La
URSS y EEUU firmaron hace 25 años el Tratado de Eliminación de Misiles
de Alcance Medio y Más Corto (INF). Pero Moscú no aprovechó este
acontecimiento, que contribuía a mejorar las relaciones entre los dos
países, para incrementar su papel en la política global de nuevo
formato.
Las partes acordaron eliminar todos los misiles con base en tierra con alcance de 500 a 5.000 kilómetros. Conforme al Tratado, la URSS tuvo que retirar del servicio operativo sistemas de misiles balísticos RSD-10 Pioner, ОТR-22 Temp-S (predecesor del Pioner), ОТR-23 Oka y los misiles R-12 y R-14. EEUU se comprometió a retirar los misiles Pershing-1А y Pershing-2.
En cuanto a los misiles alados con base en tierra, se eliminaron los sistemas soviéticos RК-55 y los misiles estadounidenses de la clase Tomahawk del tipo GLCM (BGM-109G).
¿Por qué las partes tomaron la anunciada decisión? La causa principal de esto fue la carrera de las llamadas armas nucleares euroestratégicas, los misiles balísticos de alcance medio y bombarderos estratégicos desplegadas en Europa.
Es difícil determinar ahora quién provocó la escalada del conflicto, pero es posible. Las opiniones de EEUU y Rusia al respecto no coinciden como siempre.
Washington considera que la causa de la crisis fue un incremento del arsenal euroestratégico de la URSS y la presión ejercida por la propaganda soviética en las élites políticas europeas para conseguir la retirada de las armas nucleares de EEUU de Europa Occidental.
Se afirma que Moscú supuestamente entendía su atraso tecnológico de la OTAN y se decidió a desplegar los misiles RSD-10 Pioner y los bombarderos Tu-22М2, lo que cambió el equilibrio estratégico de fuerzas y suscitó una reacción dura de la Alianza Atlántica. Esto se corresponde con la realidad, pero es necesario explicar qué provocó la conducta anunciada de la URSS.
La confrontación entre dos sistemas políticos en el ámbito geográfico solía ser asimétrico. EEUU se ubicaba confortablemente allende el océano, mientras que el agresivo bloque atlántico estaba cerca de las fronteras de la URSS.
Esto se puso en evidencia ya en la época de la llamada crisis de los misiles en Cuba en octubre de 1962, cuando la Unión Soviética hizo un intento de equilibrar las bases aéreas y de misiles de EEUU desplegadas cerca de sus fronteras mediante el despliegue de los misiles de alcance medio en Cuba.
En estas condiciones se podían asestar golpes nucleares rápidos contra la URSS para poner fuera del servicio elementos críticos de mando de las fuerzas estratégicas. El desarrollo de armas de alta precisión en la década de los setenta permitió crear las premisas para tales acciones de combate.
En respuesta a los cambios en la estrategia de EEUU, la URSS empezó a retirar del servicio operativo desde 1977 los misiles monobloque obsoletos de alcance medio R-12 y R-14 (famosos por la Crisis de los misiles) sustituyéndolo por nuevos sistemas de misiles en plataformas móviles RSD-10 Pioner dotados de tres ojivas nucleares de guiado individual. Pioner fue predecesor del famoso misil intercontinental RS-12 Topol.
Al mismo tiempo, la URSS empezó a desplegar bombarderos estratégicos desde 1976 y Tu-22М3а desde 1978.
En respuesta al incremento del potencial nuclear euroestratégico de los países del Pacto de Varsovia en 1979, la OTAN toma la decisión de desplegar en Europa Occidental hacia 1983 los sistemas de misiles de alcance medio Pershing-2 y los misiles alados de la clase Tomahawk con base en tierra (GLCM). La crisis se hizo entonces visible.
Posteriormente, las partes empezaron a negociar tradicionalmente las condiciones del desarme.
EEUU nunca disimulaba que el motivo principal del incremento sin precedentes de su arsenal nuclear desplegado en Europa (572 unidades: 108 misiles Pershing-2 y 464 misiles Tomahawk con base en tierra) fue obligar a la URSS a hacer concesiones.
La administración del entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan, insistía en conseguir un acuerdo simple: Moscú retiraría los Pioner a cambio de la retirada de los Pershing por parte de Washington. Pero la URSS no iba a ceder sus posiciones.
