Rusia pidió a EEUU no presionar militarmente a Damasco. En una conversación telefónica con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que una nueva intervención armada podría tener consecuencias muy peligrosas para Oriente Medio y el Norte de África, alegando los casos de Iraq y Libia.
El
 Departamento de Defensa de EEUU ya tiene preparado un plan de operación
 contra Damasco. El titular del Pentágono, Chuck Hagel, dijo que podrá 
ponerlo en marcha en cuanto reciba la respectiva orden del presidente Barack Obama. 
Los militares británicos pueden sumarse a sus colegas estadounidenses 
en esta operación. El primer ministro de Reino Unido, David Cameron, 
dijo ser consciente de que no obtendrán el visto bueno del Consejo de 
Seguridad de la ONU para esta acción militar, porque Rusia estaría en 
contra.
En
 estas circunstancias, es difícil decir hasta qué punto están decididos 
los países occidentales en convertir a Siria en un segundo Iraq, 
sostiene nuestro analista político Leonid Isaev:
—En
 aquella ocasión, los estadounidenses estaban equivocados y tuvieron que
 reconocer que no habían encontrado armas químicas en Iraq. Fue un golpe
 muy duro para el entonces presidente George Bush y la reputación de 
EEUU. Creo que esta vez operarán con más precaución.
En pocas palabras, EEUU necesita pruebas fehacientes del uso de armas químicas por las tropas de Asad
 y espera obtenerlas de parte de los expertos de la ONU que están 
investigando el ataque químico registrado en un suburbio de Damasco el 
pasado 21 de agosto. Según fuentes diferentes, el número de víctimas 
oscila entre las trescientas y las mil trescientas. Ambas partes se 
acusan mutuamente de la autoría del caso.
Después
 de algunas vacilaciones, el Gobierno sirio permitió el acceso de una 
comisión de la ONU a la región. Contrariamente a lo esperado, la Casa 
Blanca no se se alegró con esta noticia, afirmando que el momento para 
investigar el caso ya se había pasado. De esta manera, tomó precauciones
 desvirtuando por adelantado el dictamen de la comisión de la ONU, que 
puede salir distinto a sus expectativas, por un lado, y por otro, dando a
 entender a los inspectores internacionales qué tipo de informe espera 
de ellos, observa el analista político Leonid Isaev:
—Para
 sentirse tranquilos al intervenir en Siria, los estadounidenses deben 
conseguir previamente una aprobación unánime de esta operación por parte
 de la Comisión de la ONU sobre Armas Químicas. Lo veo difícil. Después 
de todo, es una de las comisiones más objetivas e imparciales a nivel 
mundial, a pesar de todos los pros y los contras de la ONU.
Barack
 Obama se ha visto en una situación bastante complicada. En su momento, 
trazó una línea que el régimen de Asad no debía sobrepasar si querían 
evitar un ataque militar contra Siria y era el uso de armas de 
exterminio en masas. Inmediatamente empezaron a llegar noticias 
denunciando supuestos casos de uso de armas químicas. Y aunque no hay 
pruebas fehacientes de que el culpable es el ejército gubernamental, los
 enemigos de Asad no dejan de recordar a Obama aquella declaración.
Objetivamente,
 a estas alturas, EEUU no tiene mucho interés en invadir Siria 
militarmente. De repente le gustaría eliminar al terco de Asad, pero 
¿por quién lo cambiaría? A falta de un reemplazo adecuado, eliminar al 
líder actual significaría sumir al país en un caos que solo agravaría 
los problemas con el vecino Israel. Además, EEUU no tiene holgura de 
presupuesto para lanzar otra operación militar que no se sabe cuánto 
costaría. Por eso, el Pentágono ha preparado un plan de operación 
militar, pero Obama no se apresura a ponerlo en marcha, acota el 
orientalista Serguéi Demidenko, del Instituto de Análisis y Evaluaciones
 Estratégicas:
—Cabe
 señalar que para el próximo 28 de agosto está prevista una reunión de 
diplomáticos estadounidenses y rusos sobre la parte organizativa de la 
conferencia de arreglo pacífico para Siria. Su convocatoria aún sigue 
vigente. Y es prematuro decir que el ataque militar contra Siria es un 
asunto decidido.
Moscú
 advierte a Washington que ese ataque sería una aventura de 
consecuencias imprevisibles. Cualquier acción unilateral, sin previa 
autorización de la ONU, echaría a perder los esfuerzos de la comunidad 
internacional por impedir la escalada del conflicto en Oriente Medio, 
dice en su comunicado el Ministerio de Exteriores de Rusia.
 








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