Según
las últimas noticias, las consultas ruso-estadounidenses para la
preparación de la conferencia internacional sobre Siria, Ginebra 2,
prevista para hoy, 28 de agosto en La Haya, quedó cancelada por
iniciativa de Washington.
De todas maneras, lo seguro es que Occidente atacará a Siria. La pregunta es ¿para qué? O, más bien, ¿por qué son tan tontos?
¿Acaso no ven las consecuencias evidentes de una acción militar?
Después de la experiencia en la guerra en Libia (y no sólo allí) no
quedan dudas sobre cómo se desarrollarán los acontecimientos esta vez.
Ya son muchos los que se han dado cuenta de que las armas químicas las
usa la oposición, y pronto aparecerán pruebas irrefutables de ello. Pero
entonces, ¿para qué desatar una guerra?
Sólo en un caso los planes de EEUU y sus aliados tienen cierta
lógica: si la intervención militar planeada está dirigida no tanto
contra Bashar Asad, sino contra la oposición.
El arma química está en “las manos incorrectas”
La rueda de prensa que el ministro de Asuntos Exteriores ruso,
Serguéi Lavrov, concedió el martes pasado fue interesante en muchos
sentidos. Y no sólo por sus declaraciones de que Rusia "no planea pelear
contra nadie". El canciller ruso dio respuesta a todas las preguntas
sobre el caso.
A mí me llamó la atención un detalle curioso que reveló Lavrov al
comentar la conversación telefónica que sostuvo con el secretario de
Estado, John Kerry, la víspera. “Me interesé en qué consiste la
estrategia, cómo se planea alcanzar que la intervención contra Siria,
declarada por EEUU (aunque no autorizada todavía) ayude a resolver los
problemas de la región y no los multiplique hasta provocar en la zona
una verdadera catástrofe. “¿Cuál es su plan?”, pregunté. La respuesta
fue más lacónica que mi pregunta. [Kerry] pidió a Rusia y China apoyar
los esfuerzos por erradicar el armamento químico y prevenir que caiga en
las manos incorrectas”, contó Lavrov.
Creo que es una respuesta muy clara y lógica. La esencia de la
cuestión son las armas químicas, que la oposición siria emplea
regularmente como arma de destrucción masiva. Y esto ya sale del marco
del conflicto interno en Siria.
En el curso de la rueda de prensa Lavrov dijo muchas cosas que
evidencian que las armas químicas fueron empleadas precisamente por la
oposición. Subrayó que se puso en marcha un mecanismo bastante estricto
para la investigación de lo ocurrido, y este proceso debe concluir en el
Consejo de Seguridad de la ONU. En este caso, la conferencia sobre
Siria tendrá un desenlace único: en el que ciertos grupos opositores
quedarán sin ninguna oportunidad de obtener una parte del poder en el
país. Pero, entonces, ¿contra quién dirige la oposición todos sus
esfuerzos?
Ante esta perspectiva, las acciones de la oposición son lógicas:
provocar a Europa o EEUU para que den algún paso decisivo, impidiendo
que se celebre la conferencia sobre el arreglo pacífico, y no quede otra
alternativa que la guerra.
¿Alguien dijo que el uso de las armas químicas sería la “línea roja”?
Pues aquí tienen una aplicación del arma química. Y no importa quién la
haya usado.
No bastará con disparar misiles
Hablemos también sobre la lógica por la que se guían, posiblemente,
los ingleses, estadounidenses, franceses y los demás que se proponen
iniciar la acción militar. Los síntomas de pánico ya son evidentes. En
esencia, ¿qué es lo que ha ocurrido para tener tanta prisa? Pues que la
oposición ya está usando el arma de exterminio, causando centenares de
víctimas.
Si lo hubiera hecho el Ejército de Asad, la situación estaría más o
menos bajo control. Pero aquí se trata de varios grupos armados
controlados por varias fuerzas con intereses diferentes (como Arabia
Saudí y Catar). Esto es harina de otro costal.
Recordemos que ni siquiera Al Qaeda pudo utilizar esta arma de
destrucción masiva. Utilizó aviones civiles el 11 de septiembre, pero
sin usar la bomba nuclear ni la química. Y ahora la situación es mucho
más grave. Presten otra vez atención a las palabras de Kerry de que el
arma química puede caer “en las manos incorrectas”.
Nadie, ni EEUU, ni Gran Bretaña, puede controlar la oposición siria.
En esta guerra, Occidente no puede ejercer ninguna influencia sobre la
oposición. Por eso ya es hora de esforzarse por crear esta influencia
con métodos muy duros, que es lo único que pueden entender los
muyahidines sirios.
También está claro que el Gobierno sirio no tiene ninguna posibilidad
de quitarle a la oposición el arma química. Si pudiera, ya lo habría
hecho.
En estas condiciones, intentemos pronosticar cómo puede desarrollarse
la acción militar de Occidente contra Siria. Hay razones para suponer
que EEUU participará de una forma menos activa y desde una distancia
todavía mayor que en Libia. Las voces de la opinión pública
estadounidense, que se pronuncia en contra de cualquier operación en
Siria, ahora son mucho más intransigentes que en el caso libio.
Mientras tanto, británicos y franceses, se muestran muy dispuestos a
meterse en la guerra. Lo mismo ocurrió en el caso de la intervención en
Libia.
Pero en la situación existente, no bastará con disparar misiles desde
lejos. Estos ataques no harán más que ayudar a la oposición siria, sin
saber qué parte de ésta oposición resultará favorecida concretamente. La
única acción que tiene sentido es una intervención terrestre realizada
de tal manera que tanto el poder como -y sobre todo- la oposición
pierdan terreno y control sobre la situación en general.
¿Quién puede hacerlo? Seguro que no será EEUU. ¿Será Turquía, apoyada
por fuerzas especiales de Gran Bretaña, de las que se habló mucho ya en
la época de la guerra libia? ¿Alguien más? Parece que pronto
conoceremos la respuesta.
© AFP/ Joseph Eid
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