
El primer vuelo virtual del avión solar no tripulado PRONTAS cubre la
 ruta entre el aeropuerto de Tenerife Sur y el Teide para conmemorar el 
Día de Canarias.

El proyecto PRONTAS (PROtotipo No Tripulado de Avión Solar) nace en 
2008 con un estudio de viabilidad realizado por la UPM y la construcción
 de un prototipo demostrador, que permiten concluir que el salto 
tecnológico al avión solar real es posible.
Al frente del proyecto, que cuenta con una ayuda del Ministerio de 
Economía y Competitividad y la cofinanciación mediante Fondos Feder, se 
encuentra el ITER (Instituto Tecnológico y de Energías Renovables), y en
 él colaboran Aernnova, en el diseño estructural y la Universidad 
Politécnica de Madrid (UPM), en los aspectos aerodinámicos. “Es la 
primera vez que el diseño de un avión solar con estas características 
tiene su punto de partida y desarrollo en instituciones españolas”.
El primer vuelo virtual ha tenido lugar en la ETSI Aeronáuticos de la
 Universidad Politécnica de Madrid, gracias a un simulador desarrollado 
por el equipo del profesor González Hernández, director técnico del 
proyecto, y el codirector científico, el profesor Perales Perales.

PRONTAS ha cubierto el recorrido que separa el aeropuerto de Tenerife
 Sur y el Teide, en conmemoración del Día de Canarias, que se celebra el
 30 de mayo. Para esa distancia ha empleado un tiempo de aproximadamente
 media hora. En la demostración del funcionamiento del simulador, se ha 
apreciado cómo permite probar el avión en diferentes escenarios, con 
condiciones meteorológicas adversas, etc., lo que aporta datos de vital 
importancia para corroborar el diseño y sus posibilidades de actuación 
de cara su uso operativo. El primer vuelo del aparato real está previsto
 para finales de 2013.
Configuración y gestión energética
El profesor de la ETSI Aeronáuticos ha explicado que “el avión solar 
tiene una envergadura de 16 metros, lo propulsan cuatro hélices 
accionadas por motores brushless de corriente continua y está construido
 en materiales compuestos (fibra de carbono), lo que permite una 
estructura al mismo tiempo ligera y resistente”.
El diseño del avión busca el equilibrio entre la aerodinámica y la 
irradiación necesaria, puesto que la energía que se precisa para el 
vuelo se consigue exclusivamente de la luz del Sol. Las células 
fotovoltaicas de alto rendimiento forman parte de la estructura del ala,
 se encuentran alojadas en el extradós (nombre que recibe la parte 
superior del ala) y el funcionamiento energético de la aeronave se basa 
en la siguiente premisa: por el día las placas solares producen más 
energía de la que se consume y se almacena el excedente en baterías de 
litio-azufre para continuar volando cuando se hace de noche. PRONTAS, 
por tanto, apuesta por una energía limpia, segura y no contaminante.
Este proyecto aúna tres ámbitos: ingeniería, formación e 
investigación. Por un lado, en el plano de la ingeniería, PRONTAS 
permite cubrir misiones de interés social, económico, científico, etc. 
Sus aplicaciones, numerosas y variadas, abarcan desde la protección 
medioambiental (determinación de rutas migratorias de especies en 
peligro, seguimiento de mareas negras…), las comunicaciones, las labores
 de rescate o salvamento (como la rápida localización de alpinistas 
perdidos), las tareas de prevención y vigilancia (vigilancia forestal 
para una repuesta temprana a incendios o vigilancia costera) y el 
control urbanístico y geográfico.
De algunas de estas misiones de vigilancia y observación de la 
Tierra, ya se encargan hoy los satélites artificiales. 
Pero las ventajas
 de PRONTAS apuntan a un menor coste, un menor consumo de recursos 
naturales (no es necesario el cohete lanzador que pone en órbita los 
satélites), una mayor permanencia (el avión solar puede permanecer por 
tiempo indefinido sobre una zona o seguir una ruta, mientras que el 
satélite pasa por cada zona dos veces al día), una gran flexibilidad 
(puede cambiar de posición rápidamente o pueden emplearse más de un 
dispositivo al mismo tiempo) y un menor coste ecológico (al finalizar la
 misión desciende y aterriza, mientras que el satélite “muerto” forma 
basura espacial). “Es, por tanto, una alternativa económica y 
eficiente”, sostiene el director técnico del proyecto.







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