Los fusiles de asalto G-36
se sobrecalientan en los ambientes más calurosos o por el uso continuo
del arma. Cuando esto sucede, la puntería puede desviarse 50 cm cuando
se dispara a una distancia de 200 metros del blanco, y hasta seis metros
cuando la distancia es de medio kilómetro.
Esa es la conclusión de la investigación realizada tras las muertes de tres soldados alemanes el Viernes Santo de 2010, en plena Guerra de Afganistán.
En el combate vivido a las afueras de la base de Kunduz,
el sobrecalentamiento de los fusiles obligó a los aliados a retirarse, y
uno de los blindados acabó pisando una mina.
Los investigadores de la Bundeswehr
–las Fuerzas Armadas de Alemania- achacan el fallo al polímero del que
están hecho los cañones, que empieza a ablandarse a temperaturas de sólo
23ºC.
El Heckler & Koch G-36 es la principal arma de
las fuerzas armadas alemanas, marroquíes y españolas, entre otras. La
ministra de Defensa de Alemania, Ursula von der Leyen, ha declarado que
este fusil “no tiene futuro en el Ejército alemán en su actual estado de
construcción”.
Desde el fabricante, Heckler & Koch, achaca el fallo a la colocación de una cubierta protectora de estaño en los cañones del fusil, negando que el origen del problema esté en el producto original.
(Foto: KrisfromGermany)
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