El dilatado proceso de adquisición de un sistema de defensa antiaérea para la Fuerza Aérea del Perú (FAP), con dos licitaciones canceladas, una primera declarada desierta y la segunda cancelada sorpresivamente tras haberse declarado ganador al consorcio formado por Bumar Group, Nortrhrop Grumman y Rafael Advanced Defense Systems.
Nuevos
 informes publicados en la prensa local indican el probable motivo de la
 paralización del segundo proceso. En juego, un contrato valuado en 
aproximadamente 140 millones de dólares. El requerimiento de la FAP 
indicó claramente al Ministerio de Defensa la necesidad de adquirir equipos de última generación y de performance definida.
En
 el caso de los radares portátiles de control de tráfico aéreo y defensa
 aérea, la FAP habría estado interesada en adquirir la más reciente 
variante, el AN/TPS-80 G/ATOR, que incorpora tecnología de escaneo electrónico activo AESA, y que reemplaza a toda una serie de radares en  servicio con el Cuerpo de Infantería de Estados Unidos.
 El sistema presentado por Northrop Grumman es un muy capaz y la más 
reciente variante de este radar de estado sólido, que la empresa sigue 
mercadeando a nivel global, pero representa una ingeniosa evolución de 
tecnología existente desde hace décadas. Ambos sistemas son 
transportables a bordo de un avión de transporte C-130 Hercules.
En cuanto al sistema Spyder SR, presentado por la israelí Rafael, los misiles Python
 integrados en esta variante, de un rango aproximado de 15 kilómetros, 
no alcanzan a satisfacer el requerimiento de la institución peruana, que
 habría solicitado la variante Spyder MR, equipada con ocho misiles Derby listos para disparo, que en esta configuración superficie-tierra tienen un alcance aproximado de 35 kilómetros.
Finalmente, y el punto de mayor peso citado por el artículo del diario limeño La República, fue el reclamo de las empresas rivales, China Precision Machinery Import-Export Corporation (CPMIEC) y la estatal rusa Rosoboronexport.
 La empresa china presentó una queja al comité de adquisiciones, en la 
que manifiesta que la propuesta del consorcio declarado ganador no 
cumplía con los requerimientos técnicos del concurso. Rosoboronexport 
habría advertido al Ministerio de Defensa que los misiles antiaéreos PZR Grom son un producto derivado de los misiles rusos Igla,
 sin la licencia correspondiente, y que arriesgaban acciones legales en 
caso de adquirirlos. La propia FAP habría indicado que estos misiles no 
son productos de última generación.
En esta situación, el urgente reemplazo de las anticuadas baterías de misiles S-125 Neva (Pechora)
 de la FAP, un sistema desplegado originalmente por la extinta Unión 
Soviética en la primera mitad de la década de 1960, sigue pendiente.
Infodefensa.com     P. Watson, Lima  







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