El Consejo de Seguridad de la ONU condenó el pasado viernes el derribo de un helicóptero ruso con cuatro tripulantes a bordo que trabajaba para la misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS).
“Es incidente supone una violación del
acuerdo del 8 de agosto de 2011 y complica las operaciones de la ONU”,
declaró a la prensa el embajador de Marruecos ante las Naciones Unidas y
actual presidente del Consejo de Seguridad, Mohammed Loulichki.
También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el
ataque y exigió al Gobierno sursudanés “tomar medidas urgente medidas
para que incidentes así no se repitan en el futuro”. El jefe de la ONU
transmitió sus condolencias a los familiares de las víctimas y al
Gobierno de Rusia y pidió la apertura inmediata de una investigación
para esclarecer las circunstancias de lo ocurrido y castigar a los
responsables.
El helicóptero, un Mi-8 perteneciente a
la empresa rusa Nizhnevartovskavia, fue abatido mientras realizaba un
vuelo de reconocimiento en el área de Likuangole, en el estado de
Jonglei.
Las Fuerzas Armadas de Sudán del Sur (SPLA) reconocieron más tarde
haber atacado el Mi-8 “por error” y presentaron sus disculpas.
“Lamentamos el incidente y ofrecemos nuestras condolencias a los
familiares de los fallecidos”, dijo el portavoz de SPLA, Philip Aguer,
en un comunicado enviado a RIA Novosti.
Precisó que el Ejército abrió fuego porque la UNMISS no confirmó que
el helicóptero fuera suyo. Los soldados pensaron que era un avión
sudanés que transportaba armamento para los insurgentes.
La cancillería rusa, en una nota publicada hoy en su web, llamó al
Gobierno sursudanés a “investigar debidamente el incidente, castigar a
los culpables y tomar todas las medidas que garanticen la no repetición
de sucesos similares en el futuro”.
© RIA Novosti. Alexei Danichev
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