Las tecnologías de la era informática no solo han
cambiado la vida de la gente común y corriente sino también la labor de
los militares.
Los informes de pruebas exitosas de varias armas modernas que proceden
de diversos países muestran que el mundo está al borde de un gran
avance tecnológico en el ámbito militar que debe cambiar completamente
las guerras del futuro.
El portal Warfiles ha trazado las tres direcciones en las que está avanzando el pensamiento científico militar.
Armas de energía dirigida
Se
llama así a los medios de destrucción que en lugar de proyectiles
sólidos se basan en el uso de rayos de energía para dañar al enemigo. Estas incluyen también armas no
letales de infrasonido o de pulsos de microondas de acción similar, que
se aplican principalmente en Estados Unidos para disolver
manifestaciones.
Pero lo más frecuente cada vez que se menciona este grupo de tecnologías es hacer referencia a los rayos láser . En
febrero de 2011, los investigadores de la Armada estadounidense
probaron un prototipo de láser de electrones libres, alcanzando una
capacidad de 200 kilovatios, lo suficiente para penetrar siete metros de
acero en un segundo.
Sin embargo, pese a
los aparentes avances, el comité del Senado dedicado al tema consideró
el proyecto demasiado arriesgado en lo que se refiere al resultado final
y decidió retirarle la financiación en una situación de crisis
económica. Una suerte semejante corrió otro proyecto innovador de la Marina: el cañón de riel , que utiliza el campo magnético para acelerar un proyectil hasta más de siete veces la velocidad del sonido.
Usando
esta tecnología, no hace falta dotar a los proyectiles de explosivos,
ya que bastaría su energía cinética para destruir una nave o una
fortificación costera. Las pruebas lograron un máximo de 32 megajulios de fuerza, lo que posibilitaría teóricamente la destrucción de blancos a una distancia de 200 kilómetros.
Volviendo
al láser, cabe mencionar que pese al escepticismo y al despilfarro de
miles de millones de dólares que ha supuesto, la tecnología sí será
introducida, aunque no como un arma ofensiva sino como un medio de
defensa. En noviembre pasado, el Pentágono anunció que
empezará a equipar sus cazas de nueva generación con sistemas láser
antimisiles a partir de 2030.
La Marina también sigue probando láseres de poder relativamente bajo para la destrucción de blancos pequeños y maniobrables, como las lanchas de piratas. En
la feria de armamento de Singapur el pasado mes de febrero, Israel
presentó el sistema Rayo de Hierro que usa un rayo láser para
interceptar misiles de corto alcance y proyectiles de morteros, así como
aviones no tripulados.
Armas hipersónicas
Armas
de este tipo se están desarrollando a partir de la tecnología de
estatorreactor, conocida desde los años de la posguerra, que actualmente permite alcanzar velocidades de 10 a 20 veces mayores que la del sonido. El
estatorreactor de combustión supersónica carece de compresores y
turbinas ya que la compresión y el paso de aire a la cámara de
combustión se efectúa gracias a la alta velocidad.
Las ventajas de este motor son obvias: es más poderoso que el de
un turborreactor y más sencillo. Un dron de combate o misil volando a
velocidades hipersónicas resulta invulnerable para los sistemas de
defensa aérea. Desde la primera década de este siglo, la empresa militar estadounidense DARPA viene desarrollando el programa de FALCON.
En el marco del programa, el primer dron hipersónico HTV-2 alcanzó
un velocidad de casi 21.000 kilómetros por hora y aunque no consiguió
los objetivos de la prueba, se obtuvieron datos relevantes. El proyecto que se perfila como la opción más destacada en este ámbito es el vehículo hipersónico X-51 ,
un aparato del tamaño de un misil de crucero propulsado por el motor
avanzado conocido como scramjet o estatorreactor de combustión
supersónica.
Desarrollado por Boeing, el vehículo, lanzado desde el ala de un
bombardero B-52, puede superar en más de cinco veces la velocidad del
sonido. Esta arma u otra de características semejantes podría
convertirse en un argumento pesado de EE.UU. en una guerra futura.
Pero el norteamericano no es el único país que avanza en esta dirección.
El pasado enero China probó su nuevo vehículo hipersónico Wu-14 , capaz de transportar cabezas nucleares a velocidades récord.
Proyectos semejantes se están realizando en Rusia, aunque se mantienen en total secreto. El viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin ,
ha subrayado reiteradamente la importancia de esta tecnología y
declarado que Rusia no se está quedando rezagada en el desarrollo de la
tecnología hipersónica.
Robotización y estandarización
Las tecnologías anteriormente mencionadas han estado en el foco de
atención mediática en los últimos años, pero de la experiencia de los
recientes conflictos se desprende que la infantería conserva un
importante papel en los enfrentamientos bélicos. Aunque el soldado ha cambiado poco desde los tiempos de Alejandro Magno , sus armas sí han cambiado drásticamente. Los
diseñadores de defensas tratan de conseguir que el combatiente pueda
matar de manera sencilla, barata y sin riesgo para su propia vida.
Y no
se trata necesariamente de ejércitos profesionales en los que los
efectivos llevan años practicando el manejo de armas. Si un
combatiente inhábil y mal formado logra destruir un carro blindado o un
avión con el simple hecho de apretar un gatillo, el país que suministre
este tipo de armas podrá vencer en cualquier conflicto local sin tan
siquiera necesidad de enviar sus propias fuerzas.
Esto se puso a prueba en la guerra en Afganistán en los 80 ,
cuando muyahidines analfabetos derribaban aviones y helicópteros
soviéticos con sistemas portátiles antiaéreos estadounidenses de fácil
manejo.
El ejemplo moderno de tal tecnología es el sistema antitanque sueco
NLAW, que no demanda habilidades especiales para destruir carros
blindados. Lo único que se necesita es apuntar y disparar. El proyectil
en la fase final del vuelo maniobra para impactar el vehículo en el
lugar más vulnerable.
El lanzagranadas estadounidense X-25,
apodado 'asesino de francotiradores', programa la distancia de
detonación así que la granada no explotará al impactar con una barrera
sino al encontrarse por encima de la zona donde se esconde el blanco. Además
existen programas para mejorar el rendimiento físico de los soldados a
través de exoesqueletos robóticos y para la fabricación de municiones
usando impresoras tridimensionales .
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