El
capitán Josh Wilson y el mayor Jeremy Gordon de la Fuerza Aérea de
Estados Unidos han denunciado en una entrevista concedida al noticiero
"60 minutos", del canal de televisión CBS, que el caza de última
generación F-22 Raptor "deja a los militares enfermos". Ambos pilotos
declararon la existencia de numerosos casos de pérdida del conocimiento
y seria falta de oxígeno durante las pruebas de vuelo que se están
efectuando con este aparato.
Conscientes de las repercusiones de sus declaraciones en un medio público, los dos militares, que solicitaron la presencia de un congresista durante la entrevista, afirman que, pese a las evidencias de fallas no solucionadas, el Pentágono continúa presionando a los pilotos para subirse a las cabinas de los F-22. Aparentemente, de los 200 hombres cualificados en la Fuerza Aérea para volar el aparato, 36 habrían denunciado los peligros de pilotar el caza.
Conscientes de las repercusiones de sus declaraciones en un medio público, los dos militares, que solicitaron la presencia de un congresista durante la entrevista, afirman que, pese a las evidencias de fallas no solucionadas, el Pentágono continúa presionando a los pilotos para subirse a las cabinas de los F-22. Aparentemente, de los 200 hombres cualificados en la Fuerza Aérea para volar el aparato, 36 habrían denunciado los peligros de pilotar el caza.
Los problemas en el F-22 salieron a la
luz tras el accidente del 16 de noviembre de 2010, cuando uno de sus
pilotos, el capitán Jeffrey Haney, murió en un Raptor durante un vuelo
de adiestramiento. Según las investigaciones posteriores, el avión se
precipitó a tierra sin reacción del piloto, estableciéndose la hipoxia
de su tripulante como causa del accidente. El capitán Wilson declaraba a
este respecto en la CBS que varias veces durante sus vuelos de
prueba tuvo que concentrarse, “en realidad, una inmensa concentración
para realizar tareas simples y sencillas. Nuestro entrenamiento nos
enseña que si usted sospecha que algo está pasando, se debe activar el
oxígeno de emergencia y volver a casa. Cuando tomé esa decisión para
tirar del anillo de oxígeno de emergencia, no pude encontrarlo. No podía
recordar en qué parte de la aeronave se encuentra".
Según denuncian Wilson y Gordon, el
malestar físico al volar el Raptor se prolonga horas después de haber
aterrizado: "entre los pilotos de F-22 existe algo que denominamos
"Raptor's call": ataques de tos, y al acostarnos todo gira, una
sensación de vértigo". Respecto a las causas, los pilotos de la Fuerza
Aérea señalaron que: "existen dos teorías en este momento sobre el
avión. Por un lado, que no estamos obteniendo la calidad y cantidad de
oxígeno que necesitamos, y por otro lado que pueden haber
contaminantes".
Tras el accidente de 2010, se han
registrado, según el Air Combat Command, once casos de hipoxia en
diversos grados, lo que determinó que el 5 de mayo del año pasado, toda
la flota de Raptor fuera puesta en tierra. Tenía así el triste honor de
ser el avión caza que más tiempo ha permanecido en tierra con
prohibición de volar en la historia reciente militar. Durante cinco
meses el Consejo Científico de la USAF realizó una exhaustiva revisión
de todos los sistemas de protección de vida (aircraft's life support
systems) de la aeronave, intentado identificar la causa y resolver el
problema. Se valoró entonces que podría tratarse de un mal
funcionamiento del Sistema de Generación de Oxígeno A Bordo, sin que se
determinará el origen. En septiembre, no obstante, todas las unidades
del F-22 Raptor volvieron a volar.
El F/A-22 Raptor es quizás el último caza de combate tripulado, junto con el Joint Strike Fighter (F-35), que se fabricará en los Estados Unidos. Algo no debe ir muy bien con este moderno caza, ya que hasta ahora no ha sido empleado en combate, lo cual va en contra de la filosofía de la USAF.
El F/A-22 Raptor es quizás el último caza de combate tripulado, junto con el Joint Strike Fighter (F-35), que se fabricará en los Estados Unidos. Algo no debe ir muy bien con este moderno caza, ya que hasta ahora no ha sido empleado en combate, lo cual va en contra de la filosofía de la USAF.
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