Se refuerzan las líneas marítimas de México y el istmo centroamericano

Varios hitos permiten hoy hablar de un efectivo refuerzo marítimo en Centroamérica. Por una parte, a finales del pasado agosto, la Secretaria de Marina (SEMAR) de México botaba  el ARM Montes Azules BAL-01.   Es el buque de mayor envergadura construido por el astillero de la Armada,  ASTIMER, en el país.  La nave tiene 98 metros de eslora y fue construida en el Astillero No. 20, en puerto de Salina Cruz, Oaxaca.  Tiene un costo de 24 millones de dólares y será seguido de  otras siete embarcaciones que se encuentran en construcción (en los astilleros del estado de Veracruz y Tamaulipas).

Mientras que en Panamá se espera en cualquier momento la llegada de los dos patrulleros de altura ofertados por el gobierno de Italia.  El comunicado de la Presidencia de Panamá ha ofrecido pocos detalles de las naves, solo que se trata de naves de 52 metros de eslora y capacidad para manejar un helicopero, junto con una foto que presentaba la silueta de una patrullera de la clase Diciotti.  La CP-902 tiene un desplazamiento de 393 toneladas, y una eslora de 53,4 metros, siendo propulsado por dos motores V1718 T2 MSD diesel, para darle un alcance de 2100 millas náuticas a 16 nudos.  El diseño P-61 y aquel ahora en construcción para Irak mantienen una plataforma en su popa lo suficientemente amplia como para manejar un UH-1N, y lo mismo sucede con los dos a llegar a Panamá, lo que los convierte en las naves más poderosas del Centro América, y proporcionarán verdaderas capacidades de patrulla a esa nación centroamericana.  Junto a los dos modelos llegan otros cuatro de 25 metros de eslora.

A lo largo del Caribe se han establecido una serie de puntos de monitoreo, puertos y estaciones aéreas que facilitan las operaciones de patrulleras medias.  Sin embargo, el punto débil lo encontramos a lo largo del Pacifico entre México y Panamá, pues los medios y materiales marítimos del resto de la zona son faltantes.  Al abordar la Estrategia de Seguridad en Centroamérica hace varios meses atrás, el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y el Banco Mundial, BM, ofrecieron financiamiento de 1500 millones de dólares para combatir la violencia en el Istmo.  La Conferencia seria atendida por la ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, Trinidad Jiménez, y el comisario de Comercio de la Unión Europea, Karel De Gucht, además de la secretaria de EE.UU., Hillary Clinton, entre otros.

Varios países ofrecieron también ayuda monetaria, con los EE.UU. ofreciendo hasta 300 millones de dólares para el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad de Centroamérica.  El problema es que, según algunos cálculos, se necesitan unos 6.500 millones para combatir violencia, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala que se han destinado unos 4.000 millones de dólares para asuntos de seguridad y justicia en los últimos cinco años. 

Entre otros asuntos, España se encuentra en posición de poder ofrecer equipos de exceso, si bien remozados y acondicionados para su entrega a los países centroamericanos.  Entre otras ideas ya hemos mencionado la de reacondicionar los BMR retirados para suplir las necesidades de transportes de tropas blindados salvadoreños.  Otro asunto podría ser la remozación de los Bo-105 para llenar las necesidades de helicópteros ligeros en Nicaragua.  Una opción adicional podría ser la remozación y ajuste de los recién retirados patrulleros Anaga (P-21), y los otros de la serie, con el viejo cañón reemplazado con uno de 20mm, y reacondicionados para acomodar un helicóptero ligero y una interceptora pequeña a proa y prepararlos así para su traspaso a algunos de esos países centroamericanos para patrullaje a lo largo del Pacifico.  En la zona, ni su limitada autonomía y poder de fuego no son un impedimento para continuar la vigilancia marítima. (JMH)

  http://www.defensa.com/