El almirante general JEMAD Fernando García Sánchez ha dibujado las líneas maestras de lo que pretende que sea la estructura de los ejércitos ante la grave situación de inoperatividad, consecuencia de los duros recortes presupuestarios a causa de la crisis económica.
Aunque ya han surgido comentarios criticando frontalmente la decisión, la noticia tiene, en mi modesta opinión, aspectos positivos y negativos y algunas dudas de futuro. Aunque me voy a extender algo más de lo habitual, esta es mi reflexión. Creo que sería bueno que los lectores aportaran sus propios puntos de vista desde una crítica constrictiva.
LO POSITIVO
-
El propio anuncio del JEMAD que, al menos, deja claro lo que se
pretende hacer, espacialmente ahora que sabemos que ha contado con la
aprobación del ministro desde el verano pasado. Informar al pueblo y a los protagonistas de los ejércitos era una necesidad urgente.
- El inicio de una reestructuración de unas FAS que no podían seguir ni un minuto más en las condiciones de baja operatividad presentes.
-
El salto de los ridículos 10.000 efectivos operativos que un diario
lanzó a la calle, no sabemos con qué base, a los 12.000 de seguridad
permanente, los 15.000 de fuerza de reacción y los 67.000 de la totalidad de dicha Fuerza Conjunta.
- El anuncio de la creación, parece que inminente, de un nuevo Mando de Operaciones Especiales (dentro del Mando de Operaciones). Resulta indispensable tener en una sola mano operativa las capacidades de este tipo de cada uno de los ejércitos.
-
La buena noticia de que el Núcleo de la Fuerza Conjunta dispone ya de
la Capacidad Operativa Inicial (IOC) y alcanzará la Final antes del
próximo verano.
- El incremento de la posible aportación a la OTAN,
desde los 7.000 efectivos actuales, a los 15.000 previstos. Cierto que
esos 15.000 lo son a compartir con otros organismos internacionales.
- Una mayor integración operativa de los tres ejércitos que quedan reducidos a la tarea de tener afilada la herramienta.
Con todo, sigo pensando (y creo que en la Armada y el Ejército del Aire
se opina de forma similar) que es dudoso si algunas de las tareas
permanentes asignadas al Mando de Operaciones no estarían mejor
cubiertas desde los mandos de los correspondientes JEMEs.
- La conversión de los cuarteles generales de fuerzas pesadas y ligeras en divisionarios.
Nos permite disponer de ellos de una forma más operativa y permite que
cada uno controle cuatro de las brigadas operativas futuras. Un
inconveniente: tales cuarteles generales no dispondrán de elementos
operativos divisionarios: artillería, ingenieros, logística, ., por lo
que su labor tendrá que ser puramente de gestión de sus cuatro brigadas.
LO NEGATIVO
- El futuro de los 53.000 efectivos no priorizados no es sólo oscuro. Yo lo veo absolutamente negro. Estamos hablando de casi la mitad de los ejércitos.
- La posible reducción progresiva de tales 53.000 puede dejar las Fuerzas Armadas en unas cifras auténticamente preocupantes,
sobre todo si consideramos que España no dispone de una reserva
debidamente organizada. Los países de nuestro entorno que están
realizando disminuciones, se están preocupando, simultáneamente, de
mejorar sus reservas operacionales. En España no tenemos ni ley que las
regule.
- Aun cuando estemos hablando de sólo 67.000 efectivos, los
actuales presupuestos no parecen capaces de mantener en estado de
perfecta operatividad a ese número de unidades que, además, son las más
caras de sostener. O es que esa operatividad ¿sólo contará para
los 27.000 permanentemente activados y, cuando se produzcan los
semestrales relevos, se irán activando las unidades entrantes y
desactivando las salientes?
Si es así, las cifras tal vez cuadren mejor,
pero me parecería extraordinariamente preocupante. En seis meses, una
unidad no puede pasar de la nada al infinito y más si la queremos
operativa desde el primer día del semestre.
- Parece muy escaso disponer sólo de 5.000 efectivos para necesidades nacionales.
La necesaria disuasión ante la amenaza no compartida, ¿no recomendarían
otro reparto de los 15.000 efectivos de despliegue inmediato?
- Reestructurar cuesta dinero. Por mucho que se traten de paliar los gastos, al ya mermado presupuesto habrá que darle otro mordisco para ella.
- Parece que la logística no incluida en las unidades priorizadas está entre los famosos 53.000. Puede ser un grave error,
primero para futuros despliegues, salvo que parte de los 15.000
previstos para despliegue inmediato incluya un porcentaje de la
logística por encima del nivel de brigada. Y segundo, porque la
operatividad de la Fuerza Conjunta tendrá que apoyarse en la capacidad
logística de los órganos retrasados.
- La baja prioridad de los centros de enseñanza puede
repercutir negativamente en unos momentos de rodaje máximo del nuevo
sistema de enseñanza. Ahí está algo más que el presente de los
ejércitos. Está nuestro porvenir.
EL FUTURO
-
Aunque no se trate más que de "un parche provisional", insisto en dar
la bienvenida a un proyecto que, al menos, busca una alternativa a la
grave situación de falta de operatividad de nuestros ejércitos. En el montante del presupuesto de Defensa no decide el ministro, sino el presidente o el ministro de Hacienda.
Con lo que hay, hay que sacar el máximo provecho posible. El gravísimo
riesgo es que el Gobierno se acomode a la nueva situación y, cuando
lleguen los tiempos mejores que parecen empezar a despuntar, se
considere que el tema de la Defensa ya está resuelto con esta nueva
estructura y lo provisional se convierta en definitivo.
Unos
ejércitos de 67.000 efectivos, que, además, van a disponer de una
operatividad muy relativa (por más que se venda lo contrario, las cifras
no engañan), no se corresponden con el papel de España en cualquier
otro campo.
- Se precisa mantener en alto el listón de la revisión semestral de la capacidad operativa de los 40.000 efectivos para rotaciones. Lo de la continuidad no suele ser nuestra virtud más destacada.
- Parece definitiva la transformación de las brigadas especializadas del ET en brigadas polivalentes.
Resulta básico que los jefes de las mismas traten de mantener el
excelente espíritu que las animó mientras fueron especializadas, y lo
traslade a la nueva unidad. La distancia entre los cuarteles generales y
alguno de sus batallones puede dificultar la importante tarea.
¿Usted qué opina?
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