Pese a sus grandes éxitos en el sector económico y
militar, así como sus avances en la política internacional, China sigue
siendo estratégicamente vulnerable.
Según el portal Topwar ,
además de la cada vez mayor dependencia del gigante asiático de los
factores económicos globales y la creciente tensión socioeconómica
interna, China se ve inmersa en un remolino de amenazas reales y
potenciales que no pueden dejar de influir en su desarrollo.
Amenazas desde el oeste
En este sentido China se enfrenta a varios focos de inestabilidad de manera simultánea. Los más volátiles son Xinjiang , la región china de mayoría musulmana, y el Tíbet . Ninguna
de las dos regiones forma parte de la civilización china ancestral y
fueron sometidas por la fuerza. Ambas son las bazas de dos jugadores
externos: el mundo islámico y Occidente. Estas regiones son
fronterizas con las antiguas repúblicas soviéticas centroasiáticas, muy
vulnerables ante el impacto de la inestabilidad en Oriente Medio y
Afganistán y los múltiples problemas internos.
Por ahora Rusia
y China mantienen a raya la degradación de la situación en Asia
Central, pero parece inevitable que la región continúe siendo inestable.
Los últimos atentados terroristas en China indican la activación de la clandestinidad islamista. A
medida que se agrava la crisis económica global, crecerán los problemas
socioeconómicos dentro de China, lo que fortalecerá la base social de
los separatistas, islamistas y otros grupos que se oponen al Gobierno
comunista.
La India
Es evidente el apoyo que
proporciona la India a los movimientos separatistas en China. Por
ejemplo, en 2011 las autoridades indias permitieron en su territorio la
ceremonia de investidura del jefe del Gobierno en el exilio tibetano,
Lobsang Sangay. Además, China y la India tienen disputas
fronterizas. China no reconoce la línea McMahon acordada por el Reino
Unido y el Tíbet en 1914. Pekín y Delhi se disputan la soberanía sobre
dos zonas: Aksai Chin, en el noreste del estado indio de Cachemira, y
el norte del estado de Arunachal Pradesh.
Estas disputas han sido la
causa de varios conflictos fronterizos. Pese al rápido
desarrollo de los lazos económicos entre los dos gigantes asiáticos,
ambos experimentan una creciente tensión en sus relaciones. Una parte de
la élite militar india expresa preocupaciones de que su territorio
pueda convertirse en el objetivo de la expansión de China. Cabe mencionar a su vez que China es aliado de Pakistán , enemigo tradicional de la India. La
India ha intensificado últimamente la compra de armamentos modernos
para todas las ramas de las Fuerzas Armadas y está renovando su arsenal
nuclear y creando un sistema nacional de defensa antimisiles.
La vulnerabilidad de las rutas y la dependencia de las importaciones
China
carece de varias materias primas y alimentos suficientes para
autoabastecerse y tiene que importarlos. El país importa más de la mitad
del petróleo que consume. Las rutas marítimas de importaciones
atraviesan zonas de control estadounidense y de sus aliados -Japón,
Corea del Sur, Taiwán y las Filipinas- y pueden ser bloqueadas
fácilmente. Algunos expertos opinan que el consumo alimenticio
seguirá sobrepasando la producción agrícola del país. Pekín está
tratando de resolver el problema mediante la compra de capacidades
productivas en el extranjero y activamente negociando fusiones y
adquisiciones en el sector agrícola.
Al mismo tiempo las
áreas cultivadas se están reduciendo, lo que aumenta a su vez la
dependencia de China de los mercados alimenticios internacionales.
Amenazas desde el Este
En el Este China cuenta con varios enemigos serios, tanto declarados
como ocultos. La tensión viene provocada por disputas territoriales y
focos de inestabilidad. Japón y Corea del Sur son aliados militares de
Estados Unidos. Washington también tiene vínculos estrechos con Taiwán y las Filipinas, países que tienen diferencias muy serias con China. Japón,
la potencia tradicional de la región de Asia-Pacífico que guarda la
memoria de su expansión imperial en la primera mitad del siglo XX,
aparentemente no planea ceder la región a Pekín. El enfrentamiento entre los dos países parece inevitable, en particular si EE.UU. pierde su influencia en la zona.
Ante la última escalada de tensión entre China y Japón sobre la soberanía de las islas Senkaku (Diaoyu en chino) en el mar de China Oriental, la antipatía mutua ha alcanzado su cénit. Según
los sondeos realizados por el diario 'China Daily' y la organización
nipona Genron, el 93% de los japoneses tienen una actitud negativa hacia
China, mientras que el 90% de los chinos piensan del mismo modo sobre
Japón. China pretende restaurar su soberanía sobre Taiwán
tarde o temprano, pero la isla autogobernada es un aliado de EE.UU., que
se comprometió a proteger a Taiwán en caso de agresión china.
En
2005, la Asamblea Popular Nacional de China, el máximo órgano
legislativo del país, aprobó una ley que permite el uso de fuerza para
proteger su soberanía e integridad territorial, algo que la comunidad
internacional consideró como una amenaza a Taiwán. Algunos
expertos creen que el descenso de la influencia estadounidense en la
región Asia-Pacífico podría dejar las manos libres a China respecto a la
isla.
Otro punto de tensión en esta zona es la disputa sobre las
islas Spratly y las islas Paracelso. Este desacuerdo involucra a
China, Vietnam, Taiwán, Filipinas, Malasia y Brunéi. Los recursos
marítimos y potencialmente de hidrocarburos en la zona de las islas son
la principal 'fruta de la discordia' entre los países. Ciertos
analistas creen que Vietnam, con su fuerte Fuerza Aérea, podría ser uno
de los principales miembros de la coalición antichina. Hanói y
Delhi realizan anualmente ejercicios militares conjuntos en el mar de
China Meridional desde 2000.
Fuerza Aèrea de Vietnam
Además, pese a las reminiscencias negativas
de la guerra de Vietnam, Hanói comenzó un acercamiento con EE.UU. y
lanzó maniobras conjuntas en 2010 y 2012, causando el malestar de China.
El Sur
En su frontera sur China no tiene
enemigos declarados. Pero allí la situación tampoco es estable. Hay
tensión entre Tailandia y Camboya por su pretensión de soberanía sobre
el famoso templo de Preah Vihear , unos desacuerdos que en ocasiones desembocan en hostilidades.
Tailandia también tiene un conflicto con Laos. Vietnam
apoya a Camboya y Laos, mientras Tailandia a la vez se orienta a China y
EE.UU. Malasia, que está en una disputa con China sobre las islas
Spratly, desarrolla una cooperación militar con la India.
Aunque su posición es apenas previsible en la confrontación regional, Malasia e Indonesia mantienen un vector antichino. Es
destacable el problema de extremismo islamista, que afecta parcialmente
a los territorios de Tailandia, Indonesia, Malasia, Filipinas, Brunéi,
Singapur y Myanmar (Birmania).
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