Esta
es ya la segunda declaración norteamericana de esta naturaleza, en los
últimos tiempos, que revela que el componente naval de las fuerzas
nucleares estratégicas de China se estaría convirtiendo en amenaza real
para EEUU.
En
julio, medios de difusión estadounidenses, citando una fuente del
gobierno informaron de que ya el año próximo, era posible esperar los
primeros patrullajes de submarinos chinos con misiles nucleares.
En
1987 se conoció el primer submarino chino de misiles nucleares del
proyecto 092 “Gran travesía 6”, cargado con doce cohetes, o “Xia”, según
la clasificación occidental. Durante todo el tiempo de su servicio no
ha cumplido ninguna misión de patrullaje. Se ha limitado a incursiones
de corta duración en el mar para ejercicios y pruebas.
El submarino, que
suma ya innumerables fallas técnicas ha servido más que todo, de
plataforma experimental para que la flota acumule la experiencia
necesaria. En el caso del estallido de una crisis internacional
importante, es probable que la nave pueda ser sacada al mar, y sus doce
cohetes de tan solo mil setecientos kilómetros de alcance sirvan de un
medio de disuasión. Pero, la mayor parte del tiempo ha estado en la
base, siendo un blanco muy vulnerable para un ataque nuclear de
sorpresa.
China
está construyendo, en nuevas condiciones, toda una flota de submarinos
de misiles nucleares: la serie de submarinos del proyecto 094 cuenta con
cinco naves, de las que tres están ya terminadas. Ha sido diseñado el
proyecto de submarino 096, que a diferencia del 094 y 092, llevará
montados ya no doce, sino veinticuatro cohetes. Estos justamente han
sido durante largo tiempo el punto débil del proyecto. Los nuevos
submarinos debían estar dotados de misiles de alcance intercontinental,
pero durante muchos años sus pruebas fueron un fracaso.
Sin embargo, en
2012, en las pruebas sobrevino un vuelco y fueron remontados los últimos
escollos para el desarrollo de las fuerzas navales chinas de disuasión.
El
surgimiento del componente naval de fuerzas nucleares estratégicas,
dispuestas al combate, puede tener consecuencias interesantes para la
política nuclear china. Durante largo tiempo, la mayoría abrumadora de
las cargas atómicas chinas desplegadas han sido controladas por la
Segunda Brigada de Artillería del Ejército de China, por las tropas de
cohetes estratégicos, que responden del servicio, almacenamiento de las
ojivas, de la prolongación de su recurso y vigilancia.
El conocido
investigador norteamericano Mark A. Stokes, del Institute Project 2049,
escribía en su trabajo que, la base central china de almacenamiento y
manutención de las ojivas nucleares, conocida como Base 22, una
instalación subterránea de envergadura situada a ciento cuarenta
kilómetros al occidente de Xian, estaba subordinada, desde enero de
1979, a la Segunda Brigada de Artillería.
El
sistema chino de subordinación del sistema de almacenamiento y de
manutención de las cargas nucleares a un tipo de las fuerzas armadas
difiere, radicalmente, de la práctica soviética y rusa, en que un
organismo, la Dirección General 12 del Ministerio de Defensa, respondía
de los proyectiles nucleares, tanto de las Tropas balísticas, como para
la Armada, la Fuerza Aérea y para la Infantería.
En la realidad china de
fines de la década de 1970, tal decisión tenía sentido. El valor del
componente aéreo de las fuerzas nucleares chinas era entonces casi nulo,
debido a la falta de de aviones de combate modernos y de misiles de
cruceros. Tan solo años más tarde iban a contar con el primer submarino
atómico, el que resultó ser poco eficaz. Todo el potencial real de
disuasión nuclear se concentraba en la Segunda Brigada de Artillería.
Stokes apuntaba que, las contadas ojivas atómicas estaban destinadas
para las necesidades de la Fuerza Aérea y de la Armada, y todo parece
indicar que eran también controladas por la Segunda Brigada ya
mencionada.
La
situación ha cambiado ahora radicalmente. Los primeros tres submarinos
de cohetes nucleares, ya entregados, van a contar con treinta y seis
misiles balísticos intercontinentales. Cuando la cantidad de submarinos
llegue a los cinco, estarán dotados ya de sesenta misiles. Y en
adelante, su cantidad podría crecer a medida que vayan construyéndose
grandes submarinos del proyecto 096. Hasta ahora, nada indica de la
existencia en cohetes chinos con varias ojivas. Pero, todo parece
indicar que, va a continuar el trabajo en el perfeccionamiento de estos
cohetes y que China, siguiendo el ejemplo de otros países que cuentan
con submarinos de misiles nucleares pertrechará sus cohetes navales con
ojivas múltiples de guiado autónomo.
Es
evidente que el sistema de control y manutención de las ojivas
nucleares debe perfeccionarse considerablemente. ¿Podrá seguir a cargo
de la Segunda Brigada de Artillería o se planteará la creación de un
nuevo sistema? De mayor actualidad que antes se torna lo del sistema
chino de decisión del empleo del arma nuclear, y de las medidas de
seguridad tomadas por los chinos frente a un lanzamiento no autorizado.
Toda la información existente revela que, en la Segunda Brigada de
Artillería regían y rigen severas medidas de seguridad. Por lo menos,
por una serie de evaluaciones, los viejos cohetes de combustible líquido
se almacenaban, en tiempos de paz, sin las ojivas. Es muy posible que
tales medidas de precaución persistan hasta ahora. Al nivel de las bases
de cohetes, del almacenamiento de las ojivas responden regimientos
especiales, sometidos también a la Base 22.
Sin
embargo, todo el sentido de la construcción de un potente componente
naval de fuerzas nucleares estratégicas consiste en el despliegue
permanente del arma nuclear en el submarino atómico que navega. Es
indudable que los chinos cuentan ya con un sistema propio, bien pensado,
de tratamiento del arma nuclear de la flota, procedimientos que fueron
ya ensayados en su submarino experimental del proyecto 092. Y sin
embargo, a medida que crece el arsenal nuclear chino, estas
interrogantes se tornan el objeto de atención fija de todo el mundo.
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