Actualmente en el mundo se fabrican más de 600 tipos de vehículos aéreos no tripulados. De ellos solo 25 se hacen en Rusia. Hace 20 años Moscú era el líder indiscutible en la fabricación de este tipo de tecnología. Tan solo del avión de reconocimiento Tu-143 se fabricaron 950 unidades en los años 80. Después el Ministerio de Defensa detuvo la fabricación de drones: el departamento no tenía medios, ni existían las condiciones para hacer un pedido de ese tipo de tecnología.

 
Fueron los estadounidenses los que obligaron a los militares rusos a volver a los vehículos aéreos no tripulados. Las exitosas operaciones con ayuda de tecnología no tripulada en Afganistán y Pakistán demostraron que las guerras del futuro no serían imaginables sin este tipo de tecnología. 

Otra razón es que en la preparación de un piloto de combate se invierten muchos años y millones de dólares. Es mucho más rápido hacer un aparato no tripulado que preparar personal. Además de todo esto los drones minimizan las pérdidas humanas. Los operadores que los dirigen se encuentran en la retaguardia de su propio ejército y nunca sufren bajas durante el conflicto militar.

 
Otro impulso para el crecimiento de los aparatos no tripulados rusos fue la guerra de 2008 en Osetia del Sur. La utilización por parte de Georgia de drones del ejército israelí hizo que el Ministerio de Defensa de Rusia llegara a la conclusión de que no podía entrar en el nuevo siglo sin este tipo de tecnología. 

Ascenso vertical

Ese mismo año se anunció la primera licitación para su desarrollo. Diferentes colectivos de constructores se hicieron con las licitaciones. La oficina de construcción Yakovlev presentó el proyecto de vehículo no tripulado de ataque Skad. En su aspecto y características resultaba muy parecido al estadounidense X-47. 

 
Su peso de despegue máximo debería ser de 10 toneladas. 

La distancia de 4.000 kilómetros. La velocidad de vuelo de por lo menos 800 kilómetros por hora. Podrá transportar dos misiles aire-tierra/ anti-radar o dos bombas corregibles con un peso total de hasta una tonelada. Al día de hoy no se sabe nada de este modelo de aparato no tripulado.

 
El segundo ganador fue la oficina de construcción de pruebas Sujói con el proyecto X-40. Las informaciones sobre este dron son muy escasas. Lo más probable es que herede en su construcción los rasgos de los famosos cazas de la marca Su y se convierta en el prototipo de los cazas de sexta generación. Así lo insinuó Yuri Borisov cuando dijo que el futuro aparato de ataque se creará sobre la base de la tecnología de los cazas de quinta generación T-50

En el T-50 se ha hecho realidad la principal exigencia de los cazas modernos, un alto nivel material inteligente a bordo: una enorme cantidad de sensores por todo el fuselaje y las alas del aparato, capaces de analizar de forma independiente la información de vuelo e introducir correcciones en las tareas de vuelo del caza. El aparato es capaz de realizar vuelos sin la participación humana en alturas extremadamente bajas con un relieve accidentado, detectar y clasificar objetivos en agua, mar o tierra. 

Un precio de altos vuelos

El mercado de la tecnología voladora no tripulada hoy en día está viviendo un auténtico boom.
Los principales estados aeronáuticos están dispuestos a invertir en el mismo casi 55.000 millones de dólares (de los cuales 16.000 de ellos se dedican directamente a la compra de aparatos).

A mediados de febrero de 2014 el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, declaró que el departamento militar se dispone a gastar hasta 2020 en el programa de equipamiento de las fuerzas armadas 320.000 millones de rublos (9.200 millones de dólares) en vehículos aéreos no tripulados.

 
No queda claro en qué aparatos en concreto se gastará ese dinero. Las últimas muestras de vehículos no tripulados de ataque se han dividido en dos secciones: una abierta donde se mostraban aparatos de patrulla táctica y operativo táctica, que a menudo se fabrican bajo licencia o sobre la base de componentes importados. Se trata , por norma, de aparatos no tripulados de doble designación. Y otra cerrada donde los representantes del Ministerio podían ver los aparatos voladores estratégicos.
 
En una de estas muestras, según comenta una fuente de RBTH cercana al ministerio de Defensa, se mostró al ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, un aparato estratégico con baterías solares. Sus dimensiones era tan grandes que no se pudo llevar el dron a la muestra y Shoigú lo tuvo que ver por televisión.

El secretismo de la muestra, en opinión de los expertos, sería prueba de que Rusia tiene modelos tecnológicos de los que no quiere hablar públicamente. Más aún cuando el principal valor de los drones no son sus formas aerodinámicas sino el contenido de los programas de navegación.

Dmitri Litovkin,  
RBTH