España negocia ya con EE.UU. la participación de las fragatas clase F-100 de la Armada en el «sistema de defensa antimisil balístico» para proteger el territorio de los aliados europeos de la OTAN, proyecto más conocido como «escudo antimisiles», informan a ABC fuentes militares.
De este modo, y de fructificar las negociaciones, la participación española no se limitaría al acuerdo de utilización de la Base Naval de Rota (Cádiz) para albergar los cuatro destructores estadounidenses
«Arleigh Burke» que serán desplegados en 2013 («USS Ross»), en 2014
(«USS Donald Cook») y en 2015 («USS Porter» y «USS Carney»).
«Las
fragatas españolas también cuentan con el sistema de combate Aegis para
hacer el seguimiento de misiles balísticos. El mismo que emplean los
destructores norteamericanos. Tan solo es necesario un cambio en el
“software” de los buques para poder integrarlos en el sistema de defensa
antimisil de la OTAN», explican las mismas fuentes que aseguran que en
términos de gasto podría ser asumible: «Relativamente económico». No
obstante, recalcan: «Estamos en fase de negociación, no hay ninguna
decisión tomada».
Cumbre de Chicago
Lo que ya no es tan
económico es la adquisición de los misiles interceptadores SM-3 para las
fragatas españolas F-100. En este punto EE.UU. podría encargarse de abastecerlos como contribución a un fondo común de la OTAN,
dentro de la iniciativa de la «Smart Defence», concepto militar cuyo
objetivo es que los 28 países aliados busquen fórmulas de compartir
gastos y minimizar así el impacto de los recortes presupuestarios en
Defensa por la crisis.
Los
buques dotados del sistema Aegis también pueden operar con misiles
«Patriot» basados en tierra de los que disponen otros aliados. Dentro de
la OTAN, solo Noruega y España disponen del sistema Aegis, aunque las
fragatas noruegas, de fabricación española, son de una capacidad algo
menor.
Estos
proyectos comunes de «Smart Defence» serán negociados por los
presidentes de Gobierno en la Cumbre de Chicago (20 y 21 de mayo),
primera a la que asistirá el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Para entonces España y EE.UU. habrían tomado una decisión sobre la participación de las fragatas españolas en el «escudo antimisiles» y la utilización de la Base de Rota por la Armada estadounidense.
La
importancia de la profundización del acuerdo inicial de utilización de
la Base de Rota para el «escudo antimisiles» estriba en que el actual
Ejecutivo reposicionaría aún más a España en el seno de la OTAN,
situándose como aliado sólido de EE.UU. y pieza clave del componente
naval del «sistema de defensa antimisil balístico». Sin duda, esta es
una de las bazas con las que cuenta el Ejecutivo para reorientar su
política exterior hacia Washington.
Recientemente,
el secretario de la US Navy, Ray Mabus, recordó que las fuerzas navales
de ambos países «comparten una interoperabilidad considerable». La Armada estadounidense enviará a la base de Rota entre 1.100 y 1.300 militares y
empleados civiles, a quienes acompañarán unos 2.100 familiares. Algo
que además tendrá un impacto económico en la Bahía de Cádiz. La última
vez que EE.UU. emplazó un navío en la base de Rota fue en verano de
1979.
Hay
que recordar que el anuncio inicial de la mera inclusión de la Base de
Rota en este proyecto hispano-estadounidense para albergar los cuatro
destructores fue anunciado en octubre por el anterior presidente, José
Luis Rodríguez Zapatero, el secretario de Estado de Defensa de EE.UU.,
Leon Panetta, y el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.
Fuentes consultadas en la OTAN valoran que la decisión de España empujaría a otros países a participar de algún u otro modo en el programa impulsado
por EE.UU. La guerra de Libia ha demostrado a los estrategas de la OTAN
que los países europeos están obligados a compartir sus capacidades
para poder alcanzar un nivel de eficiencia ante nuevas amenazas.
«España
ha dado ejemplo de colaboración y compromiso con nuestros aliados, algo
muy importante en estos tiempos de crisis en los que hay que dar
señales de colaboración y de participacion», señalan fuentes militares
españolas, que destacan el proyecto como clave para la seguridad de
España y los países OTAN.
Pruebas, en junio de 2007
El pasado 1 de febrero, el documento marco con el título «La defensa contra misiles balísticos. Posible participación de las fragatas F-100»,
publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos —ligado al
Ministerio de Defensa—, exponía: «El 22 de junio de 2007, la fragata
Méndez Núñez se convirtió en el primer buque de la Armada española en
detectar y seguir un misil balístico de alcance medio y con separación
de etapas. Esto se produjo en aguas de Hawai, junto a otros buques Aegis
en el ejercicio FTM-12. La fragata fue posicionada en un lugar a 300 km
del punto de lanzamiento. Con tan sólo ligeras modificaciones a los
programas instalados en el sistema de combate ... Este ejercicio
demostró que las fragatas de la clase F-100, con su sistema de combate
Aegis y su radar SPY-1 D pueden ser modificados para apoyar las misiones
de Defensa de Misiles Balísticos».
El
informe concluía que España «está en una situación ventajosa para poder
alcanzar, por un coste moderado y en un corto plazo, una capacidad
equivalente a la de los buques de la US Navy de última generación y
contribuir de esta forma a la defensa colectiva ... Si España decide dar
un impulso en esa dirección, nuestra participación en la defensa
colectiva de la OTAN dará un salto cualitativo de gran relevancia e
importancia».
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