El primero de los 
dos destructores proyectados por Tokio en el Plan de Defensa Nacional 
aprobado el año pasado empezará a fabricarse en el próximo año fiscal (a
 partir del 1 de abril de 2015), mientras que se hará lo propio con el 
segundo en 2016,  cumpliendo así con el objetivo de tenerlos a ambos 
totalmente operativos en 2020, según fuentes citadas por el diario 
Yomiuri Shimbun.  
Tendrían un precio unitario de unos 1.500 millones de 
dólares y se sumarán a los otros seis de este tipo que ya disponen las 
Fuerzas de Autodefensa de Japón. 
Tokio mira con recelo los numerosos 
ensayos balísticos que ha realizando Corea del Norte a lo largo de este 
año. 
El más preocupante fue el que tuvo lugar en marzo, con la prueba de
 dos misiles de clase Rodong, con 1.500 kilómetros de alcance y  
capaces  por tanto de llegar a cualquier lugar del archipiélago japonés.
 En el horizonte también inquieta el rearme de las fuerzas militares 
chinas, que han fortalecido notablemente su capacidad balística en los 
últimos años.
Los nuevos buques se unirán también a los que 
Estados Unidos tiene previsto enviar a Japón en 2017, lo que fue 
confirmado por Chuck Hagel el pasado mes de abril. Japón cuenta en estos
 momentos con seis buques equipados con tecnología Aegis: los DDG Clase 
Kongo y los DDG clase Atago, una versión mejorada del anterior.
Este refuerzo para la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón se engloba en el plan aprobado por Tokio a finales del año pasado, por el que se incrementará el presupuesto militar hasta un 5% durante el próximo lustro.
Este refuerzo para la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón se engloba en el plan aprobado por Tokio a finales del año pasado, por el que se incrementará el presupuesto militar hasta un 5% durante el próximo lustro.
El proyecto prevé la llegada de estos nuevos destructores 
durante la próxima década, en paralelo a los F-35, cazabombardero del 
que se espera Japón  adquiera hasta 40 unidades. 
J. Martínez 
defensa.com








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