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Asia se encuentra en los umbrales de una “fiebre balística nuclear”.
Militares surcoreanos anunciaron 
hace unos días la creación de un misil balístico, capaz de destruir los 
sistemas de artillería de Corea del Norte, alojados en búnkeres. 
En
 tanto, Pyongyang anunció que el despliegue en Japón de un sistema de 
radares norteamericanos lo inducirá a diseñar un arma nuclear más 
poderosa.
El jefe del Pentágono, León Panetta, 
durante su visita a Tokio convino el despliegue de un sistema de radares
 de su país en Japón. En el Pentágono advierten que, en caso de un 
conflicto en la región, los misiles norcoreanos serán los primeros que 
volarán justamente hasta Japón y, con ese pretexto, se dispone a 
emplazar en las islas japonesas su segundo radar antimisiles.
La
 reacción de Pyongyang fue perfectamente predecible. Su cancillería 
declaró que, EEUU, la mayor potencia balística nuclear está 
incrementando los armamentos contra Corea del Norte. Lo que significa 
que, es del todo natural para el país aumentar en respuesta su potencial
 nuclear.
El jefe del Pentágono presentó en Japón el 
segundo radar de su país, antes de viajar de Tokio a Pekín. La elección 
del lugar y del tiempo habla a todas luces del propósito de presionar 
nuevamente a China. Pekín ya expresó su irritación por el primer radar, y
 he aquí que Washington planea desplegar un segundo radar, para peor, 
cerca de China. Es verdad que León Panetta declaró que, el escudo 
antimisiles de su país no apunta contra China, pero a juicio de Pavel 
Zolotariov, subdirector del Instituto de EEUU y de Canadá, el primero 
solo está fingiendo sinceridad:
—La
 inquietud principal de EEUU es el incremento del potencial chino, que 
pueda restringir la proyección de la fuerza de los norteamericanos en la
 región. Y la limitación de esa proyección de la fuerza está vinculada, 
sobre todo, al potencial balístico de China. De ahí que los 
estadounidenses hagan hincapié en el desarrollo de un escudo antimisiles
 regional, a fin de neutralizar, en cierta manera, el potencial chino. 
Esa es la orientación fundamental de su sistema antimisiles.
China,
 basándose en su potencial económico creciente, pugna por la paridad 
militar con EEUU en Asia. Sin ella, no serán muy convincentes sus 
pretensiones al papel de segunda superpotencia. Pero, EEUU no se 
resignará nunca a la perdida de su supremacía estratégica sobre China. Y
 con el objeto de salvaguardarse en la disputa por el liderazgo es que 
organiza su “arco antimisiles” que contornea toda China. El Pentágono 
comenzó a emplazar una parte de los cohetes y radares en Bahréin, 
Kuwait, Arabia Saudita y en los Emiratos Árabes Unidos. Mientras que el 
frente oriental de ese sistema debe asentarse en las bases 
norteamericanas en Japón y Corea del Sur.
Cada vez 
más a menudo Filipinas y Australia son denominados los nuevos puntos en 
los que surgirán elementos del escudo antimisiles asiático. En 
particular, la Agencia norteamericana de defensa antimisiles estudia la 
posibilidad de instalar un tercer radar de su escudo antimisiles en 
Filipinas. Los analistas recuerdan sobre el particular el propósito, 
públicamente declarado de EEUU, de retornar a la base filipina de Subic 
Bay, de la que salieron hace veinte años. Esa base, ubicada muy cerca de
 las fronteras de China es el lugar ideal para la vigilancia de los 
lanzamientos de misiles balísticos desde las regiones meridionales de 
China.
sb/as/ap   /  Natalia Kasho
http://spanish.ruvr.ru 









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