Boeing ha suministrado la última bomba de precisión y bajos daños colaterales (Focused Lethality Munition, FLM) a la Fuerza Aérea estadounidense, de un contrato de 500 bombas.
La FLM es una versión de la bomba de pequeño diámetro (SBD), de
 130 kg (285 lb) y 93 kg de explosivo, que produce mínimos daños 
colaterales al atacar un objetivo, al estar diseñada con un cuerpo y 
ojiva de fibra de carbono para minimizar la producción de fragmentos 
metálicos. 
Utiliza un compuesto explosivo multifase, desarrollado por el
 Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, con 
pequeñas partículas de tungsteno que crea una zona de destrucción de 
unos metros, produciendo pocos daños fuera de esos metros de radio.
La FLM dispone de un sistema de guiado GPS, con un sistema de navegación inercial y un sistema antiperturbaciones GPS. Está equipada con unas alas desplegables en forma de diamante invertido que aumenta el alcance hasta los 111 km, fuera del alcance de los sistemas de defensa antiaérea, proporcionando más seguridad a las tripulaciones de los aviones lanzadores.
Utiliza
 los mismos sistemas que las bombas de pequeño diámetro, que puede 
llevar cuatro bombas y que se puede emplear en los puntos de carga 
externos de los aviones convencionales y en las bodegas interiores de 
los aviones furtivos F-22 y F-35 y de los bombarderos B-1 y B-2 y puede ser lanzada desde aviones no tripulados de combate (UCAV). Han sido lanzadas con éxito 23 bombas en 23 misiones.
La Fuerza Aérea estadounidense
 comenzó a principios de los años 90 del siglo pasado un programa para 
desarrollar bombas de gran precisión, que no fuesen afectadas por las 
condiciones meteorológicas, como lo eran las Paveway guiadas por láser. 
El programa condujo a la obtención de las municiones conjuntas de ataque directo (JDAM), con guía GPS,
 y el desarrollo posterior de las bombas de pequeño diámetro, de gran 
precisión y lanzadas a gran distancia del objetivo. 
Con esa mayor 
precisión y menor peso se pueden llevar más bombas y con un solo avión 
cumplir una misión de ataque a más objetivos. Y la Fuerza Aérea
 está interesada en el desarrollo de una nueva generación de armas 
modulares de mayor precisión, penetración, que no sean localizables 
(furtivas) y lanzadas a gran distancia.
En 2006, el Mando Central estadounidense, con responsabilidad en Irak y Afganistán,
 realizó una petición urgente para desarrollar una bomba que provocase 
menores daños colaterales en entornos urbanos, comenzando Boeing, en septiembre de ese año, el desarrollo de la bomba FLM, cuyas primeras cincuenta unidades entregó en marzo de 2008.
La
 bomba tiene un error circular probable de 5 a 8 m (el cincuenta por 
ciento de las bombas caerían en un círculo de esas dimensiones), que 
puede disminuirse actualizando los datos GPS antes de su lanzamiento, lo que la hace muy útil para atacar edificios urbanos, sin provocar daños colaterales.
Julio Garulo
http://www.revistatenea.es






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