Cómo la nave sumergible llegó a ser un submarino de verdad?
Los
submarinos que se incorporaron a las fuerzas navales de las principales
potencias mundiales a finales del siglo XIX – principios del XX,
convirtiéndose, durante la Primera Guerra Mundial, en un arma
estratégica sumamente peligrosa, todavía no eran "submarinos" en el
sentido estricto de esta palabra, considerando el tiempo que pasaban
encima y debajo del agua.
Más bien se merecían el calificativo de
"sumergibles". Sus posibilidades tácticas y operativas resultaban
notablemente limitadas por la necesidad de renovar con frecuencia la
reserva del aire atmosférico que les servía para echar a andar los
motores diésel y recargar las baterías para desplazarse bajo el agua.
Solo podían permanecer sumergidos unas cuantas decenas de horas.
En
parte, el problema fue solucionado a través del snorkel, un dispositivo
que permite al submarino operar sus motores diésel y equipos de
ventilación sumergido a una profundidad de periscopio sin dejar de tomar
el aire de la superficie. A pesar de su nombre alemán, este dispositivo
tenía un prototipo en Rusia inventado poco antes de la Primera Guerra
Mundial por el comandante del submarino Skat, el teniente Nikolái Gudim.
Pasó felizmente todas las pruebas de funcionamiento, pero jamás llegó a
fabricarse en serie.
Las experiencias
de la Segunda Guerra Mundial demostraron que permaneciendo largo tiempo
en la superficie el submarino se exponía a un peligro fatal. Los
radares enemigos prácticamente no tenían problemas para interceptarlo a
cualquier hora del día o de la noche y en cualquier situación climática.
En cambio, éste sí tenía complicaciones para huir sumergido de la
fuerza naval enemiga con la aparición de los buques rápidos, cazadores
de submarinos, provistos de potentes equipos acústicos. Era obvia la
necesidad de un nuevo tipo de propulsor.
La
iniciativa de hacer un submarino de propulsión nuclear vino de la mano
del capitán (y futuro almirante) Hyman Rickover, uno de los más famosos
ingenieros navales de EEUU, que en 1949 fue nombrado jefe del
departamento de reactores atómicos de la Marina de Guerra liderando el
desarrollo del sistema de propulsión para el "USS Nautilus" y el
proyecto en su conjunto. La construcción del submarino de nueva
generación comenzó en verano de 1952.
El 21 de enero de 1954, fue botado
al agua y el 30 de septiembre del mismo año se incorporó a la Armada de
EEUU. El 17 de enero de 1955, realizó su primera salida al mar. Fue la
primera navegación de un buque de propulsión nuclear en la historia
mundial. En 1955, la Armada estadounidense recibió también otro
submarino, el "Seawolf", diseñado paralelamente al "USS Nautilus", pero
dotado de un reactor de metal líquido. Cabe decir que, a diferencia de
Rusia, EEUU no usaría mucho esa clase de reactores.
El
USS Nautilus era un buque de guerra eficaz, debidamente equipado y
armado con seis tubos lanzatorpedos, pero siendo el primer submarino
nuclear del mundo, obviamente presentaba algunos defectos. Primero,
producía mucho más ruido que los submarinos diésel-eléctricos. Además,
tenía una configuración del casco no muy ideal, lo que lo hacía aún más
ruidoso. Todos estos defectos fueron rectificados en los buques de
posteriores generaciones. Desde finales de los años cincuenta y hasta
nuestros días, el bajo nivel de ruido es una de las prioridades para los
diseñadores de submarinos nucleares en EEUU, como uno de los
principales factores de imperceptibilidad.
La respuesta soviética
Los
estudios teóricos para la creación de un submarino nuclear comenzaron
en la Unión Soviética casi simultáneamente a EEUU. Pero la escasez de
recursos industriales y mano de obra especializada predeterminaron un
atraso en el plano práctico, siendo la prioridad del momento la creación
de un arma atómica y una infraestructura de industria nuclear.
El
primer proyecto soviético de submarino nuclear arrancó en 1952, cuando
el "USS Nautilus" ya se estaba en construcción. En septiembre de 1955,
la Unión Soviética comenzó a construir su primer submarino nuclear "K-3"
que recibiría el nombre de "Leninski Komsomol".
El 9 de octubre de
1957, el buque fue botado al agua, y el 4 de julio de 1958 realizó su
primera salida al mar. Por alguna razón, esta primera navegación
coincidió con el Día de la Acción de Gracia en EEUU. No sabemos si
realmente fue una coincidencia o una especie de "regalo" al potencial
enemigo con motivo de la fiesta.
En
los años cincuenta, la Unión Soviética se esforzó por reducir su atraso
en número de submarinos frente a EEUU, construyendo más de doscientos
cincuenta sumergibles diésel-eléctricos. Para principios de los años
setenta, eliminó asimismo la diferencia en número de submarinos
nucleares.
En aquellos tiempos, Reino Unido y Francia ya estaban
construyendo submarinos nucleares propios y había arrancado un proyecto
similar en China, pero EEUU y la Unión Soviética seguían siendo líderes
de la carrera. La Unión Soviética no solo tenía más submarinos, sino
aventajaba a EEUU también en otros aspectos.
Los submarinos soviéticos
eran más ruidosos y técnicamente más sencillos que los estadounidenses,
pero tenían mayor velocidad y profundidad de inmersión y llevaban
armamentos más variados y potentes. Este último factor se debía
principalmente a la tarea de mantener el equilibrio estratégico de
fuerzas: los submarinos cumplían el papel central en la estrategia de
lucha contra los grupos de portaaviones de EEUU.
Por eso, la Unión
Soviética hizo hincapié en la construcción masiva de sumergibles
portadores de misiles de crucero y se adelantó en el desarrollo de
misiles de lanzamiento submarino. Sin embargo, el grueso del parque de
submarinos lo constituían los portadores de misiles balísticos, parte
inalienable de la triada nuclear.
Hoy
en día, los submarinos siguen siendo uno de los principales componentes
de la máquina de guerra rusa y factor clave de la estrategia de
disuasión. En el futuro, esta tarea se encargará no solo a los
portamisiles estratégicos, sino también a los submarinos multipropósito,
armados con misiles de crucero de largo alcance.
El primer buque de esa
clase, el K-329 Severodvinsk se incorporó a la Marina de Guerra rusa a
finales de 2013, y puede llevar hasta treinta y dos misiles de crucero.
Está provisto de diez tubos lanzatorpedos y ocho rampas universales de
lanzamiento para batir submarinos, buques de superficie y blancos
terrestres bien alejados de la costa. Estos submarinos son muy útiles en
conflictos locales, sin dejar de ser un arma eficaz para las guerras
nucleares globales, que deben prevenir de acuerdo a su concepto de
herramienta de disuasión.
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