La crisis global y los recortes en defensa se lo están
poniendo difícil a los constructores navales. En Gran Bretaña el Gobierno ha alcanzado un acuerdo de principios con BAE Systems
para que la multinacional pueda reestructurar su negocio naval.
El
compromiso conlleva la remodelación del contrato del programa de los
portaaviones de la clase Queen Elizabeth, cuyos costes
previstos se acaba de conocer que han doblado los inicialmente
estimados; la construcción de nuevos buques antes de que se inicie la
fabricación de las fragatas Tipo 26, con las que se reemplazarán trece fragatas del Tipo 23
y que suponen el único gran programa previsto hasta el momento, y la
racionalización de la actividad naval británica para adecuarla a los
futuros requisitos.
Además de tener que asumir en adelante y
junto al resto de la industria participante la mitad de los sobrecostes
del programa de portaaviones –el Gobierno se hará cargo del otro 50%–, BAE Systems tratará
de mantener en lo posible la carga de trabajo en el futuro con la
fabricación propuesta de tres nuevos buques de patrulla oceánica,
aunque, entre tanto, ha previsto una pérdida de 1.775 empleos en sus
astilleros.
Con la construcción de los patrulleros, anunciada ayer por el Ministerio de Defensa,
se quiere cubrir en lo posible el hueco que llegará tras el pico de
trabajo que la construcción de los portaaviones y la de seis
destructores del Tipo 45, junto a dos contratos de exportación, está dando a los astilleros, y antes de que se inicien los trabajos del futuro Tipo 26, cuyo contrato de fabricación se adjudicará previsiblemente a finales del año que viene.
Los nuevos barcos de patrulla oceánica se emplearán por la Armada
británica en tareas de lucha contra el terrorismo, la piratería y el
contrabando. Su fabricación permitirá mantener las capacidades
necesarias para seguir construyendo nuevos buques militares en el
futuro.
El secretario de Defensa, Philip Hamond,
lo explica apuntando que esta “no sólo es una inversión en tres buques,
sino que además lo es en la industria nacional de construcción naval
militar”. Con ello, añade, “se impide que los trabajadores estén
desocupados y se mantienen las habilidades vitales necesarias para la
construcción en el futuro de la futura fragata Tipo 26”.
Los trabajos en los nuevos patrulleros, que estarán capacitados para operar con los helicópteros Merlin de la Armada, deberán iniciarse el año que viene, y la primera unidad se espera que sea entregada en 2017.
120 millones para la futura base de portaaviones
En cuanto a la reducción de fuerza laboral, lo previsto es eliminar 940 empleos de los astilleros de Portsmouth el año que viene, y otros 835 de los de Filton, Glasgow y Rosyth,
progresivamente, hasta el año 2016. Paralelamente, se invertirá más de
100 millones de libras (cerca de 120 millones de euros) en la base naval
de Portsmouth para poder acoger en ella a los futuros portaaviones de
65.000 toneladas cada uno –el Queen Elizabeth y el Prince of Wales– y los nuevos destructores Tipo 45.
Con
todas estas medidas, explican los responsables de BAE Systems, se
podrán sostener las capacidades de la empresa para ofertar buques de
guerra complejos a la Royal Navy y asegurar el empleo de miles de trabajadores altamente cualificados en el Reino Unido.
Foto: Ministerio de Defensa del Reino Unido
Infodefensa.com
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