El 21 de enero de 1954, en los 
astilleros de Groton, EEUU, se botó al agua el primer submarino nuclear 
del mundo: el "USS Nautilus". Este buque cambió totalmente el concepto 
de la guerra submarina, vigente en aquellos tiempos, aunque jamás 
participó en las batallas para las cuales estaba concebido. Tal vez, 
porque la Unión Soviética se incorporó casi de inmediato a la carrera de
 los submarinos nucleares, creando un potencial que hizo imposible ganar
 una "guerra caliente" bajo el agua.
Cómo la nave sumergible llegó a ser un submarino de verdad?
Los
 submarinos que se incorporaron a las fuerzas navales de las principales
 potencias mundiales a finales del siglo XIX – principios del XX, 
convirtiéndose, durante la Primera Guerra Mundial, en un arma 
estratégica sumamente peligrosa, todavía no eran "submarinos" en el 
sentido estricto de esta palabra, considerando el tiempo que pasaban 
encima y debajo del agua. 
Más bien se merecían el calificativo de 
"sumergibles". Sus posibilidades tácticas y operativas resultaban 
notablemente limitadas por la necesidad de renovar con frecuencia la 
reserva del aire atmosférico que les servía para echar a andar los 
motores diésel y recargar las baterías para desplazarse bajo el agua. 
Solo podían permanecer sumergidos unas cuantas decenas de horas.
En
 parte, el problema fue solucionado a través del snorkel, un dispositivo
 que permite al submarino operar sus motores diésel y equipos de 
ventilación sumergido a una profundidad de periscopio sin dejar de tomar
 el aire de la superficie. A pesar de su nombre alemán, este dispositivo
 tenía un prototipo en Rusia inventado poco antes de la Primera Guerra 
Mundial por el comandante del submarino Skat, el teniente Nikolái Gudim.
 Pasó felizmente todas las pruebas de funcionamiento, pero jamás llegó a
 fabricarse en serie.
Las experiencias
 de la Segunda Guerra Mundial demostraron que permaneciendo largo tiempo
 en la superficie el submarino se exponía a un peligro fatal. Los 
radares enemigos prácticamente no tenían problemas para interceptarlo a 
cualquier hora del día o de la noche y en cualquier situación climática.
 En cambio, éste sí tenía complicaciones para huir sumergido de la 
fuerza naval enemiga con la aparición de los buques rápidos, cazadores 
de submarinos, provistos de potentes equipos acústicos. Era obvia la 
necesidad de un nuevo tipo de propulsor.
La
 iniciativa de hacer un submarino de propulsión nuclear vino de la mano 
del capitán (y futuro almirante) Hyman Rickover, uno de los más famosos 
ingenieros navales de EEUU, que en 1949 fue nombrado jefe del 
departamento de reactores atómicos de la Marina de Guerra liderando el 
desarrollo del sistema de propulsión para el "USS Nautilus" y el 
proyecto en su conjunto. La construcción del submarino de nueva 
generación comenzó en verano de 1952. 
El 21 de enero de 1954, fue botado
 al agua y el 30 de septiembre del mismo año se incorporó a la Armada de
 EEUU. El 17 de enero de 1955, realizó su primera salida al mar. Fue la 
primera navegación de un buque de propulsión nuclear en la historia 
mundial. En 1955, la Armada estadounidense recibió también otro 
submarino, el "Seawolf", diseñado paralelamente al "USS Nautilus", pero 
dotado de un reactor de metal líquido. Cabe decir que, a diferencia de 
Rusia, EEUU no usaría mucho esa clase de reactores.
El
 USS Nautilus era un buque de guerra eficaz, debidamente equipado y 
armado con seis tubos lanzatorpedos, pero siendo el primer submarino 
nuclear del mundo, obviamente presentaba algunos defectos. Primero, 
producía mucho más ruido que los submarinos diésel-eléctricos. Además, 
tenía una configuración del casco no muy ideal, lo que lo hacía aún más 
ruidoso. Todos estos defectos fueron rectificados en los buques de 
posteriores generaciones. Desde finales de los años cincuenta y hasta 
nuestros días, el bajo nivel de ruido es una de las prioridades para los
 diseñadores de submarinos nucleares en EEUU, como uno de los 
principales factores de imperceptibilidad.
La respuesta soviética
Los
 estudios teóricos para la creación de un submarino nuclear comenzaron 
en la Unión Soviética casi simultáneamente a EEUU. Pero la escasez de 
recursos industriales y mano de obra especializada predeterminaron un 
atraso en el plano práctico, siendo la prioridad del momento la creación
 de un arma atómica y una infraestructura de industria nuclear. 
El 
primer proyecto soviético de submarino nuclear arrancó en 1952, cuando 
el "USS Nautilus" ya se estaba en construcción. En septiembre de 1955, 
la Unión Soviética comenzó a construir su primer submarino nuclear "K-3"
 que recibiría el nombre de "Leninski Komsomol". 
El 9 de octubre de 
1957, el buque fue botado al agua, y el 4 de julio de 1958 realizó su 
primera salida al mar. Por alguna razón, esta primera navegación 
coincidió con el Día de la Acción de Gracia en EEUU. No sabemos si 
realmente fue una coincidencia o una especie de "regalo" al potencial 
enemigo con motivo de la fiesta.
En 
los años cincuenta, la Unión Soviética se esforzó por reducir su atraso 
en número de submarinos frente a EEUU, construyendo más de doscientos 
cincuenta sumergibles diésel-eléctricos. Para principios de los años 
setenta, eliminó asimismo la diferencia en número de submarinos 
nucleares. 
En aquellos tiempos, Reino Unido y Francia ya estaban 
construyendo submarinos nucleares propios y había arrancado un proyecto 
similar en China, pero EEUU y la Unión Soviética seguían siendo líderes 
de la carrera. La Unión Soviética no solo tenía más submarinos, sino 
aventajaba a EEUU también en otros aspectos. 
Los submarinos soviéticos 
eran más ruidosos y técnicamente más sencillos que los estadounidenses, 
pero tenían mayor velocidad y profundidad de inmersión y llevaban 
armamentos más variados y potentes. Este último factor se debía 
principalmente a la tarea de mantener el equilibrio estratégico de 
fuerzas: los submarinos cumplían el papel central en la estrategia de 
lucha contra los grupos de portaaviones de EEUU.
Por eso, la Unión 
Soviética hizo hincapié en la construcción masiva de sumergibles 
portadores de misiles de crucero y se adelantó en el desarrollo de 
misiles de lanzamiento submarino. Sin embargo, el grueso del parque de 
submarinos lo constituían los portadores de misiles balísticos, parte 
inalienable de la triada nuclear.
Hoy
 en día, los submarinos siguen siendo uno de los principales componentes
 de la máquina de guerra rusa y factor clave de la estrategia de 
disuasión. En el futuro, esta tarea se encargará no solo a los 
portamisiles estratégicos, sino también a los submarinos multipropósito,
 armados con misiles de crucero de largo alcance. 
El primer buque de esa
 clase, el K-329 Severodvinsk se incorporó a la Marina de Guerra rusa a 
finales de 2013, y puede llevar hasta treinta y dos misiles de crucero. 
Está provisto de diez tubos lanzatorpedos y ocho rampas universales de 
lanzamiento para batir submarinos, buques de superficie y blancos 
terrestres bien alejados de la costa. Estos submarinos son muy útiles en
 conflictos locales, sin dejar de ser un arma eficaz para las guerras 
nucleares globales, que deben prevenir de acuerdo a su concepto de 
herramienta de disuasión.








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