El MiG-25, que despegó por primera vez hace 50 años, marcó durante
mucho tiempo la moda en el mundo de la aviación de combate. RBTH publica
los datos más interesantes y curiosos sobre este caza interceptor que
forma parte de las fuerzas armadas de más de diez países del mundo,
aunque hay que decir que todavía no se ha enfrentad
MiG-25,el mítico avión de combate creado en la época soviética. Fuente: Alex Beltyukov, Wikipedia
El MiG-25 (según la designación de la OTAN Foxbat) fue pensado para responder a la
amenaza que suponía el bombardero supersónico americano B-58 y sus siguientes
versiones, que eran capaces de romper las defensas antiaéreas y llevar a cabo
ataques nucleares.
Los cazas interceptores a disposición de la URSS no lograban
hacer frente a estos aviones debido a su capacidad de vuelo a alta velocidad y
a gran altura.
De hecho, los aviones soviéticos tampoco podían
plantar cara al avión de reconocimiento Lockheed SR-71, que poseía una
velocidad de crucero de 2,8 Mach. Y el bombardero estratégico XB-70 Valkyrie no
dejaba ninguna oportunidad a los aviones que componían entonces las fuerzas
aéreas soviéticas, como el MiG-21 ni al Su-15. Los constructores del MiG-25
lograron que el avión alcanzara una velocidad de 3.000 km/hora y elevarlo hasta
los 23.000 metros, con lo que consiguieron que el avión se pudiera comparar al
Valkyrie por sus características. Aunque nunca llegó a producirse un auténtico
enfrentamiento entre estas dos aeronaves, ya que el XB-70 nunca llegó a
fabricarse en serie.
Por encima de todos
El avión MiG-25 ha
batido 29 récords mundiales. De todos ellos, uno permanece todavía imbatible:
la altura de vuelo de este avión con motores a reacción. El 21 de agosto de
1977 el piloto de pruebas Fedótov se elevó a una altura de 37.650 metros.
El fuselaje del MiG-25 no tenía precedentes en
la aviación de combate mundial. El avión está equipado con entradas de aire
horizontales laterales, una cola de doble fuselaje y unas finas alas
trapezoidales de pequeño tamaño. Sus dos turborreactores están situados junto a
la parte del fuselaje de la cola. Esta disposición permitía al avión alcanzar
velocidades récord en aquel momento y obtener una capacidad de maniobra
superior a la de las aeronaves de su clase.
La tecnología radioelectrónica de a bordo
permitía por primera vez llevar al interceptor hasta su objetivo en modo
semiautomático, algo que con las tasas de velocidad que iba a alcanzar se hacía
prácticamente imperativo: los reflejos humanos habituales no podían reaccionar
a tiempo.
La barrera de la temperatura
A velocidades superiores a los 2,5 Mach se
produce un fuerte calentamiento en la maquinaria del avión que llega a alcanzar
temperaturas de 300-400 grados centígrados, por lo que los materiales
utilizados en el MiG-25 no podían ser los que se habían utilizado hasta el
momento en este tipo de construcción. Una de las opciones era el titanio,
empleado por los americanos. Sin embargo, los constructores rusos apostaron por
el acero, que finalmente se utilizó para el 80% de la masa total del avión. El
resto fue construido con titanio y otras aleaciones de aluminio
termorresistentes.
En el fuselaje había 5 kilómetros de juntas y
1,4 millones de soldaduras. Un ejemplo de la calidad de este trabajo es que en
un año de trabajo, tras 450 kilómetros de soldaduras, únicamente se
descubrieron dos insignificantes fugas de combustible. Un inesperado efecto
colateral del uso de este nuevo material fue la sorprendente capacidad de reparación
del avión: la soldadura se podía realizar directamente en su punto de
estacionamiento.
El dolor de cabeza de los congresistas
estadounidenses
El desarrollo de este interceptor y sus pruebas
se llevaron a cabo en el más estricto secreto. Su existencia fue revelada al
mundo el 9 de julio de 1967 en un desfile aéreo con motivo de la celebración
del Día de las Fuerzas Aéreas en Domodédovo. Cuatro interceptores pasaron en
vuelo raso sobre las tribunas del público. El director de la compañía informó
de que este nuevo aparato era capaz de superar una velocidad de 3.000
kilómetros/hora.
Para Occidente esto fue una enorme noticia,
aunque no precisamente buena. Con motivo de esta noticia llegaron a celebrarse
incluso varias audiencias de emergencia en el congreso de Estados Unidos. Tras
estas audiencias se comenzó a trabajar en la creación de cazas interceptores de
las nuevas clases F-14 y F-15. Estos dos aviones poseen el mismo diseño de
doble fuselaje en la cola que el MiG-25, aunque no son capaces de alcanzar la
misma velocidad ni la misma altura.
En septiembre de 1976, el teniente Víktor
Belenko se fugó a bordo de un MiG-25P de un aeródromo militar hacia Japón y
aterrizó en la isla de Hokkaidō, donde pidió asilo político. El avión fue
desmontado y estudiado por especialistas americanos. Un mes y medio más tarde,
debido a las exigencias del Ministerio de Asuntos Exteriores soviético, lo
devolvieron completamente desmontado.
Esta traición del oficial soviético causó una
profunda herida a la URSS. Aunque esta historia tuvo su parte positiva: todo
ello contribuyó al aumento de la capacidad combativa del interceptor. Como el
enemigo conocía todos los secretos del funcionamiento de la electrónica, todo
el equipamiento electrónico fue remplazado por completo. Gracias a ello, el
caza fue equipado con un sistema de detección y seguimiento del objetivo
perfeccionado y fue llamado MiG-25PD.
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