Moscú era favorable a retirar los misiles Pioner, pero exigía un desarme casi total de Europa Occidental. Además de los Pershing, EEUU debería retirar del servicio operativo todas las armas nucleares tácticas junto con los elementos de infraestructura para el despliegue de los mismos, así como obligar a París y Londres a eliminar los misiles nucleares de alcance medio de fabricación nacional.
Las negociaciones transcurrían lentamente. Las partes se hicieron pocas concesiones en reiteradas ocasiones. Desde 1983, se hizo más agudo un conflicto suscitado en torno a la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE) de EEUU y la URSS recurrió a la práctica tradicional de poner condiciones, renunciando a continuar las negociaciones sobre el problema ‘euroestratégico’ sin vincularlas con las negociaciones sobre armas espaciales.
En diciembre de 1983 Washington empezó a desplegar los Pershing en Europa Occidental, conforme a sus planes iniciales. En respuesta, las autoridades soviéticas desplegaron en el territorio de los países miembros del Pacto de Varsovia los misiles nucleares tácticos, debido a lo que la zona de despliegue de los misiles Pershing en la parte oeste de Alemania se hizo vulnerable.
Al mismo tiempo, la URSS desplegó los misiles estratégicos de una manera similar a la que tuvo lugar en la época de la crisis de los misiles en Cuba. Los buques portamisiles nucleares obsoletos del proyecto 667А fueron desplegados en la parte central del océano Atlántico para asestar en caso necesario un golpe devastador contra EEUU.
La situación cambió sólo después de que Mijail Gorbachov asumiera el liderazgo en la URSS. De hecho, empezó a descongelarse la postura de la URSS en las negociaciones y las partes regresaron a la versión propuesta por EEUU en 1981. En 1986, Moscú ofreció desplegar los Pioner por detrás de los Urales en caso de que EEUU retirase los Pershing de Europa.
Washington sintió la debilidad de la postura soviética y continuó la presión. El resultado final fue acordado en otoño de 1987 con la participación del entonces ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Eduard Shevardnadze.
Se dijo y se escribió mucho sobre la aportación de las autoridades de la URSS al contenido del Tratado INF. Hasta hoy no está claro por qué los misiles OTR-23 Oka, que tienen un alcance de unos 450 kilómetros, están en la lista de las armas que deben eliminarse.
Estos misiles fueron desplegados en el territorio de la antigua República Democrática Alemana (RDA) y Checoslovaquia y se dirigían contra los Pershing. Se sabe que la delegación estadounidense insistía en incluirlos en el Tratado. Pero los militares soviéticos se pronunciaron en contra de esto.
Sin embargo, las autoridades soviéticas dieron a los estadounidenses las garantías correspondientes y firmaron el Tratado.
Eduard Shevardnadze es considerado de modo unánime como uno de los promotores de la inclusión de los misiles OTR-23 Oka en el Tratado INF. Pero la última palabra la pronunció el exlíder soviético, Mijail Gorbachov, durante su reunión con el entonces secretario de Estado de EEUU, George Shultz, en la que las partes acordaron las condiciones preliminares del documento.
Posteriormente, Gorbachov declaraba que se decidió a ceder sus posiciones respecto a los ОТR-23 para eliminar la amenaza por parte de las armas estadounidenses de corto alcance (5 o 7 minutos). Esta opinión fue criticada en reiteradas ocasiones por parte de los militares y técnicos.
Pero es mucho más difícil evaluarla desde el punto de vista político. El propio misil ОТR-23 no daba una supremacía decisiva a las tropas soviéticas ni cambiaba considerablemente el equilibrio de las fuerzas. El misil era bueno, pero no jugaba un papel crucial y bien podía sacrificarse. Pero ¿para qué?
¿Cómo los dirigentes políticos de aquella época (Gorbachov y Shevardnadze) se aprovecharon de la situación para defender los intereses de la URSS en otras negociaciones que llevaban a cabo Moscú y Washington a finales de los ochenta?
Pero es difícil decir algo sobre aquellas negociaciones también, a excepción de que las autoridades soviéticas reducían paulatinamente su presencia militar en Europa, eligiendo la estrategia de evacuación.
Así las cosas, una concesión en el Tratado de Eliminación de Misiles de Alcance Medio y Más Corto tan sólo hizo posible retirar los misiles nucleares de Europa. Pero esta concesión no logró reforzar la postura de Moscú en la época de la llamada Perestroika impulsada por Mijail Gorbachov.
RIA Novosti.
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