Los
 acontecimientos de los últimos días en Irak son el comienzo de una 
tercera guerra en este país asiático, en opinión de muchos. El 
inesperado estallido de la actividad islamista amenaza con graves 
consecuencias para toda la región, advierte hoy Vedomosti.
El llamado Estado Islámico de Irak y el Levante responsable del 
reciente ataque a Mosul es un grupo bien organizado y vinculado a Al 
Qaeda que combate contra las fuerzas del presidente Bashar Asad en 
Siria, recuerda el diario.
Según algunos analistas, la inesperada ofensiva yihadista está 
relacionada con el triunfo de Asad en las elecciones presidenciales en 
Siria. Por otro lado, los comicios al Parlamento iraquí celebrados en 
pasado abril reforzaron las posiciones del actual primer ministro Al 
Maliki aumentando el descontento de los suníes.
La creciente inestabilidad en Irak afectará a la totalidad de la 
región, alertan los expertos. Un brote de la violencia bastaría para 
alterar el ya de por sí delicado equilibrio entre las tres principales 
fuerzas del país, los kurdos en el norte, los suníes en el centro y los 
chiíes en el sur.
El avance islamista pondría a Irak al borde de una guerra civil a 
gran escala que amenazaría no solo con la desintegración de este país, 
sino también del llamado cinturón chií (Irak, Irán, Siria y Líbano), si 
los extremistas suníes logran hacerse con el control de grandes zonas en
 esos países.
Bagdad, que tiene pocos recursos para resolver la crisis, ha pedido 
ya ayuda a la comunidad internacional. Pero, tal como ha mostrado el 
conflicto sirio, Occidente y en primer lugar EEUU no quiere implicarse 
en acciones de guerra, sostiene el rotativo.
La retirada de Irak fue una parte importantísima del programa 
político del presidente Barack Obama, por lo que no cabe hablar del 
regreso de las tropas estadounidenses. 
En cuanto al envío de armas y el 
simbólico viaje del portaaviones George Bush hacia el golfo Pérsico, 
apenas son capaces de repercutir en la situación.
Ante este escenario, se ve muy probable el incremento del papel de 
Irán en la región. Al menos dos batallones de los Guardianes de la 
Revolución Islámica participaron en los combates de Tikrit el jueves 
pasado, según The Wall Street Journal.
La implicación de Teherán en la estabilización de Irak no se 
contradice con los intereses de Europa y EEUU que se han volcado 
últimamente en la recuperación de los vínculos con la República 
Islámica, subraya Vedomosti.
Por otra parte, la estabilización de Irak podría disparar las 
importaciones de armamento ruso por parte de Bagdad, opina Konstantín 
Makienko, del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías.
Las armas rusas son más baratas, más fáciles de manejar y mejor adaptadas a este tipo de conflictos, explica el experto. 
Vedomosti
© REUTERS/ Thaier Al-Sudani
© REUTERS/ Thaier Al-Sudani
RIA Novosti 










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