La barrera del Ártico

El interceptor supersónico de dos plazas conocido como MiG-31 (o Foxhound según la designación de la OTAN) fue el primer avión de combate soviético de cuarta generación. Se empezó a fabricar a finales de los años 60 del siglo pasado por dos razones principales: una externa y otra interna. 

Por un lado, EE UU. acababa de adquirir misiles de crucero estratégicos y el bombardero FB-111. Estos artefactos podían alcanzar la frontera de la URSS tras atravesar el Polo Norte sin ser detectados por los satélites soviéticos, volando para ello a baja altura y siguiendo el relieve del terreno. Por otra parte, la barrera de radares de la frontera del norte de Rusia tenía un importante ‘agujero’.

Para cubrir este espacio y recibir a los posibles ‘visitantes’, se tomó la decisión de enviar al cielo del Ártico unos aviones que fueran capaces de controlar el espacio aéreo a lo largo y ancho de un amplio frente y a todas las altitudes posibles.

Especificaciones técnicas del MiG-31

Peso máximo al despegue: 46,2 t
Velocidad máxima de vuelo: 3.000 km/h (a gran altura), 1.500 km/h (a baja altura)
Techo de vuelo: 20,6 km
Máxima carga de combate: 9 t

Esos aviones fueron los nuevos MiG, diseñados en la Oficina de Diseño Experimental del célebre fabricante de aviones Artiom Mikoyán (actualmente Corporación Aeronáutica Rusa MiG). Después de su puesta en servicio, los aviones de reconocimiento aéreo norteamericanos redujeron considerablemente el número de vuelos a lo largo de las fronteras de la URSS.

Actualmente, ante la creciente importancia que ha adquirido la defensa de los intereses de Rusia en la región del Ártico, la experiencia polar del MiG-31 podría resultar de gran utilidad para las unidades del ejército ruso destinadas al norte del país. 

 
Los radares voladores

El MiG-31 es capaz de alcanzar y derribar cualquier objetivo: desde satélites de órbita baja a misiles de crucero. Un grupo de interceptores se encarga de controlar una importante franja del espacio aéreo ruso, para luego guiar hacia el objetivo a los cazas y a los sistemas de defensa antiaérea terrestres.

Por los excepcionales sistemas electrónicos de localización instalados en estas naves, los pilotos rusos las han apodado como ‘radares voladores’. El equipo está basado en el sistema de control de tiro Zaslon, equipado con la primera antena en fase del mundo. La diferencia de este tipo de antenas con el modelo de radar clásico reside en que las primeras permiten alterar el diagrama de radiación de una antena fija, además de emitir la cantidad de radiaciones necesaria para el seguimiento de objetivos múltiples.

El sistema Zaslon es capaz de detectar 24 objetivos en una extensión de 200 kilómetros. El ordenador de a bordo puede seleccionar los cuatro objetivos más peligrosos y dirigir misiles aire-aire de largo alcance en esa dirección. 

Para los otros cuatro objetivos (el número máximo de objetivos para una ataque simultáneo es ocho) se emplean misiles de medio y corto alcance, o bien se transfieren sus coordenadas a otros cazas o a los sistemas de defensa antiaéreos situados en tierra.

 
El sistema actualizado Zaslon-M, que se introdujo en el ejército ruso en 2008, ha aumentado la distancia máxima de detección de objetos voladores a 320 km.

Los expertos aseguran que actualmente no existe un sistema de aviación comparable al MiG-31, ni se prevé que aparezca ninguno en los próximos 10-15 años. 

Ninguno de los cazas contemporáneos (excepto los de quinta generación) es plenamente supersónico, puesto que su tiempo de vuelo a velocidades supersónicas se limita a 5–15 minutos debido a las diversas limitaciones que presenta la estructura de estas naves.

La duración de vuelo del MiG-31 a velocidad supersónica solo está limitada por el depósito de combustible. Es más, el MiG-31 puede superar la barrera del sonido en vuelo horizontal y durante la toma de altura, mientras que la mayoría de los aviones supersónicos tienen que realizar un picado para sobrepasar la velocidad Mach 1. 

Historia de un breve despegue

El MiG-31 comenzó a fabricarse en 1981 en la fábrica Sókol, situada en la ciudad de Gorki (la actual Nizhni Nóvgorod). A finales de 1994 se fabricaron más de 500 unidades, después de lo cual su producción se fue reduciendo. Actualmente solo quedan unas cien unidades.
En 1984 se empezó a trabajar en su modernización, lo que dio como resultado en modelo MiG-31M. Este avión supuso la cima del desarrollo de la aviación militar en la URSS. De hecho, algunos de sus informes siguen teniendo carácter confidencial. Se sabe que el MiG-31М supera la velocidad máxima alcanzada por todos los aviones análogos del mundo al menos en 500 kilómetros por hora. En agosto de 1995 fue presentado en la feria de aeronáutica MAX-95 celebrada en Zhukovski, donde causó entusiasmo. Sin embargo, el MiG-31М tampoco se fabricará en serie.

Aun así, tanto la fábrica Sókol como las plantas de reparación de aviones mantienen la capacidad de producción, el personal y la documentación necesarios para reanudar el trabajo. Según los expertos del sector aeronáutico, todo esto permitiría reducir en más de una tercera parte el tiempo y los costes de fabricación de estos aviones, tan propicios para la defensa de las fronteras del espacio aéreo.

Para la realización de este artículo se ha utilizado información de VPK News y Rossíyskaya Gazeta.

Fuente: youtube/Artur Sarkisyan
http://rusiahoy.com