
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Iliá Kramnik http://spanish.ruvr.ru
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Las explosiones de las primeras bombas atómicas de EEUU en el verano de 1945 significaron el nacimiento de una nueva época. La explosión de la bomba atómica soviética en el verano de 1949 dio inicio a la política de “equilibrio del miedo”.
Esta política continúa vigente hasta el día de hoy, pero sus herramientas sufrieron una evolución considerable.
Por
sus características, el armamento nuclear es sin duda el recurso más
potente alguna vez inventado por el ser humano para exterminar a sus
semejantes. Es más, al crear este tipo de armamento, la humanidad
adquirió no solo la capacidad de autodestruirse, sino la posibilidad de
destruir toda la vida en el planeta: todo en dependencia exclusiva de la
potencia y el volumen de utilización de estas armas.
La
imagen siniestra de la explosión nuclear, repetida un sinnúmero de
veces en fotografías, filmes, dibujos, ilustraciones, representó y
representa la potencia de este tipo de armamento, velando consigo a los
ojos del hombre común la evolución que ha tenido durante las últimas
siete décadas.
La potencia de las cargas termonucleares de dos componentes puede alcanzar decenas de megatones, el récord fue establecido por la URSS, donde fue diseñada y tuvieron lugar las pruebas de la “Bomba-Zar”, de cincuenta y ocho megatones. Vale señalar que la potencia proyectada de la “Bomba-Zar” era de cien megatones (cien millones de toneladas equivalentes de TNT)
No
obstante, ni la “Bomba-Zar”, ni sus semejantes, de menor potencia, a
ambos lados del océano, pudieron participar en acciones bélicas, y
tampoco permanecer durante mucho tiempo en los arsenales. Muy pronto los
militares de ambos bandos comprendieron que el incremento frontal de
las potencias condujo a un callejón sin salida, y la carrera
armamentista quedó sin sentido. Las nuevas generaciones de ojivas
nucleares desarrolladas a partir de inicios de los años setentas, se
creaban con la consideración de un amplio complejo de condiciones de la
posible utilización de estas con fines militares.
Ante
todo, se incrementó la efectividad de utilización de la materia prima.
En los dispositivos de uno y dos componentes el porciento de utilización
de los materiales de fisión mucho mayor que en las bombas de primera
generación, lo cual permitió, por un lado, incrementar la potencia de la
explosión, y por otro, manteniendo la potencia disminuir radicalmente
las dimensiones de las municiones. Ya para los años sesentas esta
miniaturización permitió crear ojivas nucleares para armas de artillería
terrestre. A mediados y finales de la misma década, ambos países
crearon municiones nucleares portátiles (de mochila).
La
“limpieza”, o sea, la mineralización, e idealmente, la ausencia de una
contaminación radiactiva a largo plazo de la zona afectada, fue una de
las exigencias fundamentales a la hora de diseñar las municiones de
nueva generación que comenzaron a diseñarse en los años setentas, sobre
todo en la URSS, donde el armamento táctico nuclear se convirtió en un
elemento inseparable del esquema de cualquier operación de envergadura.
Otra
característica esencial fue la diversificación de variantes de las
municiones, asumida a ambos lados del océano. Comenzó en los sesentas
con la posibilidad de regular la potencia de la explosión y condujo como
resultado a la creación de municiones “con objetivo”, diseñadas para
priorizar determinados factores de impacto: la onda expansiva, o –en el
caso de la bomba de neutrones– un alto nivel de radiación de estas
partículas. Es preciso señalar en el último caso prácticamente no existe
una contaminación a largo plazo con productos de la fisión, habitual en
las municiones nucleares de primera generación.
Conjuntamente
con el desarrollo de la industria automotriz, especialmente la
electrónica y la mecánica exacta, el desarrollo del armamento nuclear
condujo a la creación de un amplio arsenal de “productos especiales”. El
desarrollo y perfeccionamiento de las ojivas continúa pese a las
prohibiciones impuestas a las pruebas nucleares: las actuales
posibilidades técnicas y la experiencia acumulada permiten modelar de
modo suficientemente exacta una explosión nuclear. Además, no existen
prohibiciones respecto a las pruebas “subcríticas” con la utilización de
pequeñas cantidades de material de fisión, durante las cuales no hay
explosión nuclear.
La paradoja esencial del armamento
nuclear no reside siquiera en que las principales potencias nucleares
continúen desarrollándolo y perfeccionándolo, reduciendo en paralelo sus
arsenales.
La ironía radica en que si llegase a ser
utilizado un dispositivo nuclear en tiempos cercanos, se trataría de una
bomba fabricada en un país del tercer mundo, según las burdas
tecnologías de los años sesentas o setentas. Y posiblemente, ningún
gobierno será el responsable concreto de esta explosión.
Sin embargo, serán muchos los gobiernos que querrán sacar provecho de tal incidente.
Enhorabuena por el blog. Os sigo desde http://soldadosdepaz.blogspot.com.es/ a donde estáis invitados vosotros y vuestros lectores. Cordiales saludos.
ResponderEliminarGracias y bienvenido Trovador, entrarè a soldados de paz, mis saludos para ti.
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