Con
 motivo del triste accidente en el que han perdido la vida en acto de 
servicio el capitán y el alférez alumno de 4º curso, en algunos medios 
de comunicación, quizá a causa de la urgencia en dar las primeras 
informaciones, se han referido al aparato como avioneta y como caza y, 
entre las causas, a la posible falta de experiencia de los pilotos.
Por
 un lado, el C-101 no es ni una avioneta ni un caza. Y, por otro, y esto
 es lo más importante, los pilotos tenían experiencia más que suficiente
 para pilotarlo. Ello es más que evidente en el caso del capitán pues 
era piloto de caza y ataque, cuya formación -siendo él alférez de 5º 
curso- se llevó a cabo en una de las escuelas más duras y exigentes de 
los ejércitos occidentales, la de Talavera la Real, en Badajoz, donde se
 adiestró en el F-5; posteriormente pasó a pilotar precisamente el C-101
 en el 741 Escuadrón, para pasar a continuación al Ala 46 a pilotar el 
F/A 18, uno de los más potentes cazabombarderos en servicio en todo el 
mundo.
Con
 su pase a la Academia General del Aire, ubicada en la base aérea de San
 Javier, en Murcia, el capitán fue designado instructor de los alféreces
 alumnos de 4º curso, para lo que debió disponer de una cualificación 
adicional y especial. Su alto nivel de adiestramiento lo prueba, 
finalmente, que estaba integrado en la Patrulla Águila, en cuyas 
exhibiciones salta a la vista que todos sus integrantes son 
excepcionales pilotos.
Respecto
 del alférez, se encontraba en la fase final de su curso básico de vuelo
 que se desarrolla en el 4º de los de la Academia de San Javier, lugar 
de formación de todos los pilotos militares españoles. Ningún cadete con
 aptitud de vuelo pasa de 3º a 4º sin haber aprobado el curso en la 
avioneta Pillán que les califica perfectamente para seguir alcanzando 
superiores niveles de adiestramiento. Así, en 4º curso se adquiere la 
formación y la práctica necesarias para pilotar el reactor C-101 por 
medio de ejercicios de dificultad creciente, siempre acompañados en la 
cabina trasera por el capitán instructor, en un tipo de formación que 
puede calificarse de lujo necesario -un profesor, un alumno- dado el 
exigente futuro que espera a los pilotos militares.
 El
 aprendizaje del C-101 ha de lograrse en un número prefijado de horas de
 clase; si el alférez no lo logra, recibe la baja y pierde la 
posibilidad de ser piloto. En esta formación se combinan dos tipos de 
clases, las de vuelo real y las del simulador en tierra. En éstas se 
practican, fundamentalmente, las situaciones extremas a fin de que el 
alférez adquiera los conocimientos y la serenidad necesarios para 
resolver cualquier incidencia que pueda aparecer en vuelo, como la 
aparición de averías -solas o combinadas-, el vuelo instrumental, etc. 
No aprobar las clases del simulador también descalifica al alumno.
En
 cuanto a las clases de vuelo, se entrenan en dificultad siempre 
creciente en la realización de acrobacias, es decir, el manejo del 
aparato solo realizando maniobras como toneles, loopings y otras, así 
como vuelos instrumentales o a baja cota, hasta que el capitán 
instructor considera que el alférez ya puede hacer "la suelta", que es 
su primer vuelo solo, sin la presencia en la cabina trasera del 
instructor.
Además
 de las acrobacias se adquiere el entrenamiento en formaciones de varios
 C-101, también en número y dificultad crecientes, acabando con otra 
"suelta" en la que el alférez pilota solo su aparato integrado en una 
formación. Los aprobados de todos estos componentes dan el apto final al
 alférez en cuanto a su formación como piloto en 4º curso que, además, 
ha de superar las asignaturas académicas del programa de estudios para 
poder pasar a 5º.
En
 alférez y su capitán instructor fallecidos se encontraban en la fase 
final de la formación de aquél en el C-101, que es cuando se llevan a 
cabo los vuelos largos como el de San Javier-Torrejón de Ardoz-San 
Javier, entre otros. Les quedaban muy pocas horas de vuelo para acabar 
satisfactoriamente este curso. Su nivel de adiestramiento era, pues, 
indudable.
EL C-101
El
 C-101, por su parte, es un afortunado diseño español que dota al 
Ejército del Aire de un magnífico entrenador avanzado propulsado por un 
motor a reacción. Se utiliza en la formación de todos los pilotos 
militares, como requisito necesario y previo a su posterior 
cualificación como pilotos especializados en caza y ataque, en 
transporte o en helicóptero.
Recibe
 varias denominaciones. Para el fabricante es el CASA C-101 Aviojet. 
Para el Ejército del Aire es el E-25 Mirlo, el tipo avión de 
entrenamiento número 25 de toda su historia. Para los pilotos es el 
Culopollo, por su peculiar salida de gases y están especialmente 
satisfechos con sus cualidades aerodinámicas y facilidad de manejo. 
Finalmente, los preocupados por la logística y la protección del 
medioambiente están satisfechos porque gasta combustible "como un 
mechero" y puede estar volando durante 6 ó 7 horas.
Actualmente
 presta servicio en la Academia General del Aire de San Javier, en 
Murcia, y en el Grupo de Escuelas de Matacán, en Salamanca. También el 
CLAEX cuenta con algunos aparatos para sus pruebas e investigaciones.
Por
 último, conviene recordar que los C-101 de enseñanza y los de la 
patrulla Águila son idénticos en todo salvo en dos detalles: la pintura 
respectiva y el generador de humos de colores que tienen los últimos. De
 hecho, los aparatos se utilizan indistintamente para unas y otras 
actividades.
Antonio Manzano 
http://www.revistatenea.es/










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