Un
voraz incendio continúa devastando a estas horas al submarino nuclear
ruso Yekaterinburg, de 167 metros de eslora y capacidad para portar 16
misiles intercontinentales de combustible líquido, y que se desató en
la tarde de ayer, sin que todavía se conozcan las causas. Cumpliendo
con el reglamento, en el momento de iniciarse el incendio, el submarino,
que se encuentra en los astilleros de Rosliakovo, en el puerto de
Múrmansk, en el noroeste de Rusia, tenía apagados sus dos reactores y
no portaba carga misilística. Al parecer el fuego comenzó en la
estructura de madera desde las que se acometían los trabajos de
mantenimiento, propagándose posteriormente al casco exterior.
El presidente ruso ha dado órdenes de
determinar las causas y los responsables de este suceso que consume al
Yekaterinburg , que entró en servicio en 1985, y que aún no ha sido
controlado .
El viceprimer ministro Dmitri Rogozin,
ha asegurado que «no hay amenaza para la vida de las personas». Y las
mediciones efectuadas en la región del siniestro muestran que los
niveles de radiación están dentro de la normalidad, según aseguró un
portavoz de Situaciones de Emergencia. La posibilidad de que el
submarino pueda ser recuperado para incorporarse de nuevo a la Armada
parecería muy remota según los expertos, pese a que Medvédev ha dado
instrucciones para que así sea.
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