El F-35B, la nueva versión del cazabombardero de quinta generación F-35 desarrollada tras varios años de doloroso 'parto' para el cuerpo de la Infantería de Marina, mueve a analistas de EE.UU. a reflexionar sobre cómo sacar provecho de esta aeronave.
Tyler Rogoway, analista del portal 'Foxtrot Alpha', ofrece 7 recetas para sacar provecho de esta aeronave embarcada, la más cara de la historia, aunque incapaz aún de cumplir sus misiones.
Sus siete puntos para optimizar la versión F-35B del más avanzado caza estadounidense, caracterizado por su despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL, por sus siglas en inglés), ponen al descubierto todas las debilidades de la aeronave.
El supersofisticado F-35B, con su capacidad única de despegar y aterrizar en distancias cortas sin perder la gran carga útil del convencional F-35A, ofrecería un gran abanico de ventajas al cuerpo de Infantería de Marina estadounidense si:
Se actualizara la flota de los MV-22, versión del convertiplano CV-22 Osprey, un híbrido de aeronave turbohélice y helicóptero capaz de realizar despegue y aterrizaje vertical para el transporte de tropas con una versión de aeronave-cisterna.
Pese a que el avanzado F-35B tiene un rango de acción de 450 kilómetros, es decir, algo superior a la del veterano avión de ataque de despegue vertical AV- 8B Harrier (desarrollado hace cuatro décadas), se queda corto para una aeronave moderna.
Si se desarrollaran aviones AEW&C dotados de alerta temprana y control aerotransportado que acompañen a los F-35B en sus misiones.
En la actualidad, los radares volantes E-2C/D Hawkeye ofrecen servicios de reconocimiento impresionantes para los grupos de combate de portaaviones. El 'Panorama radar' de una aeronave de combate y su capacidad para operar como un nodo de red en el aire, tienen un valor incalculable.
El F-35B de Infantería de Marina, en ausencia de los E-3 Sentry o E-2 Hawkeye, debe disponer de un avanzado radar que le permita una detección mejorada de las amenazas aéreas, como misiles de crucero subsónicos y misiles de crucero de alta velocidad.
Si se reforzara la cubierta de buques de asalto anfibio de la Armada.
El enorme empuje de la tobera dirigida hacia abajo para aterrizar verticalmente origina un chorro tan caliente que las cubiertas de los potenciales portadores de estas aeronaves no lo resistirían durante largos intervalos de tiempo.
La Marina dice que los barcos futuros no tendrán este problema, para lo que habrá de desarrollar buques de asalto anfibio como 'un traje a la medida' para los F-35B. Lo actuales buques no sirven.
Si se compraran y se desplegaran una gran cantidad de piezas para motores F-135-PW- 600 STOVL en buques de la Armada.
En la actualidad, el motor del F-35B es tan grande que no cabe dentro de un Osprey MV-22B, el principal medio de transporte logístico para las operaciones expedicionarias. Teniendo en cuenta lo increíblemente complejo de estos motores, y lo lejos que operan los grupos de ataque expedicionarios, cada buque de asalto debería estar lleno de piezas de repuesto para motores.
Si se asignara una flota de Osprey MV-22 para tareas específicas de alto riesgo de rescate y búsqueda.
El F-35B es la aeronave tripulada más avanzada de las que se fabrican en serie. Teniendo en cuenta que, potencialmente, podría penetrar cientos de kilómetros en territorio enemigo defendido, lo lógico sería que el Grupo de Ataque Expedicionario estuviera preparado para arrancar una tripulación aérea de las garras de un enemigo.
La respuesta a este problema ya existe en la forma de Osprey CV- 22B para operaciones especiales. El autor del artículo sugiere que cada grupo de ataque anfibio tendría que disponer de un par de estos aparatos para rescatar a pilotos de los F-35B.
En otras palabras: desplegar una flota especial de aeronaves para salvar a 'valiosos' pilotos de los caros F-35.
Aunque surge una pregunta: ¿Y quién rescatará a los rescatistas de lo más baratos Osprey?
Si se integraran rápidamente micro municiones en el arsenal del F-35B.
A cambio de su capacidad STOVL el F-35B debe pagar un precio: el de llevar un enorme ascensor-chorro que solo se utiliza para algunos despegues y aterrizajes, por lo que sus bahías internas de armas son bastante más pequeñas que las de los de F-35A y F-35C, con un máximo de 450 kilogramos.
Sin embargo, para muchas misiones las municiones, que pesan cientos de kilos, son excesivas. Además, no se descartan situaciones en las que estas aeronaves tengan que operar en zonas densamente pobladas. Todo ello implica adaptar los F-35B para el uso de armas inteligentes o bombas guidas por GPS.
Si se iniciara el desarrollo de drones furtivos clase STOVL (despegue corto y aterrizaje vertical).
Aunque esto no es necesario ni relevante a corto plazo, una aeronave de combate de despegue y aterrizaje vertical tripulada sería una herramienta muy útil para operar junto con un número limitado de F- 35B formando parte de cuerpos expedicionarios de ataque.
No obstante, la realidad es que la mayoría de las misiones de combate aéreo táctico no requieren de un F- 35B.
En fin, las limitaciones de la aeronave comprenden un rango de operaciones limitado, la necesidad de desarrollar una flota de aviones de alerta temprana de apoyo, la imposibilidad de su uso en cubiertas de los buques de asalto anfibio existentes (lo que implica la necesidad de construir nuevos buques), su complicada logística y la necesidad de llenar los buques de asalto de motores (en lugar de efectivos y armas), así como el requerimiento de aviones de rescate, a lo que se une el hecho paradójico de que la mayoría de las misiones tácticas de estas aeronaves simplemente no hacen falta.
Dejando a un lado todo lo mencionado queda el avión... el más sofisticado y más caro en la actualidad, cuya futura utilidad pertenece aún al terreno de la incógnita.
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