Corea del Norte posee misiles capaces de alcanzar no solo la vecina Corea del Sur, sino también las bases militares estadounidenses en Japón y en la isla de Guam e incluso el territorio continental de EEUU.
Esta información fue difundida por los medios de comunicación de
Corea del Sur, citándose fuentes en el Ministerio norcoreano de Defensa.
Al mismo tiempo, se transmitió que todos los enemigos de la revolución
llegarían a sentir “el sabor real de la guerra que el mundo todavía
desconoce y que ni siquiera se puede imaginar”.
Pyongyang hizo esta declaración a modo de respuesta al acuerdo firmado recientemente por Washington y Seúl, según el cual Corea del Sur podrá aumentar de 300 a 800 kilómetros el alcance de sus misiles.
Seúl lleva bastante tiempo aceptando importantes restricciones al
programa de desarrollo de sus misiles. Así, los parámetros estándar de
control de tecnologías de cohetes y misiles, que de hecho representan la
normativa vigente del proceso de no proliferación, no fueron aprobados
por Corea del Sur hasta 2001. Ello permitió a Seúl crear sistemas con
hasta 300 kilómetros de alcance. Hasta aquellos momentos el país se
había comprometido a no crear misiles tácticos con un alcance superior a
180 kilómetros.
El límite de 800 kilómetros para sistemas de combate es lógico. En el
aspecto tecnológico Seúl estaba preparado para dar este paso desde hace
tiempo. Pero, al igual que había ocurrido anteriormente, los matices
políticos de convivencia en la Península no invitaban a incorporar este
tipo de misiles en los arsenales. Washington, por su parte, no dejaba de
animar a los surcoreanos y, como se ve, tenía todas las razones para
ello.
Corea del Sur está diseñando y realizando pruebas, aunque con la
asistencia de Moscú, de sus propios cohetes portadores Naro-1 (KSLV-1).
La parte rusa está diseñando para Seúl el primer escalón que en un
futuro habrá de usarse también en el nuevo cohete ruso Angará. Los
resultados de momento no han sido muy prometedores, pero para la última
semana de octubre está fijado el tercer lanzamiento de prueba.
Un país que se ha familiarizado con el lanzamiento de aparatos a la
órbita se sentirá mucho menos limitado en la esfera de las tecnologías
de cohetes y misiles. O, en caso de proponerse un lanzamiento de misiles
hacia otro continente, para atacar al invulnerable enemigo. Corea del
Norte, por su parte, no ha demostrado demasiados éxitos en la colocación
de satélites en la órbita.
Corea del Sur, tras dominar las tecnologías de uso civil podría
proceder a crear sus propios misiles táctico-operativos, capaces de ser
usados en teoría contra el país vecino.
Pero solo en teoría, dado que ninguna de las dos Coreas se dispone en
serio a iniciar una guerra. Simplemente les gusta asustarse mutuamente
con declaraciones altisonantes…
REUTERS/ Lee Jae-Won
http://sp.rian.ru
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