Por primera vez en la historia de 
España, los helicópteros del Ejército de Tierra van a ser interoperables
 con un buque de la Armada, el Buque de Proyección Estratégica “Juan 
Carlos I”, cuya puesta en servicio supuso el impulso final para acometer
 el actual proceso de navalización. Con anterioridad, sólo se habían 
realizado tomas puntuales en cubierta en el buque Príncipe de Asturias. 
El proceso que se ha seguido en las Fuerzas Armadas francesas
 para lograr la interoperabilidad ha servido de referencia para el 
modelo español, que está ahora en pleno desarrollo y que culminará 
permitiendo por vez primera a una unidad de helicópteros del Ejército de
 Tierra operar integrada en un ambiente marino.
Según
 detalla el boletín “Tierra”, editado por el Ejército, completado el 
proceso, una unidad de helicópteros de Tierra podrá integrarse en la 
vida del barco para participar en todo tipo de operaciones en las que el
 punto de partida o destino sea el propio buque, dotando de una baza más
 a la planificación.
Las posibilidades del “Juan Carlos I”, 
con una cubierta de vuelo de 201,9 metros y 32 metros de manga, con 
puntos de toma de helicópteros en cubierta para al menos 4 Chinook o 
para 6 NH-90, y con capacidad de transporte para 30 helicópteros del 
tipo del NH-90 y 10 Chinook, además de aviones de despegue vertical, 
propició la creación de un grupo de trabajo de interoperabilidad, a 
petición del Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD).
Hace seis meses, 
arrancaba así una planificación de pruebas a fin de definir el tipo de 
misiones que pueden asumir los helicópteros de las Fuerzas Aeromóviles 
del Ejército de Tierra (FAMET) embarcados en un buque, o el tipo de 
apoyos que puede demandar la Armada de los medios aéreos del Ejército.
Entre los  estudios y pruebas  que se 
están acometiendo y que se espera concluyan antes del término de este 
año, se incluye, según el boletín “Tierra”, el análisis de los efectos que el salitre
 puede tener sobre los materiales y piezas que componen las aeronaves 
 (en el caso de los helicópteros del Ejército de Tierra se estudia más 
su exposición a otros elementos como el polvo), para poder cuantificar 
su resistencia a la corrosión, de qué forma les afecta y concretar los 
tiempos de exposición.
El proceso de capacitación de los 
helicópteros del Ejército comenzó con el estudio de las compatibilidades
 y características de cada uno de los modelos (Chinook, Cougar y Tigre),
 tomando cuatro aspectos consideración: la adecuación de las aeronaves a
 los requisitos mínimos para la operación desde el buque; la formación 
teórica y práctica de las tripulaciones; definir las misiones concretas 
que podrán ejecutarse; y establecer las medidas de coordinación entre el
 mando naval y la unidad de helicópteros embarcada.
Posteriormente
 se preparó un calendario de pruebas implicando al  Batallón de 
Helicópteros de Transporte V, el Batallón de Helicópteros de Maniobra IV
 y el Batallón de Helicópteros de Ataque I. El proceso  requiere de la aprobación del Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada de la Capacitación Aeronaval para cada uno de los modelos, hasta llegar a obtener la Calificación Operativa.
A continuación, las tripulaciones del 
Cougar y del Tigre recibieron la formación aeronaval básica y de 
adiestramiento de supervivencia,  conceptos que deben manejar todos 
aquéllos que operen en el entorno de un buque, ya sea integrados o para 
tomas y despegues. Un requisito imprescindible para poder afrontar la 
Evaluación Operativa, una de las pruebas que hay que efectuar para 
conseguir la interoperabilidad de los helicópteros de las FAMET.
Las pruebas, relata “Tierra”,  se 
llevaron a cabo a principios del mes de octubre en la Base Naval de 
Rota, principalmente con un Cougar y un Tigre, aunque también hubo un Chinook que realizó pruebas de toma, desembrague en cubierta (con
 las turbinas en marcha se embragan los rotores) y de parada a bordo. En
 una segunda fase realizada en el mar, los Tigre y Cougar realizaron 
pruebas de embraque en cubierta de vuelo, toma de relleno en caliente y 
pruebas de despegue.
Posteriormente, en el contexto del ejercicio COPEX
 los helicópteros Cougar y Tigre, ensayaron tomas en la cubierta del 
buque Juan Carlos I para comprobar que pueden operar de manera conjunta.
 Paralelamente a estas actividades, la Dirección General de Armamento y 
Material está llevando a cabo los estudios de aeronavegabilidad, con la 
colaboración del Instituto de Técnicas Aeroespaciales, de la Armada y 
del Ejército (concretamente del Parque y Centro de Mantenimiento de 
Helicópteros).
En proceso de completarse está también la acreditación de aeronavegabilidad en buques del Tigre HAP y del Cougar,
 imprescindible para alcanzar la Certificación Operativa, programada 
para el mes de marzo, y en la que la unidad de helicópteros realizará 
una serie de pruebas integrándose como unidad embarcada.
La calificación de los pilotos estaba prevista para la primera semana del mes de diciembre,
 en la que han acudido a la Escuela de Dotaciones Aeronavales de la 
Armada, en Rota. El último paso es la Calificación Operativa, cuyo 
objetivo consiste en definir las misiones que pueden ser cubiertas con los helicópteros del Ejército de Tierra en el buque “Juan Carlos I”, y esbozar los conceptos operativo/ nivel de integración para desarrollar protocolos.  
Fotos: FAMET








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