Después de 18 meses de pruebas, la Armada de México se encuentra operando y ha arrancado la producción propia de aviones no tripulados, según publicó la revista especializada en Defensa y Seguridad Jane´s.
Por su parte, la Secretaría de Marina de México (Semar)
estrenó, con diseño y tecnologías propios, en junio pasado sus primeros
tres drones o aviones no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) con
los que fortalecerá sus operaciones de inteligencia, combate al crimen
organizado y ayuda a la población civil en caso de desastres, según
recoge la revista especializada Ágora.
Doce
científicos, ingenieros y expertos aeronavales del Instituto de
Investigación y Desarrollo de la Semar forman parte del equipo que
participó en la concepción y ejecución del proyecto iniciado en diciembre de 2010 y que sienta las bases para futuros desarrollos de drones de mayor envergadura para patrullar y controlar los más de 11.000 kilómetros de litoral mexicano.
Por ahora, el anteproyecto incluye la construcción de 12 Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT) o un avión más grande de tres o cuatro metros de envergadura, para eventualmente llegar a uno de 12 metros.
La Semar cuenta en la actualidad con dos vehículos aéreos pequeños
de este tipo: el VANT táctico (un pequeño UAV) y el mini Vant (un micro
UAV), los cuales apoyan las operaciones de las unidades de infantería
de marina, indica Jane’s.
Además de las aeronaves, el
sistema incluye una estación terrestre de control portátil que puede
transmitir imágenes a un ordenador también transportable.
El VANT táctico tiene un alcance de seis kilómetros y una autonomía de 80 minutos, mientras que el mini VANT solo alcanza una resistencia de tiempo máximo en vuelo de 30 minutos.
Además, el mayor de los VANT en operación tiene una envergadura de 2,5 metros y 1,72 metros de longitud; ambos están construidos con fibra de carbón y fibra de vidrio; operan con un sistema de propulsión eléctrico y pilas recargables.
Con 1,78 metros de envergadura y 1,33 de longitud, el mini VANT llega hasta dos kilómetros de alcance.
Este no requiere de una pista para despegar, sin tren de aterrizaje,
simplemente son propulsados a mano y aterrizados en terreno suave o
césped.
El pequeño tamaño del sistema y la portabilidad permite
desplegar rápidamente un ojo en el cielo para obtener datos de los
diferentes escenarios navales, especialmente en caso de ataque o durante
una lucha contra incendios, tanto en operaciones diurnas como
nocturnas.
La información de Ágora plasma que los pequeños aviones están equipados con una cámara de video desmontable con zoom de 36X
y capacidad para barridos panorámicos (panning) y movimientos angulares
(tilting), transmiten video y fotografías a la unidad terrestre en
tiempo real.
La información permitirá a las unidades tácticas
aprovechar el factor sorpresa en operativos de precisión contra el
crimen organizado. “A 1.500 pies y con el tamaño del avión es muy
difícil que sea visto desde tierra, y mientras tanto el comandante de la
unidad táctica toma decisiones en base a información que ocurre en ese
momento y las acciones son de mayor precisión”, explicó un ingeniero del
proyecto de construcción del VANT, a quien la publicación de Ágora
mantuvo en el anonimato, dado el nivel de seguridad nacional del
proyecto.
La Semar también ha desarrollado un programa de
formación de 45 días para los operadores del sistema VANT, que
normalmente consiste en un equipo de tres personas: piloto líder,
analistas de imágenes y del equipo.
El programa, según Jane´s, alcanzó una inversión de 160.000 dólares y fue dirigido por el Instituto de Investigación y Desarrollo de la Semar, con base en Antón Lizardo, estado de Veracruz.
La misma publicación indica que cada sistema tendrá un costo de aproximadamente un poco más de 75.000 dólares y la industria de la Semar se encontraría en la producción de seis equipos más.
Foto: agorarevista.com
(Infodefensa.com) A. López,
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