A pesar de que el volumen de ventas en el mercado mundial de
armamento se encuentra en crecimiento, la exportación rusa de armas ha
tocado techo. En el futuro, la principal tarea de los vendedores rusos
de técnica militar será intentar mantener estos altos índices de venta y
buscar nuevos socios potenciales.
Durante
la última década, la exportación rusa de armamento y técnica militar ha ido
creciendo de año en año, llegando a multiplicarse por cuatro. Sin embargo, en
opinión de la dirección de Rosoboronexport, la principal corporación rusa
encargada de exportar armamento al extranjero, este año la exportación
alcanzará su máximo nivel.
Según la nueva estrategia de desarrollo de la
corporación hasta el año 2020, el volumen de exportación de armamento desde
2013 hasta 2016 se mantendrá a un nivel de unos 13.000 millones de dólares al
año.
Según estimaciones oficiales, a finales
de 2013 se registrará un crecimiento de un 20 % en la exportación de
helicópteros y un 30 % en exportación de medios de defensa antiaérea.
La
corporación rusa atribuye este cambio de la 'ofensiva' a la 'defensiva'
durante los próximos tres años a la situación del mercado internacional.
“Estamos siguiendo de cerca el desarrollo en todos los mercados, estudiando
el consumo de producción militar, helicópteros, aviones y tanques en
distintos países, conocemos las tendencias de estos productos.
El mercado
mundial está cambiando, aunque no se darán cambios demasiados drásticos. Por
ello, no contamos con que haya mejoras durante estos años. No estamos
diciendo que vaya a haber caídas, aunque tampoco podemos asegurar que podamos
registrar subidas”, declaraba el secretario de prensa de Rosoboronexport,
Viacheslav Davidenko.
América Latina importó el 18 % de las
armas procedentes de Rusia en 2012, según explicó Rosoboronexport. El
país de la región con un mayor volumen de compras es Venezuela, que en
los últimos seis años ha gastado alrededor de 11.000 millones de
dólares. Además, Perú, Colombia y Brasil han adquirido helicópteros
rusos. Este último país negocia para participar en la creación del caza de quinta generación TAK-50.
El 37 % de las ventas del 2012 correspondieron a aviones, helicópteros y
equipos aéreos. Además de la venta, hay programas de formación en
varios países y se prepara la creación de un centro para reparar
helicópteros.
Las
acciones llevadas a cabo para garantizar el futuro avance del armamento ruso
en el mercado mundial también son una respuesta a la coyuntura actual del
mercado. Según declaraciones del director general de Rosoboronexport, Anatoli
Isaikin, “uno de los principales objetivos de la nueva estrategia es ampliar
el alcance geográfico de la exportación y la lista de servicios ofrecidos”.
La
corporación planea ampliar su participación en la cooperación internacional
para el desarrollo, producción y venta de producción militar. Para ello se
prevé otorgar a las principales organizaciones asociadas a Rosoboronexport el
derecho a ofrecer un servicio directo postventa de la tecnología militar
suministrada a clientes extranjeros.
Además,
entre los planes de la corporación se encuentra “reforzar los vínculos con
empresas del sector industrial militar, así como estimular el trabajo de
investigación científica y desarrollo para crear nuevos modelos de armamento,
desarrollar programas de modernización y reutilización del armamento ya
suministrado”, señala Anatoli Isaikin.
No
obstante, la comunidad de expertos rusa muestra sus dudas respecto a la
posibilidad de entrar en nuevas plataformas de exportación. “Ya no existen
más países a los que vender armas. Es posible entrar en nuevos mercados en
África, aunque, a pesar de que allí existe demanda, no hay dinero”, comenta
el directivo del Instituto de Análisis Político y Militar Alexander
Jramchijin. Este opina que con la ampliación de servicios y oferta no se
logrará aumentar el volumen de exportación durante los próximos tres años:
esto llevará al menos una década.
“Nadie puede garantizar que la exportación de
armamento vaya a crecer, estamos hablando de un mercado de alta competencia
en el que aparecen constantemente nuevos participantes”, remarca el experto.
Dadas las
circunstancias, parece más aconsejable confiar en los programas ya
existentes, como los de la India y Vietnam.
“En la India muestran un gran interés por la calidad
de nuestra producción, aunque es nuestro principal cliente. Vietnam es un
gran cliente relativamente constante y no veo en este mercado serios
problemas. Sin embargo, el resto de clientes ya compran un volumen bastante
menor de producción militar”, comenta Jramchijin, añadiendo que, en su
opinión, Venezuela se volverá próximamente menos competitiva porque en este
país pronto podría tener lugar un colapso financiero y un posible cambio de
gobierno, y Argelia, por su parte, ya ha comprado más de lo que necesita.
“No creo que Rusia vaya a recuperar sus antiguos
vínculos con China. A partir de 2007 el volumen de exportación
de armamento ruso a este país cayó en picado y nunca conseguiremos recuperar
nuestro anterior volumen de exportación”, opina Jramchijin.
Al mismo
tiempo, según estimaciones internacionales, los países orientales serán en el
futuro los principales compradores de producción militar extranjera. Y Rusia
ya está dedicando una atención cada vez mayor a los países de la región de
Asia Pacífico.
“Algunos diseños rusos no tienen ningún análogo en
el mundo, como por ejemplo el ultramoderno caza de cuarta generación Su-35. Próximamente se planea también comenzar a
exportar los nuevos modelos de helicópteros Mi-17, Mi-38 y Ka-62”, señala el
primer vicepresidente de la Unión Rusa de Ingenieros, Iván Andrievski.
De este
modo, la interacción de las aspiraciones políticas y el nuevo programa
reforzado de venta de técnica militar podría servir de estímulo para una
futura ampliación del potencial ruso de exportación de armamento.
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