Los fortísimos vientos que azotan el norte de la península Ibérica 
están poniendo a prueba las habilidades de los pilotos de aviones 
comerciales en España.
 Pese al peligro en el que han estado cientos de pasajeros en diferentes
 vuelos, los profesionales de la aviación han logrado evitar la 
catástrofe.
Tremendas ráfagas de viento de hasta 130 kilómetros por hora han hecho 
casi imposible los aterrizajes en el aeropuerto de Bilbao (País Vasco), 
que ha seguido funcionando pese a la alerta naranja emitida por la 
Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología española. Tan solo 
ha sido necesario desviar cuatro vuelos a aeropuertos cercanos.
Durante las maniobras, el viento ha zarandeado violentamente las naves,
 tanto en el momento justo de aproximación a tierra como en la fase 
final sobre pista, segundos cruciales para la vida de todo el pasaje y 
la tripulación, desplazando los aviones muchos metros de su trayectoria e
 incluso en ocasiones obligando a elevar el vuelo a escasos metros de 
tierra.
Gracias a la maestría de los pilotos no hubo incidentes que lamentar.







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