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Autor: Iliá Kramnik  http://spanish.ruvr.ru 
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Hoy el portaaviones es el distintivo de las Fuerzas Navales de las potencias más grandes.
Hace mucho tiempo ya que se discute la posibilidad de construir nuevos portaaviones para la Marina de Rusia.
A la vez, para obtener un buque de pleno valor a Rusia le faltan varios elementos clave.
Los
 submarinos modernos se clasifican según diferentes características. Una
 característica clave es la manera de despegue y aterrizaje de los 
aviones. Esta característica se divide en dos subclases:
CATOBAR-Catapult
 Take-Off  But Arrested Recovery-despegue asistido por catapulta, pero 
recuperación mediante detención. CATOBAR son portaaviones capaces alzar 
en el aire máquinas pesadas de más de cuarenta toneladas de peso, 
incluyendo  los aviones de transporte y los aviones radar de detección 
lejana.
STOBAR-Short Take-Off But Arrested 
Recovery-despegue corto pero, igual que en el primer caso, recobro 
mediante detención en la cubierta angular. A esta subclase pertenece, 
entre otros, el portaaviones ruso Almirante Kuznetsov. Un gran mérito 
del sistema STOBAR es su simpleza, su coste de construcción inferior y 
proporciones próximas al CATOBAR. Al mismo tiempo, el sistema STOBAR 
posee una deficiencia importante: limitación del peso del despegue y 
grandes demandas a la relación empuje-peso de las máquinas. Esto, en 
particular,  no permite a los cazas de cubierta rusos Su-33 despegar con
 la masa total de despegue, limitando artificialmente sus posibilidades.
 Además, desde la rampa es imposible el despegue de aviones de 
transporte o “radares volantes”.
La tercera subclase 
más difundido es la STOVL-Short Take-Off and Vertical Landing-despegue 
corto y aterrizaje vertical, pero las características de este nave están
 considerablemente limitadas. Además para ellas se requieren cazas de 
despegue y aterrizaje verticales, que Rusia no posee.
De tal modo, ante Rusia se plantea una opción bastante simple: ¿su portaaviones pertenecerá al tipo STOBAR o CATOBAR?
Las
 catapultas. Los diseñadores soviéticos en este ámbito no avanzaron más 
allá de un par de modelos experimentales y piezas brutas para 
“Uliánovsk”. Hoy la reanudación de las labores en ese par de catapultas 
difícilmente tenga sentido: las Fuerzas Navales de EEUU y el Reino Unido
 sustituirán ese dispositivo por la catapulta electromagnética EMALS.
El
 diseño y las pruebas de semejante dispositivo, bajo la debida 
organización del trabajo, requerirá, según los especialistas, entre seis
 y siete años. Teniendo en cuenta la posible puesta de quilla del 
portaaviones en 2015-2016, con un plazo de puesta en servicio para 
2022-2023, es muy posible limitarse a ese plazo.
El 
siguiente punto clave es la “plataforma aérea universal”, o sea un 
avión, que en la variante del buque de guerra y “radar volante” 
garantizará el funcionamiento del portaaviones y las posibilidades de 
combate de la aeronave. Rusia no dispone de un avión de esta clase. Hace
 mucho que se dejaron de diseñar los aparatos An-71 y Yak-44. La 
creación de un avión de transporte militar y del “radar volante” sobre 
la base de los aviones An-140 e Il-114 es muy dificultosa: estos no 
poseen las características de capacidad de carga y techo de vuelo que se
 requieren pare ese rol. De tal modo, un avión de este tipo deberá ser 
diseñado de cero y posiblemente tomando como base los proyectos del 
Yak-44. Para ello también se necesitarán no menos de seis o siete años.
Por
 último, para el portaaviones se necesitan aviones de combate: el Su-33 
ya no se fabrica, y el MIG-29K puede cumplir esas tareas, pero ha sido 
diseñado en los años setenta y ya está envejeciendo. El futuro 
portaaviones ruso tendrá entre  sesenta y cinco y setenta mil toneladas 
de desplazamiento y en tales condiciones la variante más razonable sería
 el caza T-50.
Hoy, teniendo en cuenta las crecientes
 complejidades y el costo del proyecto de la variante T-50, la creación 
de la máquina puede llevar diez años. De tal modo, la aparición de una 
aeronave para portaaviones puede ser posible hacia 2025-2026.
Se
 han citado tan sólo los elementos clave, sin los cuales el futuro 
portaaviones en principio no tiene posibilidades de llegar a ser un 
sistema de armamento operativo duradero. El diseño de estos sistemas y 
máquinas costará muchos millones de dólares.
La 
máxima dirigencia del país decidirá si estos gastos son justificados. 
Pero hay que tener en cuenta que sin una cobertura aérea verdadera, 
incluso lejos de las costas, la flota, para la cual en el marco del 
programa estatal de armamentos se gastarán unos cinco billones de rublos
 representará en sí un nuevo juguete costoso y poco razonable. 






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