Las dudas vuelven a sobrevolar las compras de aviones de combate F-35 JSF previstas por distintos países europeos. El espaldarazo que Holanda
dio la semana pasada a este programa internacional de cazas de quinta
generación –el proyecto militar más caro de la historia– al confirmar la
compra de 37 unidades, se desinfla ligeramente por las dudas vertidas
por la oficina de contabilidad del Gobierno del país,
que el jueves alertó sobre las consecuencias en las finanzas que plantea
su adquisición.
Pero los temores llegan ahora principalmente del cierre
de presupuestos a los que estos días se enfrenan los Ejecutivos europeos. El rigor en el gasto preside de nuevo las cuentas.
En este contexto, el portal de noticias PressEurop –consorcio creado por las publicaciones Courrier International, de París; CouCourrier Internacional, de Lisboa; Forum, de Varsovia, e Internazionale, de Roma– ha publicado un repaso a la situación de este programa militar liderado por la firma norteamericana Lockheed Martin en algunos países de Europa.
Así, en Bélgica la compra de aviones F-35 choca
actualmente con una fuerte resistencia por parte de los socialistas, en
la oposición, que critican su alto precio y también ponen el acento en
que sus prestaciones tecnológicas estarán anticuadas dentro de una
década, tal y como ha publicado el periódico belga De Standaard.
En Holanda, además del mencionado informe en contra, los socios laboristas del primer ministro liberal-conservador Mark Rutte
tampoco están conforme con la compra, a pesar de la confirmada compra
de 37 de los 85 aparatos inicialmente previstos, y afirman que aún “no
se ha dicho la última palabra” sobre este asunto, según recoge PressEurop de la publicación local De Volkskrant.
Además, la decisión holandesa de adquirir finalmente muchos menos aviones de los previstos inicialmente no ha gustado en Italia, país que trata de situarse en el primer plano europeo de este programa, del que forman parte nueve países: Estados Unidos, Turquía, Dinamarca, Italia, Australia, Holanda, Gran Bretaña, Japón y Noruega.
Los F-35 italianos y holandeses tienen previsto ensamblarse en una factoría construida expresamente en Cameri,
al noroeste de Italia, pero de los 216 aparatos para los que fue
concebida, únicamente podrían llegar a construir 127, ya que los
italianos también han reducido sus pedidos previstos de 131 aeronaves a
90.
De este modo, la viabilidad de la operación, liderada por la italiana Alenia Aermacchi, división aeronáutica del grupo Finmeccanica, queda en riesgo, según la publicación milanesa Il Sole 24 Ore. Sobre todo, después de conocerse que Noruega,
único socio del F-35 que aún no ha planteado dudas sobre su previsión
inicial de pedidos, contempla contratar el mantenimiento y entrenamiento
de sus JSF a Reino Unido.
Aumento de costes
El
aumento de costes es el principal motivo por el que los socios del
programa, que no están obligados a adquirir los aviones que están
ayudando a desarrollar, se han planteado el recorte del número de
unidades que inicialmente habían previsto adquirir, o incluso, en
algunos casos, el abandono total del proyecto.
Según la estimación Pentágono, los cerca de 2.500 F-35 que
está previsto comercializar durante las próximas tres décadas
conllevarán un coste total de 391.000 millones de dólares (unos 300.000
millones de euros), un 70% más respecto al coste estimado en 2001.
Infodefensa.com
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