El pastel egipcio...
La
cooperación técnico-militar entre Moscú y El Cairo, suspendida a
mediados de los años setenta a iniciativa del entonces presidente
egipcio Anuar Sadat, al decidir un cambio de rumbo a favor de EEUU,
puede reanudarse ya en los próximos meses.
En realidad, los proyectos
conjuntos ya se están llevando a cabo en forma limitada desde los años
dos mil, cuando Rusia modernizó una serie de armamentos exportados a
Egipto en los años sesenta y setenta, y concretamente, los misiles
antiaéreos ZRK S-125 Pechora (versión Pechora-2M), el sistema antiaéreo
ZRK Kvadrat (dotado de misiles y equipos de mando más modernos propios
del modelo ZRK Buk ) y los cañones antiaéreos autopropulsados Shilka
provistos, tras su reparación y modernización, de misiles antiaéreos
portátiles PZRK Iglá (versión ZSU-23-4M4). En aquella ocasión, Egipto
adquirió también nuevos misiles de mediano y corto alcance, Buk-M1-2 y
Tor-M1E, respectivamente.
En
armamentos, el comercio bilateral entre Egipto y Rusia no es muy
grande, pero bastante significativo: mil ochocientos cincuenta y dos
millones de dólares o el 19,4 % del mercado en el período de 2005 a
2012.
Rusia es el segundo proveedor de armas más importante para Egipto,
después de EEUU que en el mismo período le vendió armas y equipos
militares por un total de seis mil ochocientos sesenta y cinco millones
de dólares (71,8 % del mercado). China va en tercer lugar con
trescientos cuarenta y un millones de dólares ( 3,56 %), seguido por
Países Bajos con ciento sesenta y cinco millones, Italia con ciento
treinta y nueve, España con cien millones de dólares y otros
exportadores más pequeños.
Si
el paquete en negociación por valor total de cuatro mil millones de
dólares se hace realidad, la participación de Rusia en el mercado de
armas egipcio crecerá vertiginosamente haciendo posible disputar el
primer puesto a EEUU. La estimación de ventas estadounidenses para el
período de 2013 a 2016 es de tres mil cuarenta y un millones de dólares.
España ocupa el segundo puesto con una proyección de trescientos
millones de dólares. Los contratos con Rusia acordados hasta el momento
se estiman en ciento ocho millones de dólares, situándola en tercer
lugar.
... y su relleno
A
estas alturas, es difícil adelantar el contenido del futuro contrato,
pero los datos disponibles nos permiten hacer ciertas conjeturas.
Egipto, que dispone de equipos terrestres bastante modernos (fabrica
bajo licencia tanques M1A1 Abrams a partir de piezas originales), tiene
problemas con la renovación de su parque de aviones, incluida la
aviación de ejército, y la defensa antiaérea que tardan bastante en
modernizarse.
Lo más probable es que el contrato incluya importantes
lotes de misiles antiaéreos de corto y mediano alcance y novedosos
equipos de aviación. Se espera el interés de Egipto hacia los
helicópteros multipropósito Mi-35M, Mi-28 y los últimos modelos del
Mi-17, así como hacia los aviones MiG-29M y Su-30MK2. No se descarta que
también esté interesado en comprar buques de superficie y/o submarinos y
cañones y misiles de defensa costera.
Concretando
un poco, nos atreveríamos a pronosticar que el nuevo contrato incluirá
necesariamente equipos de defensa antiaérea y helicópteros de diversa
clase, que últimamente son favoritos de las ventas globales de armas.
Los mitos de la Primavera Árabe
Antes
las revueltas políticas que en invierno de 2010 a 2011 azotaron Túnez y
Egipto, extendiéndose luego al Norte de África y Medio Oriente bajo el
nombre de Primavera Árabe, muchos analistas nacionales aseguraban que
los cambios de regímenes en los países afectados por este proceso
impedirían su cooperación técnico-militar con Rusia.
La previsión
parecía cierta, sobre todo, después del cese de las exportaciones a
Libia. Sin embargo, con el pasar de los años la situación empezó a
normalizarse y las aguas volvieron a su cauce. Se firmó un importante
contrato con Iraq, donde el cambio de régimen se produjo incluso antes
de la Primavera Árabe y no a raíz de una revolución interna, sino por
obra de los militares estadounidenses.
Poco a poco, el nuevo Gobierno
iraquí tomó conciencia de sus intereses nacionales y, ante un control
menos riguroso por parte de EEUU, comenzó a normalizar sus relaciones
con el vecino Irán y a recuperar su cooperación técnico-militar con
Moscú. El contrato por un monto total de cuatro mil millones de dólares
se puso en marcha este otoño con la entrega a Iraq de helicópteros rusos
Mi-35M.
Este
mismo otoño se reanudó el comercio con Libia que recibió los sistemas
antitanque autopropulsados Jrisantema encargados aún por el Gobierno de
Gadafi. Ahora, Rusia manda una delegación a Egipto, y no para reimpulsar
los proyectos de cooperación limitada propios de los últimos años, sino
para recuperar la plenitud de contactos bilaterales en el ámbito
técnico-militar, típica de los años sesenta y setenta.
Es obvio que los
procesos políticos y económicos, que tienen su origen en la Primavera
Árabe, resultan demasiado complicados para quienes intentan manejarlos y
pronosticar su desarrollo. Como también es evidente que la
intransigencia de Rusia en el asunto sirio le ha traído importantes
dividendos políticos y comerciales.
Su firme apoyo al Gobierno legítimo
de Siria en la guerra contra el terrorismo internacional, incluidas las
entregas oportunas de las armas vendidas, le ha devuelto la confianza de
sus socios y la reputación, casi desperdiciada en los años
postsoviéticos, de un proveedor seguro y capaz de abastecer a sus
clientes incluso en condiciones de fuertes presiones políticas desde el
exterior. No cabe duda que esta buena reputación ayudará al ministro de
Defensa ruso durante su próxima visita a Egipto.
Foto: RIA Novosti
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