
sea posible echar a andar un régimen multilateral de desarme nuclear.
Difícilmente sea posible desde el nivel que está previsto ahora. Pero,
con un nivel aproximado de mil o de novecientas cargas, seguramente sea
ya posible plantear lo de la anexión a este proceso de otros Estados
también. Sobre todo, por cierto, de China.
Y es
que, además de Rusia y de EEUU, el denominado club nuclear está
integrado también por China, Franca, Gran Bretaña, la India, Pakistán,
Corea del Norte y, oficiosamente, Israel. Según fuentes de la Fundación
Carneggie por la paz internacional, China contaría con más de
cuatrocientas cargas nucleares, Francia, con trescientas cincuenta y,
Gran Bretaña, con más de doscientas. El potencial de Israel se calcula
en cien unidades, y un poco menos el de la India y de Pakistán.
sb/as/er
0 comentarios:
Publicar un comentario