De acuerdo con las declaraciones del Jefe de Estado Mayor ruso, Nikolái Makárov, del pasado jueves, 3 de mayo, Rusia contempla la posibilidad de autorizar ataques preventivos para destruir el escudo antimisiles de Estados Unidos,
 desplegado en territorio europeo, si ve amenazada su seguridad. Señala a
 continuación que esta decisión de recurrir a medios preventivos de 
interceptación se tomará en momentos de agravamiento de la tensión. 
Es
 decir, amenaza a los países en cuyo territorio se desplieguen elementos
 de dicha defensa antimisiles. El problema consiste en quién y cómo se 
señala o se decide que hay un agravamiento de la tensión. ¿Cuáles son los indicadores y las autoridades que definen si hay o no un incremento de la tensión? Sin duda, esto obliga a disponer de contactos permanentes entre Rusia y la OTAN, al máximo nivel.
Entre
 las nuevas capacidades señaladas en el vigente Concepto Estratégico 
(CE) de la OTAN, de noviembre de 2010, se contempla la de defender a 
nuestras poblaciones y territorios contra misiles balísticos como un eje
 central de nuestra defensa colectiva, que contribuye a la seguridad 
indivisible de la Alianza.
España como socio fiable, responsable y solidario ha aceptado, el pasado 5 de octubre, el despliegue en la Base de Rota del
 componente naval del escudo antimisiles de la OTAN, participando 
activamente en esta nueva capacidad al mismo tiempo que se eleva el 
riesgo o amenaza a que está sometido nuestro territorio como lo acaban 
de demostrar estas declaraciones del general ruso. El despliegue 
norteamericano supone cuatro destructores, dotados con el sistema AEGIS 
de interceptación de misiles y unos 1.200 militares. 
Sin duda, esta nueva posición rusa está relacionada con la vuelta de Putin a la presidencia de Rusia,
 cuya investidura se realizó, el pasado día 7, en el Gran Palacio del 
Kremlin. Estas declaraciones constituyen un anuncio de la dura actitud 
que la nueva presidencia rusa va a llevar a cabo en relación con la OTAN
 y con Estados Unidos.
También Polonia,
 Rumania y Turquía han aceptado el despliegue en su territorio de 
instalaciones militares del citado escudo antimisiles de la OTAN. Sin
 embargo, en España surge la pregunta ¿Cómo es posible que un país que, 
de forma generosa, expone a su territorio a una mayor amenaza para 
proteger todo el territorio de los aliados, tiene una parte de su propio
 territorio -Ceuta y Melilla- fuera del sistema de seguridad y defensa 
de la Alianza?. ¿Dónde está la solidaridad aliada? 
Aunque está previsto que el tema del escudo antimisiles se trate en la Cumbre de la OTAN en Chicago, los próximos 20 y 21 de mayo,
 donde, con mucha probabilidad, se decidirá las condiciones y contactos a
 tener con Rusia, lo cierto es que la amenaza rusa ya está sobre 
nuestras cabezas. España debiera aprovechar esta coyuntura 
cambiante y beligerante para proponer en dicha Cumbre que Ceuta y 
Melilla se incluyan ya, definitivamente, bajo el paraguas de seguridad y
 defensa de la OTAN. 
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Jesús Argumosa es General de División. Fue Jefe de la Escuela de Altos Estudios de la Defensa (EALEDE) del CESEDEN (2005-2009).








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