Misil avanzado de microondas de alta potencia para neutralizar los sistemas electrónicos
El misil es una alternativa no letal a las armas cinéticas (las que destruyen al explosionar la carga de la cabeza de guerra) para neutralizar objetivos electrónicos, que permitirá a las fuerzas armadas centrarse en esos objetivos, a la vez que se minimizan o eliminan los daños físicos colaterales (si bien los daños colaterales a los sistemas electrónicos civiles podrían ser muy elevados, en función de la localización del objetivo, las bandas del espectro electromagnético objeto del ataque y las técnicas ataque utilizadas).
En la prueba, el misil CHAMP se apuntó a un conjunto de objetivos simulados, confirmando que el misil se podía controlar y se podía ajustar el momento de accionar el sistema de microondas de alta potencia contra múltiples objetivos, en distintas posiciones.
El CHAMP se considera que es una alternativa rentable a las armas cinéticas actuales, que no pueden alcanzar objetivos ocultos enterrados, ya que el pulso de microondas de alta potencia puede penetrar a través de metales, alcanzando los centros de mando enterrados y puede dañar o, incluso, destruir los componentes sensibles en ordenadores, fuentes de energía o equipos de comunicaciones incluidos en los sistemas objeto del ataque.
Actualmente, los ejércitos dependen de una gran variedad de sistemas electrónicos que permiten detectar los sistemas enemigos, coordinar las fuerzas propias y apuntar sus sistemas de armas. Para destruir o neutralizar estos sistemas, dejando al enemigo sin capacidad de actuación, se requieren avanzados aviones perturbadores (guerra electrónica), atacando a la población utilizando medios electrónicos o los efectos colaterales de destrucción de los equipos tecnológicos como consecuencia las radiaciones producidas en una explosión nuclear. En el futuro, con el CHAMP, neutralizar los sistemas electrónicos podría realizarse con un solo misil, inofensivo para las personas.
El software utilizado en el misil fue idéntico al software requerido por un vehículo en el que esté integrado a bordo un sistema de microondas de alta potencia.
La Fuerza Aérea está buscando un sistema que permita transportar varias submuniciones que atacar diferentes objetivos o conjuntos de objetivos. Estas submuniciones podrían ser lanzadas por misiles de crucero o plataformas aéreas que sobrevuelen una zona determinada, para maximizar sus efectos y suprimir las defensas aéreas, redes de mando y control e infraestructura nacional del enemigo, con un efecto militar devastador y sin daños colaterales.
Intentamos hacer esta prueba lo más real posible, según Keith Coleman, director del programa CHAMP en la división Phantom Works de Boeing. Esta prueba, que reúne la tecnología de energía dirigida del Laboratorio Avanzado de la Fuerza Aérea y el diseño de misiles de Boeing, prepara el terreno para una nueva familia de sistemas de armas no letales pero altamente eficaces.
El programa de demostración de la capacidad tecnológica conjunta, de tres años de duración, con un coste de 38 millones de dólares, incluye pruebas terrestres y en vuelo, que se centrarán en la reducción del riesgo de integración de tecnologías y en la utilidad militar. Se han programado más pruebas durante este año, que podrían demostrar su poder de destrucción con las ondas de microondas, capaz de quemar los circuitos electrónicos de las defensas aéreas, centros de mando y control, aviones y aviones no tripulados más avanzados.
Boeing es el contratista principal del misil, siendo contratada en abril de 2009, y proporciona la plataforma aérea y la integración del sistema. El subcontratista principal, Ktech Corp, proporciona la fuente de microondas de alta potencia y, con un contrato separado con el Laboratorio Avanzado de la Fuerza Aérea, los Laboratorios Nacionales Sandia proporcionan el sistema de energía de impulso.
Estos misiles no podrían apoyar a las fuerzas estadounidenses en sus operaciones contra los insurgentes en Afganistán, pero podrían ser muy útiles en escenarios que se parezcan a la campaña de bombardeos en Libia, en el que los aviones y misiles de la OTAN atacaron a las fuerzas de Gadafi, a la vez que se busca minimizar las bajas civiles.
Estos misiles también podrían utilizarse contra formaciones de UAV o flotas aéreas antes de que ellos despeguen, si bien no está confirmado si podrían atacar a esos aviones en vuelo.
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