El ministro de Defensa en funciones de Ucrania, el almirante Igor Teniuj, llegó a sospechar incluso de que Moscú se está preparando para una ofensiva. Según el almirante Teniuj, Rusia ha reunido un conjunto de efectivos que incluye 220.000 soldados, 1.800 tanques y más de 400 helicópteros, teóricamente para realizar maniobras de entrenamiento.

 
Pero estas cifras no se corresponden con la realidad de ningún modo. El mes pasado, el presidente Vladímir Putin puso en alerta a las fuerzas a los distritos militares del oeste y el centro (incluyendo las flotas del Báltico y del norte, tropas aéreas, fuerzas militares y espaciales y aviación de lucha y de transporte) para una inspección sorpresa. 

 
Según las fuentes oficiales, se movilizaron 150.000 soldados, 870 tanques, 90 aviones, 120 helicópteros y 1.500 artefactos de tecnología miliar (barcos, artillería, camiones y vehículos blindados para transporte de tropas).

El almirante Teniuj no podía haber olvidado que ya el 7 de marzo, cuatro días antes de que realizase estas declaraciones en la Rada Suprema, que todas las tropas que habían participado en los ejercicios habían vuelto ya a sus barracones. 

 
El Ministerio de Defensa ruso había publicado un anuncio oficial a este respecto.

Quizá sea este el motivo por el cual el viceministro de Defensa, Anatoli Antónov, se vio obligado a anunciar que “el Ministerio de Defensa de Ucrania ya estaba perfectamente informado de que los distritos militares sur y oeste de Rusia combinados no suman el número de tanques y helicópteros de combate citado por Teriujin.

 
La cantidad de soldados 'movilizados a la zona de la frontera ucraniana' se calculó, probablemente, tomando en consideración también a las familias del personal del Ejército”.

Se ofreció al Ejército ucraniano la posibilidad de sobrevolar cualquier lugar de esta zona en un avión de reconocimiento, para asegurarse de la naturaleza de los ejercicios. Se procuraba con ello aclarar que Rusia no tiene intención de concentrar un número significativo de tropas o equipamiento militar para invadir las regiones de Járkov, Lugansk o Donetsk. 

El Ejército ucraniano podría ver por sí mismo que están completamente equivocados en lo que respecta a la verdadera interpretación de las intenciones de Moscú.

 
Mientras tanto, los ejercicios del Ejército ruso no solo se desarrollan en las regiones de Rostov, Bélgorod, Tambov y Kursk. Por ejemplo, la Aviación rusa, más de 350 efectivos y cuatro plataformas tecnológicas completaron lanzamientos en paracaídas en Zapoliare (región subpolar) y en Novosibirskie Ostrov (islas de Nueva Siberia) por primera vez en la historia de este cuerpo de las Fuerzas Armadas, a temperaturas de 30 grados bajo cero.

Al mismo tiempo, pilotos del distrito militar llevaron a cabo bombardeos en la zona de Chebarukl, a las afueras de Cheliábinsk. Especialistas de artillería y cohetes de todos los distritos militares se entrenaron en abrir fuego desde posiciones cerradas de disparo en otros 10 puntos del distrito militar sur.

 
El Ejército asegura que el objetivo principal de estas medidas es realizar una prueba global de cómo interactúan los diferentes efectivos llevando a cabo sucesivas misiones de entrenamiento para el combate, en localizaciones que no les resultan familiares y en zonas que aún no han sido examinadas.

Tanto los comandantes como los soldados de los destacamentos motorizados, de artillería y de tanques adquieren experiencia en cómo desplazarse desde sus bases permanentes hasta las regiones señaladas y, en consecuencia, en cómo movilizarse hasta una región desconocida. Además, pueden resolverse de este modo hipotéticos problemas de interacción con los representantes de los Ferrocarrilles Rusos, así como los detalles de la carga de tecnología militar en vagones de tren.


Estos ejercicios prácticos planificados hacen que los soldados adquieran buenas prácticas en gestionar el equipamiento militar y especial, en llevar a cabo el reconocimiento de conexiones de transporte, reconocimiento de ingeniería, fortificación de posiciones y entrenamiento táctico especial mientras forman parte de sus unidades designadas. 

Se presta especial atención a que las pruebas sean secretas, especialmente en lo que respecta a la movilización de efectivos y el camuflaje en las zonas donde se concentran las fuerzas, al igual que en aquellas donde se realizan los ejercicios.


En estos momentos, los comandantes están desarrollando su capacidad para gestionar diferentes tipos de conflictos, de batallones y el control de armas para alcanzar objetivos en combate. En estos casos, es preciso crear un entorno complejo, similar a una situación de batalla real, e imitar las acciones de un hipotético enemigo.

En las etapas finales de estas simulaciones de batalla, los soldados pasan por una serie de complejos ejercicios para la coordinación operacional de los destacamentos, se entrenan con armas con fuego real a la vez que se pone a prueba la habilidad de los comandantes para controlar el fuego de la artillería.

Los ejercicios continuarán hasta finales de marzo.

Víktor Litovkin
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