Al menos las negociaciones comerciales han quedado atascadas, y muy lejos de la fase final.
Según
 el contrato, las primeras dieciocho aeronaves serán fabricadas en 
Francia y los ciento ocho aparatos restantes saldrán de las 
instalaciones de la empresa estatal india Hindustan Aeronautics Ltd. 
(HAL, según sus siglas en inglés) mediante transferencia de tecnologías.
 Justamente la definición de los mecanismos de esa transferencia es la 
causa de demora para la ejecución del proyecto. 
Aunque no es la causa 
principal, pues hay otras de mucho más peso. La primera es que en 
primavera en la India se celebrarán las elecciones parlamentarias. Los 
expertos pronostican que el partido gobernante las perderá. Por lo 
tanto, es poco probable que ahora tome decisiones importantes, señala el
 director de la revista rusa Exportaciones de armas, Andréi Frolov:
—Sea
 cual sea el resultado de la votación habrá una pausa en la actividad 
comercial. Como el contrato realmente es muy caro, los plazos de su 
realización y su viabilidad económica se cuestionarán. También porque 
desde finales de 2013 la rupia india viene devaluándose peligrosamente 
haciendo que el contrato encarezca casi un 15 % en divisa nacional. 
Esto, lógicamente, preocupa al Ministerio indio de Finanzas y de 
Defensa.
En cualquier caso es improbable que haya
 algún avance en las negociaciones antes del verano. Entretanto, la 
parte india expresó su descontento con su bajo nivel de participación en
 el proyecto ruso-indio de desarrollo del caza de quinta generación. 
Según el vice director del Centro ruso de Análisis de Estrategias y 
Tecnologías, Konstantín Makienko, la campaña mediática contra el 
proyecto conjunto de la Nueva Delhi y Moscú está vinculada a la 
reducción del gasto militar en la India. 
Y, al mismo tiempo, al alto 
coste del contrato de compra y fabricación bajo licencia del Rafale. 
Está claro que en el país asiático hay partidarios de un proyecto y del 
otro. De ahí que la crítica del proyecto con Rusia podría provenir de 
los círculos interesados en la adquisición de Rafale y, en general, en 
una mayor cooperación con el Occidente, señala Andréi Frolov:
—La
 semana pasada la parte rusa negó haber recibido alguna queja o 
reclamación oficial por parte de la India. El proyecto se está 
desarrollando según lo previsto en cuanto a los plazos y el grado de 
participación de cada una de las partes.
El 
desarrollo conjunto del caza de quinta generación es uno de los 
proyectos más ambiciosos que la India y Rusia están llevando a cabo en 
el sector de aviación, pero no el único. También está el proyecto del 
nuevo avión de transporte polivalente MTA (Multirole Transport Aircraft)
 y el de fabricación por una empresa conjunta de los misiles de crucero 
BrahMos. También en la India funciona una empresa mixta de ensamblaje, 
bajo licencia, de cazas Su-30MKI. 
Así que no cabe duda de que el nuevo 
caza de quinta generación Т-50 (FGFA) será construido con éxito por la 
India y Rusia. Al mismo tiempo cabe recordar que el país asiático desde 
hace tiempo apostó por la diversificación de suministro de armas. Y en 
el concurso para el suministro de ciento veintiséis cazas para la Fuerza
 Aérea india Rafale dejó atrás al caza ruso MiG-35. Pero hoy los 
expertos no pueden asegurar que la India y Francia encuentren un 
compromiso y realicen el contrato en cuestión. Hay demasiadas magnitudes
 variables.
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