Los
 pagos comprometidos a las industrias de defensa implicadas en los 19 
programas especiales de armamento y los recortes en mantenimiento 
convertirán a las Fuerzas Armadas, según un informe de la Fundación 
Alternativas, en un "Ejército bonsái", con un amplio espectro de 
materiales pero sin la posibilidad de utilizarlos por la imposibilidad 
de dedicar el presupuesto suficiente para mantenerlos operativos.
La
 fundación ha presentado esta mañana el informe "El impacto de la crisis
 económica en la Defensa: autónoma irrelevancia o acción combinada", 
elaborado por el investigador Bernardo Navazo con la colaboración, entre
 otros, del ex secretario de Estado de Defensa Constantino Méndez, el 
vicepresidente ejecutivo de la fundación, Nicolás Sartorius, y el ex 
diputado del PSOE Jordi Marsal.
Las
 conclusiones del informe, similares a las evaluaciones presentadas por 
Méndez en septiembre de 2011, poco antes de dejar el cargo en el 
Ministerio, son demoledoras: el Ministerio de Defensa está en una 
situación de "colapso financiero", con unos compromisos de pago a la 
industria de unos 3.500 millones de euros anuales desde 2012 hasta 2025,
 mientras que "la proyección de la asignación presupuestaria media anual
 para dicho capitulo el mismo periodo se acerca a los 1.300 millones". 
Así, "el Ministerio de Defensa tiene un desfase entre ingresos y gastos"
 de "más de 2.200 millones de euros al año durante la próxima década y 
media". 
El
 documento presenta una comparación con la situación económica de los 
Ministerios de Defensa de Francia, Reino Unido, Alemania e Italia, 
concluyendo que en estos países se han ejecutado tres medidas frente a 
las restricciones económicas: la reducción del personal de los 
Ejércitos; el desmantelamiento de grandes sistemas de armamento, entre 
los que destaca la eliminación de carros de combate en Holanda, Reino 
Unido y Alemania; y la reducción de unidades solicitadas de los nuevos 
sistemas programados, algo que, incide repetidamente el informe, no ha 
hecho aún España.
Las
 diferencias entre el presupuesto inicial en 2012 (6.316 millones de 
euros) y el finalmente ejecutado (9.607 millones) es de un 30.69%. El 
desfase, explica Navazo, motivado por la inclusión de los organismos 
autónomos dependientes de Defensa, el coste de las misiones en el 
exterior y el crédito extraordinario para los programas especiales, 
matiza "la sabiduría popular sobre el Minsterio de Defensa", que entre 
2007 y 2013 habría sufrido un recorte de un 8,7%, "cantidad alejada de 
lo que se suele comentar públicamente" (un 28%, según el secretario de 
Estado, Pedro Argüelles).
El Ejército quedará inoperativo antes que obsoleto
El
 investigador incide en que Defensa ha blindado las adquisiciones con 
"leves retrasos y refinanciaciones", priorizando los recortes en los 
capítulos de mantenimiento y personal, lo que "está poniendo en peligro 
la seguridad del Estado". Por eso, aconseja "priorizar sesudamente" lo 
que se considere necesario y "recortar, compartir e hibernar" el resto 
de capacidades. Si no se hace así, "el ejército quedará inoperativo 
antes que obsoleto".
"El 
proceso de modernización de los PEA (Programas Especiales de Armamento) 
puede provocar la parálisis operativa de las Fuerzas Armadas", insiste 
Navazo, que señala varias soluciones para resolver la "deuda de 
Defensa": la compensación de los 14.000 millones de euros que las 
empresas deben al Ministerio de Industria; la colaboración con otros 
países para compartir capacidades; la revisión del sistema de 
adquisiciones y un ejercicio de priorización que permitiría "llevar a 
cabo de manera racional los recortes a los que el Ministerio se verá 
forzado". Sin embargo, esta 
priorización se ve afectada por la falta de un "documento estratégico 
maestro apoyado por la mayoría del espectro político" que indique los 
riesgos y amenazas y que señale los objetivos estratégicos de la segunda
 década del s. XXI.
La
 propuesta para renegociar los programas especuales de armamento es 
similar a la utilizada por el ministro de Defensa alemán, Thomas de 
Meziére, quien ha planteado a las empresas la disyuntiva de abonar todos
 y cada uno de los pagos, a costa de ser incapaz de adquirir nuevos 
sistemas para tener capacidades futuras, o renegociar reducciones o 
cancelaciones de los contratos actuales, asegurando así encargos a medio
 plazo.
Unos compromisos de difícil cumplimiento
El
 ex secretario de Estado Constantino Méndez ha reconocido que el 
problema de los programas especiales de armamento "no es coyuntural, 
sino estructural", provocado por la escasez presupuestaria y la "mala 
planificación", aunque ha resaltado la importancia de estos contratos 
para la adquisión de la base tecnológica e industrial con la que cuenta 
España.
Méndez, como hizo 
poco antes de dejar su cargo en el Ministerio, ha insistido en que los 
pagos comprometidos hasta 2025 son "de difícil cumplimiento" y ha urgido
 a buscar una solución viable. De no ser así, ha dicho, España se 
limitará en el futuro, como ya ocurrió en el pasado, a ser un país 
comprador de tecnologías desarrolladas por otros.
Julián
 García Vargas, ex ministro de Defensa y actual presidente de la 
Asociación Española de Empresas de Empresas Tecnológicas de Defensa, 
Aeronáutica y Espacio (TEDAE), ha reconocido que la lista de capacidades
 contratadas "podría haberse estudiado mejor", en un momento en el que 
hubo una "acumulación de peticiones de los cuarteles generales".
García
 Vargas, ministro de Defensa entre 1991 y 1995, antes de que se firmaran
 los primeros contratos, ha señalado que "es muy fácil equivocarse en 
una época de aceleración histórica". De cualquier manera, el presidente 
de TEDAE ha insistido en la necesidad de que exista seguridad jurídica y
 de que se cumplan los contratos firmados -o al menos se renegocien-, 
porque "no se puede decidir no pagar de forma unilateral".
http://www.revistatenea.es











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