Los mandos de las Fuerzas Armadas chilenas recibieron con inquietud las revelaciones hechas recientemente en medios locales
respecto de la posición crítica que existiría en la Centro-Izquierda
respecto de las políticas de Defensa y el tren de gasto en adquisiciones
militares de este país. Las encuestas indican que la
Centro-Izquierda, hoy agrupada en la alianza Nueva Mayoría, vencerá en
las elecciones de noviembre próximo con su candidata, la ex presidenta Michelle Bachelet, para regresar al poder en marzo de 2014.
Según la nota de El Periodista,
los especialistas que preparan el programa de Gobierno de Nueva Mayoría
rechazan el proyecto de Ley de Financiamiento de Capacidades
Estratégicas, enviado al parlamento en mayo de 2011 por el ex ministro
de Defensa Andrés Allamand y hoy en trámite en el Senado.
Dicho
proyecto, que prevé un presupuesto anual para adquisiciones de equipo
militar de 500 millones de dólares cada año y un programa o calendario
de compras de doce años, busca reemplazar a la Ley Reservada del Cobre,
que asigna al mismo ítem un fondo anual de entre 280 y 290 millones de
dólares .
Frente a eso, los especialistas de la
Centro-Izquierda recomiendan que el presupuesto anual para compras
militares no supere los 300 millones de dólares. Parte de la inquietud de los militares se debe a que eso haría inviable los planes de compra de material previstos para los próximos doce años, por un valor en torno a los 11 mil millones de dólares.
La
visión del grupo, que viene trabajando desde 2012 con participación de
representantes del Partido Socialista (PS), la Democracia Cristiana (DC)
y el Partido Por la Democracia (PPD); es que la evolución del diferendo
marítimo con Perú demostró que la apuesta por la superioridad militar,
marcada en la década pasada bajo los anteriores gobiernos también de
Centro-Izquierda de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, fue simplemente
un fracaso.
Las recomendaciones de los especialistas de Nueva
Mayoría responden al nuevo escenario vecinal y estratégico que se
originará con el pronunciamiento, en septiembre próximo, cuando la Corte
Internacional de La Haya debe emitir un pronunciamiento para resolver
el diferendo de limites marítimos entre Perú y Chile. Con ello,
sostienen, perderá sentido el gran despliegue militar que mantienen las
fuerzas armadas chilenas hacia la frontera norte, donde hoy se concentra
el 70 por ciento de sus fuerzas terrestres y aéreas.
Frente a
ese nuevo escenario recomiendan una limitación del gasto militar,
abandonando el objetivo de superioridad militar perseguido en la última
década y reenfocando el diseño de las fuerzas hacia el mantenimiento de
una relativa equiparidad de medios con los países vecinos.
Bajo
el nuevo marco, donde se buscaría evitar que Chile sea percibido como
una amenaza, se buscaría reorientar el instrumento militar hacia proveer
una disuasión de orden más defensivo, por contención o bloque, en lugar
de la disuasión por castigo de carácter innegablemente ofensivo
sostenida hasta ahora.
Se buscaría también incrementar la
cooperación y el intercambio con Perú en Seguridad y Defensa, así como
construir nuevas medidas de confianza mutua, siguiendo la línea del
acercamiento producido con Argentina desde fines de los años noventa, en
un esfuerzo donde las autoridades del Ministerio de Relaciones
Exteriores asumirían una posición de mayor liderazgo.
En función
de los objetivos mencionados, se procuraría mantener los niveles
operativos y tecnológicos de las fuerzas armadas chilenas, pero evitando
los excesos de número de la última década, que han resultado en que
Chile sea percibido como una amenaza.
Se cita, como ejemplo de ese exceso, a las tres brigadas acorazadas -las mejor equipadas de su tipo en América del Sur- que el Ejército chileno tiene destacadas en la zona norte del país. De esas tres formaciones, equipadas con tanques Leopard 2A4,
vehículos blindados de combate de infantería Marder A3 y obuses de
155mm autopropulsados M109, solamente una dispondría de el personal
correspondiente a una brigada, mientras que las otras dos sólo tendrían
dotaciones correspondientes a un regimiento cada una.
Bajo las
recomendaciones del equipo programático de la coalición de
Centro-Izquierda, sólo una brigada se mantendría en la zona norte, en
tanto que las otras dos serían consolidadas en una sola nueva brigada a
ser re-desplegada en el Norte Chico o el Centro-Sur.
Las
recomendaciones serían implementadas en un escenario posterior al
veredicto de La Haya sobre el diferendo de limites marítimos de Perú con
Chile, tras el cual, en opinión de los expertos, el peso puesto en los
últimos años por el Ejército chileno en su despliegue en la zona norte
no será necesario.
Infodefensa.com
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