jueves, 17 de septiembre de 2015

Historia de la corporación MiG, forjadores de la aviación soviética


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 Escuadrilla de acrobacia aérea Strizhí (Vencejos), compuesta de cazas Mig-29 Fuente:Reuters

Desde su creación en la década de 1930, los MiG son sinónimo de la industria de defensa rusa, al igual que el rifle Kaláshnikov o los tanques T-34. Han estado presentes en numerosos conflictos, desde la Guerra de Corea en 1950-53 hasta la guerra en Siria.
 
Todo comenzó en el lejano 1939. A finales de los años 30, la Fuerza Aérea de la URSS ya tenía una amplia experiencia en batallas aéreas. En España, los pilotos soviéticos lucharon contra los mejores ases de Luftwaffe, y en Oriente Medio, durante los enfrentamientos fronterizos de 1938-1939, contra los japoneses.

En esa misma época, los especialistas soviéticos pudieron familiarizarse con los mejores ejemplos de la aviación alemana. Comprendieron que los aviones silenciosos que volaban a baja altura sobre la tierra se estaban quedando anticuados. 

El futuro estaba en los nuevos cazas con velocidades de varios cientos de km/h y un elevado margen de altura de vuelo. En aquella época, no se fabricaba en la Unión Soviética nada parecido. Entonces se tomó la decisión de establecer en la base de la factoría aérea de Moscú una oficina de diseño, entre cuyas tareas estaba la creación de un tipo de avión totalmente nuevo.

La oficina de diseño estaba encabezada por ingenieros experimentados. Su director fue A.I. Mikoyán, y el subdirector, M.I. Gurievich, ambos antiguos trabajadores en una de las mejores oficinas de diseño soviéticas bajo el mando de N.N. Polikárpov. 

El personal de base también provenía de allí.
Polikárpov y sus compañeros de trabajo comenzaron el diseño de un nuevo caza soviético, que figura en los documentos con la denominación I-200. Mikoyán y Gurievich tenían la tarea de reunir todos sus proyectos, perfeccionar la maqueta ya existente y proponer algo que se diferenciase radicalmente de todo lo que hasta entonces había fabricado el Complejo Industrial-Militar soviético. Esta tarea fue resuelta en un tiempo récord.


I-200. Fuente: MiG

Ya en abril de 1940, el caza se elevó hacia el cielo. Su primer vuelo fue impresionante. Tras algunos retoques, en diciembre de 1940 el avión comenzó a ser fabricado en serie con un nuevo nombre: MiG, que representaba una abreviatura compuesta por las primeras letras de los apellidos de los ingenieros principales de la oficina de diseño.

Apenas al cabo de unos meses, el MiG-1 fue reemplazado por el MiG-3, aún más rápido y con una mayor altura de vuelo. En los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, era el caza más avanzado con el que contaba la Fuerza Aérea del Ejército Rojo, y el más fabricado entre los aviones de nueva generación: hacia 1942, de las cadenas de montaje salieron más de 3.000 MiG-3.


MiG-3. Fuente: MiG

Sin embargo, ya en 1942 su fabricación fue prácticamente suspendida: tras sufrir grandes daños, la industria soviética no podía suministrar la cantidad necesaria de los motores complejos necesarios para el MiG. 

La factoría aérea de Moscú que producía los aviones tuvo que ser evacuada a Kuybyshev, en la zona del Volga. Pero no se logró restablecer completamente desde cero la compleja cadena de fabricación de los MiG. Tan solo tras el retorno de la empresa a Moscú se pudo resolver este problema.

Sin embargo, los ingenieros soviéticos se encontraron con una nueva dificultad. En los combates contra la aviación alemana se hizo del todo evidente que era necesario comenzar a utilizar motores reactivos, que permitían aumentar significativamente la velocidad del avión. Su creación fue encargada a Mikoyán y Gurievich. En 1946 realizó su primer vuelo el MiG-9, el pionero entre los aviones reactivos soviéticos.

Al año siguiente, los ingenieros crearon un nuevo caza a reacción: el MiG-15, el cual logró por primera vez superar la velocidad de 1.000 km/h. El MiG-15 estaba destinado a convertirse en el avión reactivo más fabricado de la historia: en 10 años se produjeron 15.500 unidades en todo el mundo. La última de ellas fue retirada de la Fuerza Aérea de Albania tan solo en 2006.


MiG-15. Fuente: AP

En los años 50, la oficina de diseño de Mikoyán siguió perfeccionando de forma activa este popular modelo. Los MiG-17 y MiG-19 cruzaron ya la barrera del sonido: el último rozó la velocidad de 1.500 km/h. 

Sin embargo, el auténtico avance se produjo a lo largo de los 20 años siguientes.

Primero salió de la cadena de montaje el MiG-21, el avión supersónico más fabricado en el mundo, distinguible por la característica configuración triangular de sus alas. En diferentes períodos, formó parte del armamento de más de 60 países.


MiG-21. Fuente: AP

A finales de los años 60, los ingenieros soviéticos concibieron el proyecto de un nuevo MiG capaz de competir de igual a igual con los aviones estadounidenses más nuevos. 

Los modelos antiguos se quedaban atrás en cuanto a distancia de vuelo y armamento. Este hueco se resolvió en los años 80 con el caza MiG-29. Podía utilizarse como bombardero, con una capacidad de carga de bombas de más de dos toneladas y con la posibilidad de transportar armas nucleares. 

Pero, a pesar de ello, el MiG-29 seguía siendo un caza: el piloto podía elevarlo a una altura de 18 km y acelerar hasta los 2.400 km/h. Además, la distancia del vuelo alcanzó los 1.400 km.

En la época soviética, la gama de producción de la empresa MiG era muy amplia. Así, entre los modelos de aviones se destacó el MiG-105, concebido como una nave orbital capaz de disparar desde el espacio cercano.


MiG-105. Fuente: MiG

La empresa que en su día fue fundada por Mikoyán y Gurievich se sigue considerando actualmente por derecho propio como uno de los buques insignia de la industria aeronáutica rusa.

Alexander Vershinin
http://es.rbth.com 

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