Mientras Israel ensaya por tercer día consecutivo un ataque de 
misiles lanzado desde Siria, el Líbano (grupo chíi Hizbulá) y Gaza 
(grupo islamista Hamas) en el macroejercicio de emergencia 'Retaguardia 
firme 1', su ministro de Defensa, Moshe Yaalon, se ha referido de forma 
explícita a la venta de sofisticadas armas de Rusia al régimen de Bashar Asad.
Según Yaalon, el traspaso de los poderosos misiles antiaéreos S-300 
rusos "supone una amenaza y puedo decir que no hay progresos en esta 
venta. El envío de las armas aún no ha salido. Esperemos que no salgan, 
pero, si salen, sabremos cómo actuar".
Sin confirmar ni desmentir la autoría de los dos recientes ataques en
 las afueras de Damasco contra avanzado arsenal iraní destinado a su 
aliado Hizbulá, el dirigente israelí insinúa que los misiles S-300 están incluidos en su 'línea roja'. Es decir, en el paquete de armas "estratégicas que pueden cambiar las reglas de juego"
 si caen en manos de Asad o Hizbulá. Concretamente la regla que 
establece la manifiesta superioridad aérea militar de Israel en la 
región.
"Nuestros enemigos se han armado en los últimos años con misiles y 
proyectiles. Nosotros hemos afrontado pruebas en el pasado y 
desgraciadamente afrontaremos nuevos exámenes", afirma.
'Vigilando' a Hizbulá
A través de mensajes más o menos directos, Israel ha dejado claro que no dudará en "actuar" para abortar un nuevo envío de armas a Hizbulá,
 asumiendo incluso la más que probable respuesta militar de Siria, lo 
que llevaría a ambos países a una guerra. Israel ha avisado a Asad de 
que un ataque contra ciudades israelíes podría suponer el fin de su 
régimen (que mantiene desde hace más de dos años una cruenta guerra con 
los rebeldes).
Los analistas militares israelíes estiman que la Fuerza Aérea recibiría 'luz verde' también para abortar la transferencia de los misiles S-300 rusos, lo que provocaría un conflicto militar con Damasco y diplomático con Moscú.
En el año 2010, Siria firmó un contrato con Rusia para recibir cuatro
 sistemas de estos misiles de defensa aérea a cambio de unos 800 
millones de dólares. En los últimos meses, Israel, Estados Unidos, 
varios países europeos y grupos de la oposición a Asad han intensificado
 su presión a Moscú para que no haga efectiva la venta. Rusia ha reiterado hoy que no cederá a la presión y traspasará el armamento a Asad.
Situación explosiva
El jefe del Ejército israelí, Benny Gantz, ha comentado hoy la explosiva situación en Siria y sus posibles efectos en Israel. "No tenemos ninguna voluntad en entrar en la guerra interna siria.
 En el caso que identifiquemos el disparo continuado o peligroso [de 
Siria contra territorio israelí], actuaremos para retirar dicho 
peligro", afirmó, tras valorar los progresos en la preparación de la 
retaguardia en caso de sufrir un ataque masivo de misiles y proyectiles.
Gantz analizó también la lucha interna siria: "Hay altibajos en la 
capacidad de mandar del régimen y, en determinadas zonas, es muy 
limitada. En el terreno, no hay avance significativo de ninguna de las 
partes".
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