El río Yarlung Tsangpo – Brahmaputra, que pasa por 
China y la India ha sido motivo de conflicto entre los dos países desde 
hace varios años. 'The National Interest' analiza si la competencia por 
los recursos acuáticos podría escalar hasta convertirse en una verdadera
 guerra. 
En el Himalaya, China y la India compiten por
 importantes recursos de agua y de energía hidroeléctrica en el río 
Yarlung Tsangpo – Brahmaputra, que se origina en el Tíbet. El conflicto 
comenzó en junio de 2000, cuando colapsó una presa en el Tíbet causando 
una repentina inundación y la muerte de 30 personas, además de daños a 
la infraestructura en el estado indio de Arunachal Pradesh, escribe 'The National Interest'.
Algunos funcionarios gubernamentales indios creyeron que la 
inundación había sido causada por China de forma intencionada, e incluso
 sugirieron que ese país utilizaría el río como un arma o impediría el 
suministro de agua para influenciar a la India. No obstante, 
posteriormente las imágenes de satélite confirmaron que el incidente 
había ocurrido por causas naturales.
En los años posteriores, el asunto volvió a cobrar gran importancia. 
En 2008, cuando el gobierno chino anunció sus planes de comenzar la 
construcción de la presa hidroeléctrica Zangmu, muchos observadores 
indios lo percibieron como el inicio de un gran proyecto de desvío que 
secaría el río Brahmaputra.
Las especulaciones se intensificaron aún más por la negación de China
 a divulgar información calificada de "asuntos internos", así como datos
 contradictorios publicados por funcionarios gubernamentales. Como 
resultado, algunos especialistas indios incluso llegaron a advertir 
sobre una próxima guerra del agua, sugiriendo que un desvío del río equivaldría a una declaración de guerra. 
No obstante, a pesar de las preocupaciones de la India, una guerra por el agua es poco probable,
 concluye el medio. En primer lugar, numerosos datos demuestran que las 
actividades chinas no afectarían el flujo del agua. En segundo lugar, 
China ha rechazado los planes de desvío del río por su alto costo 
económico y riesgos medioambientales. Además, los líderes chinos habían 
reiterado que no quieren generar antagonismo con sus vecinos más 
próximos.
Sin embargo, quizás el argumento más convincente en contra de una 
guerra, según indica 'The National Interest', es que en la práctica 
China tiene poco control sobre las aguas indias, ya que contrariamente a
 la creencia popular, hasta un 70% del agua del Brahmaputra se obtiene 
de la lluvia.
    






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